¿Para qué existen los videojuegos? Hay múltiples respuestas. Para divertir, para entretener, para expresarse. Son definitivamente una forma de arte que, en muchos casos, tiene el inmenso potencial de convertirse en vanguardia. Mucha gente los utiliza como un escape personal, un traslado a un mundo distinto, a una manera de ser alternativa. Cualquiera sea la razón, es una verdad innegable que los fichines logran ocupar gran parte de nuestro tiempo, si les permitimos entrar, y abarcan muchos aspectos de nuestra vida. Uno de ellos, aunque bastante ignorado por comunicadores y analistas, es el sexo.
La Cena: Un Poco de Contexto
El delicioso, el sin distancia, el sin respeto, la chanchada. Como queramos llamarlo, está en todas partes. Incluso podemos ver juegos que se distancian de él pero utilizan cuerpos sexualizados, tratando de evocar fantasías (usualmente masculinas) en pos de llamar la atención y, por qué no, ganar un dinerillo. Te estoy hablando a vos, League of Legends. Pero esta nota no hablará de eso porque estaríamos entrando en una discusión completamente distinta. También pienso dejar de lado, aunque sea en esta ocasión, a las obras explícitamente “para adultos”, novelas gráficas pornográficas, hentai, etc. No porque cometan algún tipo de falta específica, sino porque la categoría “porno” ya propone un pre concepto de tabú, de vergüenza y de ocultamiento y no es la idea profundizar en eso.
Hoy vengo a hablarles de los que conocemos todos. De esos que retomamos varias veces, leemos reseñas, vemos videos, elogiamos sus gráficos, sus mecánicas, su narrativa, y ¿el sexo?: es parte de la historia, por supuesto, pero extrañamente es algo que se deja de lado, que se da por sentado. Según el semiólogo Eliseo Verón, toda producción de sentido (definido como las convenciones que construyen la realidad social) es social. Es decir que cada vez que el sentido se construye, se basa en condiciones sociales de producción establecidas. Al mismo tiempo, todo fenómeno social contiene una dimensión significante (que produce sentido). Toda esta ensalada rusa (o argentina, porque Verón es nuestro, mi país, mi país) es para decir que los videojuegos son creadores de sentido y reproducen, una y otra vez, significaciones que construyen nuestra realidad social.
¿Qué tiene que ver esto con el delicioso? Ajá, pues que la forma en la que los fichines abordan este tema, no es nada más ni nada menos que una reproducción de cómo nosotros como sociedad lo vemos y lo entendemos, y acá es cuando empiezan los problemas.
Así que prepárense, háganse un café, compren un cuartito de helado y pónganse una lista de reproducción franelera y ochentosa porque vamos a hablar de sexo.
La Previa: Sexo y Videojuegos, ¿qué tenemos y qué nos falta?
Antes de comenzar a escribir esta nota, pregunté en mis redes sociales sobre videojuegos que tuvieran escenas de sexo, sin que esto fuera exclusivamente el objetivo del gameplay. Desde ya quiero agradecer a todos mis colaboradores Twitteros y Facebookeros, ya que sin ellos esto no podría estar siendo escrito. Me van a faltar algunos por nombrar, por supuesto, y espero que sepan perdonarme pero de lo contrario les haría leer una disertación y ya bastante tengo con mi tesis para la facultad. Después de revisarlas una y otra vez, creo poder hacer una pequeña clasificación. Muy intelectual, lo sé, quién diría que estamos hablando del ñiqui ñiqui (que es mi palabra favorita, gracias Sims). A grandes rasgos podría concluirse que existen tres tipos de abordajes, los cuales yo elijo llamar: La Recompensa, el Todos Me Quieren, y la Propuesta Alternativa.
La Recompensa se da cuando el sexo sucede luego de llenar una especie de “barra de amor”. En algunos como Los Sims, es literalmente eso. En otros, como Dragon Age, Mass Effect, Persona, Hades, es más implícito y la historia te va conduciendo por diálogos y situaciones más íntimas con el personaje de tu elección. Este enfoque tiene, como todo, cosas copadas y no tanto. Entre los positivos es importantísimo destacar que en muchos de ellos existen relaciones entre personajes del mismo género, con distintas orientaciones, poliamor e incluso diferentes y originales maneras de encarar la situación en sí.
En Los Sims uno puede optar por el nivel de alo o asexualidad que se quiera. Mass Effect supo aprovechar la existencia de distintas especies alienígenas para darle a cada una su manera de tener sexo, y lo hace más que bien. Las Asari, por ejemplo, son interesantísimas además de preciosas. Así también los Quarianos. Sin embargo, hay dos razones por las cuales este abordaje puede ocasionar algunos problemas. La primera es que la situación suele verse forzada, como el final de una carrera, es acartonada y en la mayoría de los casos una escena corta con un fundido a negro medio raro. La segunda, y la que más me interesa analizar, se conecta con lo que mencioné anteriormente.
Me pregunto si la visión de sexo como recompensa no estará reproduciendo una lógica que hoy en día luchamos por erradicar. “Si te pagó la cena, tenés que entregar”, suena bastante parecido a ir cumpliendo postas, logrando cosas que te tienen que conseguir el momento, o sino, “el juego es cualquiera”.
El Todos Me Quieren es, personalmente, el enfoque que menos me gusta. Se da cuando el sexo rodea a lx protagonista del juego todo el tiempo. Está siempre disponible, casi con quien el personaje desee, sin necesidad de llenar ninguna barra de amor o conexión social. A veces se corona incluso con logros, experiencia o hasta ítems. Casos a nombrar: God of War (los primeros, en el cuatro Kratos es un DILF que no está para boludeces), Assassin’s Creed o The Witcher. Obviamente en algunos casos las escenas están mejores hechas que en otros. Cassandra de AC Odyssey va de frente, se quiere mover a todo lo que se cruza, y la aplaudo por eso. Ahora, apretar botoncitos para que Kratos haga el mete-saca… dudoso.
