¡Bienvenidos! Aquí, todos los jueves, voy a recomendar algunos juegos chiquitos con alguna temática mensual. Hay montones de juegos indies dando vueltas por internet y, aunque duren unos pocos minutos, también merecen nuestro amor.
Abril es el mes donde festejamos pascuas, y todos los negocios se llenan de conejos y gallinas de chocolate a mansalva. Considerando esa situación, este mes le toca el turno a los juegos con animales!
Es de noche en una selva psicodélica. Somos un lobo hambriento en busca de su cena. La vida puede ser dura para los cazadores. Pero no estamos solos en esta selva, porque en medio de la psicodelia de plantas locas descubriremos que las frutas pueden tener una vida más interesante que sólo servir para desparramar semillas.
Fruitwolf es un juego top-down, al menos mecánicamente, hecho por tres desarrolladores (Mark Foster, David Fenn y Angus Dick) durante la Ludum Dare 34, con la temática “crecimiento”. Nos pone en la piel de un lobo verde que debe reclutar unas frutas vivientes para atravesar la selva, en una mecánica que recuerda al Pikmin. Hay tres tipos de frutas distintas, que permiten avanzar a través de distintas vegetaciones y derrotar a diversos enemigos. A su vez, al morir nos darán una planta de otras frutas, todo con un sistema de ventajas tipo piedra, papel o tijera.
Son más o menos 10 ó 20 minutos de juego (dependiendo de nuestra habilidad con el teclado y qué tan rápido aprendamos el sistema de fortalezas y debilidades) hasta llegar a un final que… Bueno, supongo los sorprenderá.
Pero hay una gran razón por la que quiero incluir este juego en la sección y es que creo que todo desarrollador nouvelle y cualquier desarrollador antes de una jam debería jugarlo para ver todo lo que está bien en un juego pequeño. Un gran problema en las jams (y en general cuando se empieza a desarrollar) es el scope, o el alcance de nuestro juego.
A veces apuntamos a juegos gigantes, con gráficos increíbles y montones de niveles, y no llegamos a concretarlos. Fruitwolf tiene la magia de que sabe utilizar al máximo los recursos y logra un juego bello y bien terminado con lo mínimo. La estética es fundamental. Son muy pocos sprites, con pocos cuadros de animación cada uno, pero se ve hermosísimo. El animador supo lograr una estética simple pero con mucho estilo, haciendo de la debilidad una fortaleza.
Por ejemplo, con el fondo negro, no sólo se ahorra tener que hacer una textura de suelo, sino que lo vuelve una decisión artística que queda muy bien. El resto de los sprites giran alrededor de esa decisión, siendo dibujados con sólo líneas brillantes y contrastadas. La música, también, es una melodía muy chiquita que aún así funciona muy armónicamente con la parte gráfica.
Fruitwolf vino a enseñarnos que a veces menos es más, y que, emulando a Art Attack, no nos hacen falta montones de polígonos y gráficos hiperrealistas para hacer una obra de arte.
Pueden aventurarse tranquilamente aquí.
¡Y nos vemos la semana que viene, en el próximo VideoJueves!