El siglo 20 fue maravilloso, el futuro debería serlo aún. Los avances que se dieron entre el año 1900 y 2000 cambiaron el panorama de nuestra existencia de maneras ridículas. Quizás, los más notorios e impactantes para gran parte de la sociedad son los que involucran a la industria del entretenimiento. Tanto la fundación del cine como arte hecho y derecho como todo lo que terminó derivando de la invención de la computadora que es un poco lo que nos compete.
Sustitución de Importaciones
En 1950 tenía mucho sentido imponer la sustitución de importaciones. Nuestros hogares se nutrían de muebles y dos o tres electrodomésticos posibles de crear y producir en el país.
La industria nacional (de todo) podía cumplir de manera digna su rol, e incluso se avanzó en la creación de una industria automovilística local mediante el IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) primero y el IKA (Instituto Kaiser Argentino) de los golpistas post 1955.
Es decir, si no queda claro con tanta sencillez, había un plan. Noé no construyó el Arca durante el diluvio. Sin embargo, a cada idea –en política- se le antepone otra. Dentro de sistemas capitalistas hay diferentes corrientes de pensamiento que abogan por distintas maneras de lograr un SUPUESTO mismo objetivo que es la plenitud de (la mayor parte) del pueblo. Un sector del capitalismo, el menos antipático, busca lograr la redistribución de la riqueza mediante la injerencia del poder estatal. El otro, en Argentina, es el que ganó y por eso el SUPUESTO. Porque lo que menos le interesa es la plenitud parada del otro lado de la tranquera.
Tras 1955, el propuesto desarrollismo en ciernes por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) para toda la región intentó aplicar el modelo que básicamente propone una integración de todos los tipos de polos industriales y generadores de riqueza aprovechando la totalidad del territorio nacional de manera armónica y estratégica. Está claro que Argentina no está configurada de esa manera y la razón de esto es porque, como bien explica el recientemente fallecido José Pablo Feinmann: en Argentina, la Guerra Civil la ganó el sur agrícola.
Las grandes familias aristócratas del país fueron las vencedoras y las que terminaron de darle estructura a la Argentina con el único fin de concretar sus ambiciones. Es anecdótico que uno de los mayores teóricos desarrollistas haya sido Raul Prebisch, uno de los ideólogos del pacto Roca-Runcinan, que tras la Revolución Libertadora fue 13 años director de la CEPAL. También es anecdótico que la CEPAL es creación de las Naciones Unidas.
Ahora bien, durante el gobierno de Frondizi, que mediante el consejo de Rogelio Frigerio hizo un pacto con el aún proscripto peronismo (y por eso mismo fue derrocado), las medidas económicas tomadas no eran tan lejanas al plan quinquenal justicialista. Sustitución de importaciones, política petrolera con foco en YPF, promoción de la industria automovilística con apertura a las empresas extranjeras para afincarse en territorio local pero no dejando de lado a la auténtica industria propia con Siam Di Tella como caballito de batalla.
El nombrado Rogelio Frigerio fue el principal artífice de estas políticas. Sí, el mismo que nos otorgó un homónimo nieto execrable y puso a Magnetto en Clarín. El mismo que, tal cual el ex presidente Frondizi, era de extracción comunista y simpatizante del PC de esa época recordado por el liderazgo de Codovilla y su férreo antiperonismo. Argentina, tierra de contrastes.
Modelo Agroexportador
Nuestro país es entonces, un hervidero de trastiendas donde el tráfico de influencias y los amiguismos convenientes hacen que Meñique y Varys tengan un ataque de rosácea. Es así que el radicalismo nos dio gobiernos tan disímiles entre sí como los que nos han dado también las diferentes versiones del peronismo.
De la UCR de Frondizi a que integra Cambiemos así como el gobierno de Perón al de Menem, lo único que podemos determinar es que la idea detrás siempre fue el capitalismo en sus diferentes versiones ya destacadas. El menos antipático y el que ganó tras la última dictadura militar. Cierto, fue financiada por EEUU pero propiciada por más o menos los mismos que son dueños del país (literalmente) desde mediados del siglo 19 y están en contra del crecimiento REAL porque atenta 100% contra sus intereses.
