Hace unos meses, a raíz de la debacle causada por el cambio sorpresivo de términos de Unity, escribí una nota sobre engines libres alternativos. El foco era la industria, así que elegí cinco motores que hubieran sido usados para crear juegos comercialmente exitosos.
Sin embargo, hay otro sector que merece atención: la educación, porque cada vez más docentes eligen el desarrollo de videojuegos como actividad de aula.
Es que crear videojuegos tiene muchísimas virtudes en un contexto académico. Por un lado, es una actividad casi necesariamente grupal, y que recompensa un enfoque multidisciplinario. Para crear un juego necesitás arte, música, matemática, narración.
También puede ser una manera muy accesible de internarse en el mundo de la programación. Para las infancias es muchísimo más cercano pensar estructuras lógicas aplicadas en juegos que en herramientas “aburridas”.
Finalmente, no hay que minimizar el hecho de que aprender desarrollo de juegos sirva para… aprender a hacer juegos, que es una habilidad que cada vez cuenta con mayor demanda.
Así que me propuse una nueva lista del mismo estilo de la anterior: cinco motores, todos publicados bajo licencias libres, que pueden usarse para crear actividades dentro del aula.
Aunque vamos con una aclaración: nada impide, sobre todo con alumnos más grandes, utilizar un engine completo como Godot o Gdevelop. Sin embargo, la cantidad de opciones que ofrecen puede ser abrumadora. Puede que finalmente sean lo que buscás, pero al menos está bueno considerar estas alternativas.
Scratch
Scratch es un lenguaje/entorno de programación/engine creado por el MIT para enseñar programación. Y es extraordinariamente intuitivo.
Su sistema de programación visual basado en bloques hace que aún sin ninguna experiencia puedas estar haciendo animaciones y juegos en cuestión de minutos. En muchos sentidos Scratch es un heredero de anteriores intentos de crear lenguajes de programación “educativos”, como Logo (viejo amigo de quienes aprendimos computación en los 80s/90s). Sin embargo, es muchísimo más potente e intuitivo, y permite crear proyectos muy sofisticados.
Tal vez la mayor limitación de Scratch sea que si sabés codear (programar), la programación por bloques te va a resultar insoportablemente lenta y desordenada. Igualmente es una gran primera aproximación al mundo del desarrollo. Incluso para adultos, ya que es parte del programa de CS50, la materia introductoria a la informática de la Universidad de Harvard.
Dato: si querés cursar CS50 desde tu casa y sin poner un peso, los contenidos están disponibles gratuitamente en EdX.
Scratch se puede utilizar desde cualquier navegador, o podés descargar versiones de escritorio e incluso mobile. Los juegos están pensados para exportarse únicamente a web, pero si realmente tenés ganas, googleando podés encontrar maneras de exportarlos a la mayoría de los sistemas operativos.
Pilas Engine
Nunca podemos dejar de lado la oportunidad de un momento “MI PAIS, MI PAIS”, así que tenemos que mencionar Pilas Engine. Originalmente creado por Hugo Ruscitti hace más de una década, Pilas es un motor orientado a la creación de juegos web (pero que también pueden exportarse a Windows, Mac, Linux e incluso Android).
El editor de Pilas está disponible tanto en una versión web como en una descargable. Y algunas funciones que lo hacen ideal para el uso en el aula son la enorme biblioteca de objetos prediseñados y las “recetas” que ofrece el editor para implementar algunos comportamientos muy comunes sin necesidad de escribir todo el código. En su sitio oficial también hay un manual completísimo (y en castellano!) para aprender a fondo esta gran herramienta de desarrollo.
En nuestro país, Pilas Engine ya tiene mucho rodaje en el campo educativo. Por un lado, porque el engine fue parte de los contenidos de la plataforma educ.ar. Pero además, porque es el corazón de Pilas Bloques, una plataforma de aprendizaje de programación visual inspirada en Scratch y altamente accesible para estudiantes de cualquier edad.
Microstudio
Microstudio es un pequeño engine de origen francés también orientado a usuarios principiantes. Y al igual que los anteriores, está disponible tanto en una versión web como de escritorio. El programa incluye una generosa selección de utilidadaes: editores de código, de mapas, de sprites. Más una gran cantidad de plugins gratuitos para personalizar tu experiencia.
