Hay muchas jams, de muchos tipos diferentes. Las hay virtuales, presenciales, incluso en un tren en movimiento. Hace poco te contaba sobre una organizada para celebrar la democracia, así como se hacen otras para hacer juegos sobre algún meme. De todas esas, una de mis favoritas es la Global.
La Global Game Jam es, como su nombre lo indica, global. Se realiza en más de 800 sedes alrededor del mundo en simultáneo, siempre el último fin de semana de enero. A partir de la pandemia, está la opción de trabajar a distancia, y durante toda la última semana del mes. Pero quienes asistimos desde hace tiempo, somos partidarios de mantener las tradiciones del finde presencial.
Yo fui a once Globals seguidas, viajando por diferentes sedes del país, incluso la misma Global me entrevistó en su web por esto mismo. Pero después de haber ido como asistente y mentora, es mi primera vez organizando, y les quiero contar cómo fue desde el detrás de escena.
Hay un fenómeno interesante sucediendo en el país respecto del evento. Hace un buen puñado de años que Argentina tiene alrededor de 20 sedes en el territorio.
Históricamente, una gran cantidad de esas sedes estaban en CABA, en oportunidades esa cifra llegando casi a la mitad. Este año, sin embargo, de las 22 sedes argentinas, sólo tres fueron en Buenos Aires, lo que muestra un gran crecimiento de las comunidades federales y el desarrollo en las provincias.
Por mi parte, quería seguir mi tradición de ir cada año a una sede distinta, pero me encontraba en una disyuntiva. Con el aumento de los pasajes, viajar a alguna provincia lejana era un gasto que no podía costear, y las sedes que me quedaban cerca, o ya las conocía o eran de medio tiempo.
¿A qué me refiero con eso? Global Game Jam es una organización internacional, que tiene a su vez coordinadores regionales que organizan a algunos países limítrofes, y luego cada sede tiene una cierta autonomía. Según las necesidades y posibilidades de cada comunidad, una sede puede ser sólo virtual, durar una semana, 48 horas, o estar abierta sólo durante algunas horas diurnas, por ejemplo.
Cada sede puede tener diferentes objetivos o estilos, que cubren las necesidades de diferentes tipos de jammers. Y lo que más disfruto de la Global es la convivencia, el compartir las comidas, quedarse hasta tarde charlando y conociendo gente nueva… Quizás porque “me crié” en la sede de Rosario, que promueve esos valores.
En fin. Quería una sede nueva, que cumpliera esos requisitos. Y me quedara cerca. Podía jugarmela e ir a Paraná donde no conocía a casi nadie, o comentarle a mis amigos mi disyuntiva y que suceda la magia.
Así fue como 12 días antes de la Global Game Jam 2024, con Bruno Martinez y Valeria Colombo, dijimos “che… ¿y si hacemos nuestra propia sede?”.
Inmediatamente hablamos con José Guerra Prado, el coordinador regional, para asegurarnos que fuese posible, y nos inscribimos en la web. Luego mandamos algunos mensajitos a devs de la comunidad de Buenos Aires, principalmente a través del grupo Ex Of, una comunidad que coordina reuniones “extra oficiales” alrededor de eventos más grandes, para facilitar el ingreso de gente nueva. Por ejemplo, si vas a la EVA desde otras provincias y no conocés a nadie ni a quien preguntarle.
“Tentativamente, si armáramos una sede indie, ¿vendrían? ¿se prenden a hacer una vaquita para alquilar un espacio?”.
Como tuvimos una buena recepción, pensamos en pedir auspiciantes. Preguntamos a gente que conocíamos, y varias personas nos dijeron que sí! Recibimos el auspicio de Tlon Industries, Tuki Studios, Riz, Cooperativa Bicho Raro, Sureksu y un par de personas más que nos brindaron su generosidad pero no quisieron figurar entre los sponsors. Además, muchos jammers se anotaron para donar dinero para que la Global tuviese todas las comodidades. De repente la sede indie no era sólo una realidad, sino una responsabilidad.
Alquilamos un hostel entero, con lugar para unas 30 personas. Abrimos la inscripción y la completamos casi de inmediato. Le pedimos catering a un bodegón, nos dividimos tareas para comprar todo lo que hiciera falta. Desde detalles lindos como stickers para regalar, a cubrir todas las necesidades alimenticias. “Hagamos una encuesta, ¿hay algune celíaque? ¿Cuanta gente carnívora y cuánta vegetariana? ¿Alergias? ¿Intolerancia a la lactosa?”.
También tratamos de balancear el equilibrio entre tener golosinas y mucho café, con también tener fruta, nueces, cereales y snacks más saludables. ¡Hasta compramos una tonelada de helados de palito!
Hay muchas cosas a tener en cuenta al armar una sede. Ver si tenemos mentores, mesas suficientes, muchos gigas en nuestros celus para poder compartir en los momentos donde se sature el wifi del lugar. Proyector y parlantes para ver el keynote. Papel y carbonillas por si alguien quería hacer ese diversifier. Cosas que no son condición sine qua non, pero que suman a las comodidades.
No lo hicimos les tres soles, claro. Les jammers enseguida se coparon a dar una mano, caer con bebidas, llevar zapatillas, prestar sillas plegables, recortar stickers. Una buena sede indie es producto de la comunidad que la genera, más que de una institución detrás.
El resultado es el que pueden ver en las fotos, y en los juegos que terminamos. La pasamos tan bien que durante el segundo día casi no quedaron registros, de lo concentrados que estábamos. Cooperamos en los juegos de les demás, grabamos risas y sonidos varios, hicimos guitarreadas de madrugada (¿se dice “guitarreada” también si es con un piano?) y compartimos muchas cosas. Personalmente creo que fue un éxito.
¿Por qué les cuento todo esto en primera persona, en lugar de sólo hacer una cobertura normal? Siento que aprendí una lección muy grande en esta Global Game Jam 2024. Porque como dije antes, lo importante de la Global no es tanto hacer juegos, como el crecimiento y el compartir humano que se genera.
Estaba triste, no encontraba un lugar donde encajar. Quería compartir la jam con amigos y sentía que no había un lugar para mí este año. En términos más generales de salud mental, estoy abatida y sintiendo que el mundo es un lugar horrible y hostil. Pero en medio de toda la oscuridad que sentía, sólo necesité “una pequeña ayudita de mis amigues” para que pusieramos un gran engranaje a funcionar.
En tiempo record, pedimos ayuda y la recibimos. Llamamos a la comunidad y la comunidad respondió. En una situación donde sentíamos que no había un lugar para nosotres, creamos nosotres mismes nuestro propio espacio, acorde a nuestras necesidades. Y no sólo para nuestro uso personal, sino que armamos un pequeño oasis para otra gente también.
Sigo pensando que se vienen tiempos difíciles, pero también creo que aunque la realidad sea terrible, nos podemos organizar para cambiarla. Y hacerla un poquito mejor para quienes nos rodean. Y en el medio, hacer jueguitos, claro.
Todavía quedan empanadas.