De más está decir que pensar que hay diálogo posible con los sectores oligárquicos es como intentar ganarle a La Dolfina a lomos de un pony. En teoría es posible, pero ¿para qué intentarlo? Si, usé un deporte históricamente ligado a la aristocracia para explicar la cuestión. Todo tiene que ver con todo.
El autor de esta nota ha llegado a un tercio de la misma y en ningún momento habló de aquello a lo que se dedica esta web. Pero ya vamos a llegar. Aguántenme.
Comienzo el texto diciendo que el siglo 20 fue maravilloso. Pero solo desde el punto de vista de los avances. También fue el siglo donde hubo dos guerras mundiales que terminaron la vida de mas de 100 millones de personas y una plétora de guerras menores con muchísimas víctimas. El capitalismo es el principal responsable de sus tragedias.
Fueron los 100 años donde quisimos tener democracia (burguesa) y los hijos y nietos de la aristocracia no dejaron gobierno sin voltear y trabajadores sin explotar. Fue el siglo que vio nacer a organizaciones que lo único que buscan es a sus parientes desaparecidos. Y como dije antes, también fue el tiempo donde con indicaciones del imperio americano ellos ganaron e impusieron su estilo de capitalismo en el cual el mejor deporte es el spinning financiero. En ese panorama, la sustitución de importaciones solo existe en las mismas posiciones que interesaban hace 70 años.
Lo que estoy diciendo es que Argentina tiene que forzosamente generar una propia industria tecnológica de avanzada.
China
En este momento, el 19% de las importaciones locales provienen de uno de los mayores socios mundiales de países en desarrollo: China.
El gigante asiático tiene un plan económico que es mundial, la llamada “Iniciativa de la Franja y la Ruta” o “Belt and Road Initiative” que es una suerte de remake de la antigua Ruta de la Seda pero con un fin totalmente expansivo.
En ese camino, Argentina, aliado a China, debería lograr los mismos tratados que han conseguido algunos países africanos que es ya no la importación de bienes sino la incorporación de políticas públicas que lleven al desarrollo de industrias tecnológicas locales con financiación binacional.
Los tratados de China con diversos países de África son, como es lógico, producto de un intercambio equivalente. China tiene enormes necesidades de commodities de los cuales hay enormes cantidades disponibles en el continente: Petróleo (Angola y Sudán), Uranio (Namibia, Níger), y por supuesto, para el avance y producción tecnológica, Cobalto y Coltán (Congo).
La inversión china, aunque a ciertos ambientalistas les moleste, está en la minería.
Los intereses de Xi en la región (que hoy nosotros entregamos mansamente a los cucos canadienses como Barrick Gold), se encuentran en la producción de Litio, del cual el país es el cuarto en el mundo en reservas. El primero es Bolivia y por eso las Naciones Unidas defendieron el Golpe de Estado a Evo Morales. De vuelta, todo tiene que ver con todo.
Volviendo al tema. China tiene interés en nuestras reservas de Litio y nosotros (o yo y cinco mas) tenemos interés en que Argentina desarrolle una industria tecnológica fuerte.¿Para qué?
Los Deseos
Los avances tecnológicos no se dan obligatoriamente en países donde las otras necesidades estén cubiertas. Sin embargo, la creación de nuevos espacios desarrolla múltiples maneras de eliminar esas otras necesidades. Del nacimiento de una industria emergen muchos otros hijitos: puestos de trabajo, especializaciones, institutos, centros de investigación.
Argentina tiene, por su capacidad y recursos, la chance de ser el territorio con mayor futuro con la correcta instrucción y la modificación del panorama hacia nortes mas ambiciosos.
Excelentes iniciativas estatales como “Argentina Programa” pueden ser revolucionarios si se coordinan con una política de expansión tecnológica. Solo necesitamos empezar a escapar hacia adelante.
En concreto, conseguir la financiación para la creación de una verdadera factoría nacional de hardware que supere a la actual que es casi exclusivamente de ensamblaje. Una Computadora Nacional. Una Consola Argentina. ¿Por qué no?
En el 2012, el gobierno kirchnerista quiso con aportes financieros de Brightstar y Newsan, diseñar un microprocesador para celulares a través del INTI y otros organismos. El mismo luego se fabricaría en Taiwán y se aplicaría en toda la tecnología ensamblada en Tierra del Fuego. No tenemos registros del fin de aquel plan.