Microstudio utiliza un lenguaje propio llamado microScript, pero también admite el uso de lenguajes tradicionales como Javascript, Python o Lua.
Si querés publicar tu creación, podés hacerlo a HTML5 para jugar en cualquier navegador, o a Windows, Mac y Linux. El editor se encuentra totalmente traducido a castellano, pero lamentablemente no pasa lo mismo con los tutoriales oficiales.
ct.js
Ct.js es otro engine chiquito y sencillo comparable a Pilas o Microstudio, pero en este caso sólo existe una versión de escritorio (compatible con Windows, Mac y Linux).
Tal vez el mayor atractivo de ct.js es que viene con muchos tutoriales incorporados en el propio editor. El problema es que los mismos se encuentran sólo disponibles en inglés. El editor en si mismo, si bien tiene una opción para cambiar de idioma, tiene una traducción incompleta. Si no tenés conocimientos de inglés, te va a convenir otra opción.
Lo más interesante de ct.js es la cantidad de assets gratuitos disponibles desde la propia aplicación, algo ideal para poder trabajar rápidamente.
A nivel lenguajes, ofrece dos opciones: uno propio llamado CoffeeScript, muy legible e inspirado en Python, o directamente en Javascript/Typescript, que por ahora tienen mejor soporte pero son algo más difíciles de leer para quienes no tienen experiencia de programación.
GB Studio
Lo dejé para el final porque es una rareza: GB Studio es un engine para crear juegos de Gameboy. ¿Y por qué sería relevante un engine cuyo hardware objetivo es una consola de hace casi 35 años?
En primer lugar, porque es muy fácil de aprender. Es un engine no-code, con lo que toda la programación se maneja a través de menúes. Y el engine viene con juegos de ejemplo que permiten entender cómo funciona sin gran dificultad. Y doy fe, ya que lo usé para mi juego de la Democracia Game Jam sin haber usado jamás el engine. Para ser mi primer proyecto, hecho en una semana, creo que no estuvo mal la experiencia. Y si las herramientas que te da el editor no te alcanzan, podés incorporar scripts realizados en su lenguaje GBVM.
En segundo lugar, las limitaciones de la platforma no son una contra, sino un plus: al ser acotado en sus capacidades (no hay 3D, los sprites son pequeños, la paleta de colores es limitadísima), nos permiten concentrarnos en las cosas que SI podemos alterar: el diseño del juego, la programación, etc.
Por otra parte, pese a que el formato de exportación es una rom de Gameboy, el propio editor permite exportar una versión web (con su propio emulador incrustado). Así se vuelve muy sencillo compartir tu creación con el mundo, y se puede jugar sin problemas hasta en un celular de gama baja.
Como contras, mencionaré dos.
Primero, que no tiene un editor de mapas incorporado. Podés usar cualquier imagen de fondo (siempre que lo hagas respetando los colores de la paleta de Gameboy) y luego definir las colisiones a mano. La manera ideal de obtener este archivo es usando un editor de mapas como Tiled, pero es un paso adicional.
En segundo lugar, el sonido tiene obviamente las limitaciones del Gameboy original. No es tan sencillo como agarrar cualquier archivo de audio e incorporarlo, hay que aprender a trabajar con el chip de sonido original. GB Studio trae herramientas para hacerlo, pero si el sonido no es tu área es posible que se te ponga cuesta arriba. Yo ni lo intenté salvo para cosas muy básicas.
Con todo, creo que el balance es positivo y puede ser una linda herramienta para dar tus primeros pasos en desarrollo, y es super accesible para cualquiera.
Conclusión
Por supuesto que se podría seguir, porque si algo no faltan hoy en día son herramientas excelentes y accesibles. Sin embargo, como marqué más arriba, a veces tener demasiadas opciones entorpece. Por ahora, con esto te debería bastar. ¡Elegí cualquiera de estos engines, hacé un juego chiquito, y fijate qué te parece! Seguramente alguna de estas opciones va a estar a la altura de tus necesidades.
La imagen de portada pertenece a la agencia Télam.