“Al tratarse de un producto basado en un anime, el fan espera, gracias al avance de los últimos años, que el juego refleje fielmente a los protagonistas que tanto ama. Pero no solo a ellos, sino a todo el mundo que lo rodea, como los ambientes y poderes. Y ahí es donde la saga Xenoverse se sigue quedando a mitad de camino”, dije en mi análisis de Dragon Ball: Xenoverse 2 allá por Noviembre de 2016 en OWG, cuando todavía Press Over no estaba en planes de nadie.
Y, por suerte, los deseos visuales se cumplieron.
Un día apareció Arc System Works en la E3 2017 y nos pegó directo en la infancia a casi todos los hijos de los 90. Presentaron un juego de lucha en 2D, visualmente idéntico al anime, lleno de fanservice, de alto frenetismo y con el nivel al que el estudio padre de BlazBlue y Guilty Gear nos tiene acostumbrados.
Sin duda alguna, Dragon Ball Fighter Z fue de las grandes sorpresas de la feria y de las más comentadas en las redes. La repercusión de un nuevo juego basado en la franquicia de Akira Toriyama fue inmediata, y no porque el nombre de la IP llame la atención por defecto, sino porque lo que nos mostraron era de un evidente alto nivel técnico y visual.
Arc System Works manejó la franquicia de manera satisfactoria en GameBoy Advance y DS, con los DBZ: Supersonic Warriors de 2004 y 2005. Y si a eso le sumamos todos los pergaminos que logró en los últimos años con las dos sagas antes nombradas, entendemos el porqué de las tremendas expectativas.
El hype no es para menos, fue casi una década de malos juegos de Goku y compañía. Luego llegó Xenoverse y dio un soplo de aire fresco, con creación de personajes, razas a elección, subidas de nivel, juego online con amigos y desconocidos, y hasta con una historia especialmente creada para el juego. Nada de “vení que te contamos Dragon Ball de nuevo”. Pero la sensación de inconformismo seguía en el aire. Budokai y Tenkaichi Budokai dejaron la vara muy alta, y los que después tomaron la posta no lograron estar a la altura.
Ahora, en pleno auge de lo retro, de la vuelta a las raíces y del amor a la década del 90 (Crash Bandicoot, Sonic Manía, Yooka-Laylee), Dragon Ball vuelve, no solo a la TV con la saga Super, sino también al 2D. Con un juego que más que a Guilty Gear se parece a Marvel vs Capcom 3, visualmente impactante, con luchadores que rebosan personalidad, y con un respeto por el material original que sorprende hasta al más positivo de los usuarios.
Son varios ya los videos en Youtube que marcan la exactitud en la representación de los movimientos de cada uno de los protagonistas. Goku, Vegeta, Gohan, Freezer, Trunks, Piccoro, Cell, N° 16, 17, 18…todos se sienten como arrancados del anime y metidos en el juego. Una verdadera delicia que también prometen que se trasladará a lo jugable.
Pero para el lanzamiento todavía quedan unos meses, ya que llegará recién en Febrero de 2018. Además, resta saber de cuántos personajes dispondremos, aunque se especula que no serán mucho más de 20, ya que el estudio a cargo siempre busca el balance perfecto entre cada uno de los integrantes de la plantilla. Por lo que, por lo menos en los papeles, las sensaciones son muy positivas.
Expertos en juegos de lucha en 2D, un motor que corre cel shading a la altura de las circunstancias, respeto por la franquicia que manejan, supuesto gameplay al alcance del grueso de los usuarios pero con margen a la profundización… Todo parece apuntar a éxito, y los más arriesgados hasta se animan a catalogar a Fighter Z como el mejor juego de la historia de Dragon Ball sin que haya salido al mercado. Nosotros intentamos no hacer tales afirmaciones, pero el entusiasmo no nos lo saca nadie.
Después de años de decepciones o de conformismos asociados a un anime mítico que no para de revivir, las ganas de tener la experiencia definitiva son muchísimas. Habrá que esperar unos 5 meses más, y rogar por que el juego llegue a América Latina con las voces originales, tal como viene pasando con otros juegos de Bandai Namco basados en Naruto o Caballeros del Zodíaco.
Más ahora, que Dragon Ball Fighter Z es la esperanza de muchos a los que ya no les caben más decepciones. Esperemos que la sensación de éxito sea correcta, Goku se lo merece. Y nosotros también.