El Futuro
Dejemos el territorio de la historia y pasemos al terreno mas pantanoso pero a la vez fértil de la imaginación.
Un programa sino-argentino financia el Instituto Tecnológico de Avanzada donde se trabaja en la creación desde cero de un microprocesador propio. Tanto China como Rusia son los mayores productores de silicio aun siendo el segundo elemento más abundante en el mundo detrás del oxígeno. El silicio para uso electrónico surge a través de procesos de refinamiento que tendrían que llevarse a cabo en empresas o establecimientos estatales.
El metaloide es fundamental como material semiconductor. Otro elemento semiconductor conocido por el argentino es el sulfuro de plomo. Sin el no existiría la Radio Galena.
La gracia de los elementos semiconductores como el silicio es que pueden representar dos valores: apagado y prendido. Cero y Uno. Binarismo bah. Y entonces se puede hacer cálculos. De ahí su importancia. Y de ahí su necesidad.
Empecemos con el microprocesador, el SAN MARTIN 64x (SM64) que comienza con la producción del silicio, el mismo elemento con el cual por ejemplo se hace el cemento Portland.
Una vez que creamos la industria para tener un microprocesador propio nos metemos en la (pun intended) arena legal. Los escollos de crear un nuevo microprocesador se originan con Intel, IMB y AMD y alargarían de mas este texto, pero huelga decir que soy de la banda de que es mejor pedir perdón que pedir permiso. A la postre, en China son muy populares los CPUs de la empresa VIA Technologies creada por un taiwanes ex empleado de Intel. Las raíces son fuertes.
Pero todo empieza con un microprocesador. Las industrias locales de placas madre, memorias RAM, y placas de video van a florecer posteriormente a ese logro. Es automático. Una vez que surgen y actúan conjuntamente bajo el arbitrio estatal y dentro de los estamentos establecidos en los tratados –y la alternancia democrática no obstruyendo el camino por intereses espurios- es ahí que se llega a la Computadora Personal Triunvirato. Construida íntegramente con componentes electrónicos diseñados, desarrollados y producidos en Argentina.
Pasan los años, la informática ha desbancado al grano y a la soja como principal commodity nacional. El SM es comercializado en el mundo y aunque sin los márgenes de venta que el I11 y el Ryzen 9000, es el principal CPU de las computadoras de países emergentes y el número 1 en ventas en la región. Donde el tope de gama de Intel vale 200 mil pesos, el San Martin, con rendimiento similar, cuesta una fracción y tiene un subsidio para la industria local de lo que sea. ¿Una empresa de alimentos usa Triunviratos para su operatoria? ¿Una metalúrgica? ¿Una PYME familiar de zapatos? Se las protege.
Año 2035, con toda la arquitectura informática disponible, la sustitución de importaciones se anota un próximo contendiente: una consola local de onceava generación en la cual puedan viciarse todos los videojuegos de desarrollo nacional de la historia así como los de cualquier desarrolladora de software que adquiera un kit de desarrollo. Lihue, Union Drive, Juanito Arcade Mayhem, Laidaxai y cualquier otro hecho acá, no pagan ninguna tasa.
A través del establecimiento de un organismo tecnológico exclusivo para este evento, la consola argentina tiene su advenimiento.
Nace así: “Quebracho I: La Consola Indestructible”.
Quizás crean que estoy loco. Seguramente tengan razón. Ningún plan puede durar cuando la alternancia democrática hace que gobiernen por pocos años sistemas económicos diametralmente opuestos. La historia me da la razón. Los países que mas han crecido económicamente lo han hecho a cuestas de la compatibilidad y el plan común. Y eso incluye a aquellos cuyos objetivos han sido joder al resto de la humanidad.
Estoy convencido que lo que siempre nos faltó fue una industria pesada fuerte, automovilística, armamentística, siderúrgicas, petroleras y mineras. Se ha apostado por la industria agroexportadora porque es la que gobierna desde a la sombra y a la luz. Las otras son todas extranjeras aprovechando el tipo de cambio, las exenciones fiscales y el escudo protector del hemisferio norte.
Apostar por una industria pesada, e incluir a la tecnología en la ecuación, es el camino.
Nos juzgará el resultado.
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La ilustración de portada por Maru Mendez