Ha iniciado una nueva sale (liquidación) de Steam. Hace poco se celebró el Año Nuevo Lunar y el launcher de Valve aprovecha para meternos la mano en la billetera y esquilmarnos de esos últimos morlacos del aguinaldo o esos cromos mugrosos que vendimos provenientes de un JRPG de dudosísima calidad. Oh como te agradezco “Succubus Affection”.
Steam tiene menos escrúpulos que Reinaldo Wabeke, el ex esposo de Adelfa y las mismas ganas de estafarte que el Gigolo.
Desde que Valve dio de baja el greenlight, meter un videojuego en Steam es mas sencillo que soltar a una abuela en el medio de una avenida. No lo haríamos, pero que fácil. Así es que, con las nuevas regulaciones, el launcher se ha transformado, con matices, en Chernobyl. Los matices son evidentes, en Chernobyl siempre está gris y Steam es más bien tirando a azulado. Aún con todo, Chernobyl tiene menos toxicidad que Steam.
Cualquier delincuente con matrícula de desarrollador es capaz de meter su porquería diseñada en RPG Maker o Unity en la popular aplicación y hasta intentar cobrarnos una tarifa. Algunos simplemente no quieren tener un trabajo honesto.
En esa criba de caca que me toca hacer, he seleccionado algunas garompetas de a 15 pesos por pieza (impuestos incluidos) para reseñar con el respeto que les corresponde: ninguno.

Señorita Peluda
($6,99 más impuestos)
El nombre lo dice todo señores. Hay señoritas y son peludas porque en este humilde colectivo de prensa apoyamos todo. Señorita Peluda o MISS FURRY es un desarrollo asiático que no se guarda ningún golpe. En la carátula nos encontramos a un bien dotado pterodáctilo teniendo relaciones con una loba. No se me ocurre cuantos terapeutas necesita una persona que elige gastar 15 mangos en este fichín en vez de tirarlos en una fuente y desear haber nacido ciego.
Señorita Peluda es un videojuego que habría desentonado en 1970 en un círculo de pederastas. Una mezcla de minijuegos que “HOMENAJEAN” al Pac-Man, al Piedra Papel o Tijera y a otros que serían crueles en la temporada 2 de «El juego del calamar».
Menos de 15 pesos para la paja mas vergonzosa que te vas a hacer en tu vida. Imágenes 4K de animales antropomorfizados inverosímiles teniendo relaciones sexuales aún mas traumatizantes que aquella vez que entraste sin querer a la habitación de tus padres y tu mamá tenía una careta de Ines Pertiné.

Simulador de Policía
($6,99 más impuestos)
El wet dream del libertario local que detesta al Estado pero tiene una afición por babear botas. “OMON Simulator” nos pone en el rol de un oficial de una unidad especial llamada OMON en el cual podemos reprimir protestas.
Esta joyita del desarrollo inclusivo es antecesora del «Riot Control Simulator» y fue instrumentada en Ucrania. Mi primera opción era Polonia, pero no, fue otro de esos ex países que sobreviven gracias al apoyo americano. Los nazis ucranianos que crearon esta desgracia tienen colectivamente 24 neuronas sanas y las utilizaron plenamente para crear un fichín que luciría fuera de época como mapa del Counter Strike 1.6.
Si lo que te despierta a la mañana es una necesidad irrefrenable de pegarle a un pobre, puede que seas rugbier, o tal vez, alguien capaz de adorar esta vulgaridad producida en lenguaje de programación.
Asi lo dice “SATAN TRISTE” que, imposibilitado de actuar sus sueños en la vida real, lo logró gracias a este brillante simulador de subnormalidad.