Podría poner en esta categoría al GTA y a los primeros Fallout, aunque estos últimos merecen una distinción especial porque fueron revolucionarios con su posibilidad de relaciones entre personas del mismo género. De cualquier modo, esta manera de tratar el tema se utiliza más como una forma de entretenimiento, casi como un mini juego a veces. No te lo voy a negar, el romance siempre es interesante y el sexo no tiene que ser sí o sí significativo, pero a veces cuando parece no aportar nada a la historia se siente repetitivo y da lo mismo, y en algunos casos da la sensación de ser un truco de ventas.
El Momento: ¿Y si probamos algo distinto?
La Propuesta Alternativa engloba varios videojuegos que tienen un abordaje diferente y es la que más se destaca. Primero tenemos algunos fichines que simplemente incluyen el sexo en la trama sin mucha reverencia. Es parte de la trama y se siente natural. Acá hago mención especial al L.A. Noire y al Metal Gear Solid 3 (es mi juego preferido del mundo mundial, te amo Hideo). Las escenas son inevitables porque así es la historia, y en ambos casos se puede observar la construcción de la relación entre ambos personajes que las protagonizan. Lo mismo sucede en Wolfenstein: The New Order y The New Colossus.
Una contra: todos son extremadamente hetero (representación, teléfono para vos), pero qué se le va a hacer, al menos no se siente forzado. Cabe aclarar que estos ejemplos no son tan novedosos a mi parecer como los que voy a nombrar a continuación, pero tampoco cabían en las clasificaciones anteriores.
Otra pareja que llama la atención es la del Haven. El juego hace hincapié en que se aman y están juntos hace tiempo. Tienen historia y se nota. Hay varias situaciones a lo largo de la historia y todas son de lo más natural. Es uno de los fichines más realistas con respecto a retratar el sexo y la convivencia. Lamentablemente el gameplay no acompaña semejante narrativa, pero vale la pena solo para meterte en esa intimidad que se siente tan genuina.
La saga de Lust for Darkness y Lust from Beyond también merece aparecer en esta clasificación. En esto estoy haciendo un poco de trampa, porque se venden como para adultos, pero uno llega por lo erótico y se queda por la excelencia (sí, obvio que me prendí por lo erótico, es el sin distancia Lovecraftiano. Dame mil copias). La historia incluye al sexo como algo casi cósmico, religioso y lo mezcla con conceptos de la obra de H. P. Lovecraft impecablemente. Un destructor de cabezas, súper recomendable.
Planescape: Torment también explora el trabajo sexual, pero además tiene específicamente un “burdel para saciar apetitos intelectuales”. La representación asexual no se encuentra seguido y definitivamente un juego que se le anime, merece reconocimiento.
Ladykiller in a Bind es una novela gráfica particularmente interesante de incluir ya que además de encarar el tema de una manera distinta y aportar una muy necesaria representación queer, explora la construcción de la propia figura como sujeto erótico. Tiene una manera de hacer que el jugador se involucre en las escenas de sexo a través de distintas decisiones que se sienten originales y reales, no como una recompensa sino como parte compleja de la vida del personaje. Otra obra que se enfoca en las relaciones LGBT+, de una manera mucho más cruda y brutal, es The Tearoom de Robert Yang. Lo que tienen en común, a pesar de sus marcadas diferencia en tono y estilo, es que utilizan el sexo como medio y como mensaje, no como fin o accesorio.
Finalmente me gustaría hablar de los juegos del estilo “coming of age”, que lidian con el proceso del despertar sexual. Más allá de que ningún juego debería reemplazar la Educación Sexual Integral (y miren que mi ESI fueron las novelas gráficas Otome, salga de ahí señora), es interesante observar como un fichín puede tratar este asunto de forma creativa y respetuosa. Tengo dos indies para nombrar en esta categoría, cortos y al punto. El Cibele y el How do you do it? Ambos exploran distintas etapas de la sexualidad (uno el amor en la adolescencia, mucho más explícito y hormonal, y el otro la curiosidad infantil que por supuesto nada tiene de sexo manifiesto) pero lo hacen de manera sencilla y con una excelente narrativa.
El Después: Algo Dulce para Terminar
Después de todo esto vale la pena preguntarse, ¿es necesario el sexo en los videojuegos? Y yo digo, ¿por qué no?, ¿Son necesarias las escenas donde los personajes se sientan a cenar en una mesa, o alrededor de un fogón? El sexo es parte de nuestras vidas, elijamos como elijamos expresarlo y optemos por tenerlo o no. Significa algo distinto para cada une, pero significa, y esa es la palabra clave. No hay razón para que los fichines lo ignoren, pero sí necesita ser una instancia pensada y a consciencia, como cualquier parte de la trama y de la historia.
Por qué no desarrollar una escena en donde se sienta la tensión, en donde los personajes se miren fijamente y se sienta la electricidad entre ellos, la piel de gallina, el calor de la cara, las cosquillas por todo el cuerpo: mostrar, no decir. O por qué no pensar en otro tipo de interacción, íntima pero no física, que explore el placer de maneras diversas. Las posibilidades son miles. Al principio argumenté que los videojuegos tienen el enorme potencial de ser vanguardia, de romper con los límites del arte convencional. El sexo es una de las tantas partes de esa posibilidad, y hay que saber aprovecharlo.
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Muy buen juego