A Trip to Yugoslavia: Director´s Cut
($6,99 más impuestos)
El pornopobrismo está de moda. Hacer turismo en aquellos lugares donde los humildes son parte del decorado. El sueño del cheto progre que observa a unos vagabundos de lejos, hace una historia compungido en TikTok, y luego regresa a su calentita cama en Palermo Brooklyn o como garompa se llame ahora cualquier barrio de Avenida Corrientes para arriba, en el cual las inmobiliarias quieran alquilar un monoambiente pidiéndote de garantía las cenizas de tu viejo.
Este fichín es lo mas parecido a “A Serbian Film” hecho videojuego y eso no es algo bueno. Por lo pronto, Yugoslavia no existe desde hace 18 años. La entrega le hace honor teniendo –a propósito– un look VHS.
Honestamente, de todas las bizarreadas con las cuales me topé, “A Trip to Yugoslavia” es la mas artística y decente. Nos pone en el rol de Dimitri, un fotógrafo que durante la guerra cae en bolas y a los gritos en el medio de un bosque. Con formato de historia interactiva (casi una Visual Novel) en la cual tomar decisiones, el mayor chiste que puedo hacer es que el protagonista tiene una onda Justin Bieber y todos los eslavos que conocí son mas bien similares al hijo del amor entre Eric Cantona y un dolor del ciático.

Celia´s Quest
($6,99 más impuestos)
Sí, prácticamente no busqué títulos mas caros porque no iba a gastar plata extra para hacer este artículo. ¿Están locos ustedes? Puse alrededor de 70 pesos de mis preciosos cromos para escribir esta colección de chistes malos. Son como 65 pesos mas que los gastaba Lambetain en gel para el pelo.
La «AVENTURA DE CELIA« tiene nombre de videojuego cristiano en el cual su sexagenaria protagonista tiene que encontrar un rosario o alguna pelotudez por el estilo. En este JRPG, en cambio, Celia es una aldeana escapando de un casamiento arreglado con Ced, que en el sorteo de instrumentos le tocó el violín.
En su camino a VILLAGEVILLE (si, se llama así porque algunos devs están en la fulera), se encuentra con otra aventurera que inmediatamente después es capturada. Celia entonces parte a rescatarla.
Este intento noble de emular los efectos de un tumor cerebral fue creado con el baratísimo motor RPG Maker por Duckvalley Productions, un grupo de bandidos que eligió el desarrollo de videojuegos tras fracasar en el menos prolífico oficio de cuidar paredes. Lo curioso es que su Publisher, “Volens Nolens Games” tiene muchísimos fichines subidos a Steam. Y varios de ellos dan menos vergüenza que anunciar en la mesa navideña que le dimos a Bob Kotick un bono de 300 palos verdes.

The Agony
($6,99 más impuestos)
Me resulta sorprendente como a veces con tanta eficiencia los videojuegos son capaces de transmitir lo que son mediante su nombre. “God of War”, sos Kratos, un Dios de la Guerra. Sencillo, al pie. “The Last of Us”, apocalipsis, quedan pocos. Perfecto.
«The Agony» la pega de lleno con su título pues es aquello que vamos a sentir apenas lo iniciemos. Una agonía insoportable.
Hay un tipo de indie, generalmente son baratos, que busca ser poético, o cínico, o ambas. Creadores que leyeron a Camus en la facultad, flashearon, e imposibilitados de escribir siquiera una necrológica, decidieron hostigar a la sociedad mediante el desarrollo de videojuegos.

Estos genios incomprendidos buscan enviar algún mensaje a los cinco que deciden comprarlo y que de forma invariable, o no lo comprenderán o al ver la pobreza general del asunto, ni siquiera llegaran a contemplarlo.
Este indie tiene un arte interesante, si por ejemplo, consideramos que es interesante meter la cabeza en un panal de abejas, molestar a un tigre de bengala, o jugar a ser Michael Hutchence en una habitación de hotel.
La historia nos lleva a recorrer las cloacas de una ciudad y a investigar sus secretos luego de escapar de unos bandidos que imagino fueron inspirados por los programadores. Es más honesto cuando ni siquiera lo intentan.
El fondo de la olla de Steam tiene miles de videojuegos de características similares, si tienen algún dinerillo por ahí, pueden adquirirlos y ser como estos simpáticos gamers nacionales:

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CALIDAD.
:$
Villageville JAJAAAJAQJJQJ lcdsm 😂