Debido al furor irrefutable (?) de la nota anterior, el público pide y yo tengo que proveer un relato que va a tratar de evitar la propiedad primordial de toda secuela (apestar). Para ello, salí en búsqueda de los eternos contendientes, adictos del “labbeo” y dueños del hype: los jugadores. En la semana tuve charlas amenas con referentes de Mortal Kombat 11, Dragon Ball FighterZ y Street Fighter V para entender cómo se vive y respira la escena desde su perspectiva. En los próximos párrafos van a encontrar historias de origen, emociones por doquier y un redactor tratando de no quedar 0-2 en primera ronda mientras escribe esta nota.
El comienzo de esta travesía para nuestros protagonistas es bastante similar, con alguna que otra diferencia. “Todo empezó con el Mortal Kombat 3 en el Sega”, cuenta Dante, actual jugador del equipo Wygers y considerado por muchos el mejor player de Mortal Kombat de Argentina.
Por otra parte Lea, habilidoso jugador de Dragon Ball FighterZ, cuenta: “Arranqué jugando The King of Fighters con mis primos en los arcades. Sin embargo, el origen del yo competitivo se da gracias a mi vecino Neithell, que es mi rival al día de hoy y con el cual compartí más de un First to 100”.
“Empecé como imagino que empezó mucha gente, en los arcades con el Street Fighter 2” dice Napoleón, director del equipo Justice Fighters y jugador de The King of Fighters y Street Fighter V. Y continua: “La sensación que te generan estos juegos es especial. Perdías contra alguien y eras capaz de volver a tu casa para ir buscar monedas, comprar más fichas y esperar en la fila para la revancha”. A su manera, ya sea con vecinos, amigos o desconocidos en una sala de arcades, comenzaron su camino en la competición casi sin buscarlo, sin imaginar que les depararía el futuro.
Hoy en día empezar a transitar la vereda de los fighting games es complicado y lo digo por experiencia. Ves uno que te atrae, lo jugás y entrenás un rato offline, te mandás al online, te sopapean cinco veces al hilo y “la sal” no se hace esperar, traduciéndose en un lanzamiento de bala donde el joystick toma el lugar del proyectil a lanzar.
“Nunca hay que olvidarse de lo fundamental, es un hobby hermoso y uno lo juega porque le gusta, no hay mucha vuelta”, dice Lea. Y agrega: “Hubo momentos fundamentales durante mi carrera en dónde acordarme que lo primordial es el disfrute del hobby hizo que me motivara para mejorar mi juego y llevarlo a un nuevo nivel”.
En lo que a técnica respecta , Dante me cuenta que “hoy hay muchas más herramientas dentro de los juegos para poder mejorar de arranque, como por ejemplo la frame data incorporada en los training modes, que antes había que buscarla en alguna página de internet mientras se labbeaba”. Pero no solo de motivación y práctica se trata, también es fundamental la competencia local para desarrollarte y a veces eso te puede jugar una mala pasada dependiendo del título.
“Mi juego es el The King of Fighters, arranqué allá por el 98 y no paré hasta el XIV. El tema es que la escena local de KoF se fue reduciendo tanto que opté por pasarme a Street Fighter V para mantenerme activo y con un juego que medianamente me gustara”, menciona Napoleón, que espera con ansias el KoF XV para ver si esa comunidad en particular se reactiva.
Napoleón, además de ser jugador activo, también dirige Justice Fighters, un equipo de fighting games local hecho a pulmón que busca fomentar el espíritu de la FGC en una geografía donde todavía falta mucho por crecer y donde los equipos competitivos escasean. “Mi idea con JF siempre fue llevarlo más allá del grupo de amigos que se junta a jugar fighting games: crear redes sociales, generar contenido, ayudar a la difusión de los jugadores” dice Napoleón. Que agrega: “También motivar a otras personas a que armen sus equipos, como es el caso de Unga Bunga por ejemplo”.
Parte de esa motivación que quieren generar se basa en la creación de contenido, algo que Lea (miembro de la familia JF) destaca. “Ahora estamos instalando una nueva serie basadas en sesiones de entrenamiento de Dragon Ball, para mostrar cómo jugamos y así capaz abrirle la puerta a alguien que nos está viendo y no se anima a competir”.
En este aspecto, el caso de Dante es bastante singular pero al mismo tiempo uno de los más esperanzadores a nivel juego competitivo, formando parte de Wygers Argentina, el primer (¿y único?) equipo profesional de fighting games a nivel local. “Ser parte de Wygers te deja enfocarte en jugar, ya que ellos se encargan de inscripciones, viáticos, hardware, DLCs y hasta un celular, dado que el mío se había roto. Te ayudan y mucho”, menciona Dante, que no se duerme en los laureles: “Desde que entré en el equipo tengo la mente puesta en demostrar que puedo superarme día a día, que vean que voy a colaborar con el team siempre”.
Y vaya colaboración que puede llegar a dar alguien que ganó incontables torneos a nivel local, ha viajado a Chile, Brasil y México para competir, y que por lo que he visto en sus streams no tiene nada que envidiarle al nivel internacional.
Pero no todo es color de rosa, e incluso un jugador como Dante tuvo que armarse desde abajo a base de premios de torneos para llegar a donde está hoy. Y es que si bien la escena cuenta con un empuje terrible de parte de sus jugadores, la situación del país y el casi nulo soporte de sponsors para organizar torneos hacen que todo se haga cuesta arriba.
“La economía del país te liquida bastante, basta con que se te rompa un stick o un joystick y ya estás hablando de gastar por lo menos $10.000 para no quedar parado sin jugar”, cuenta Napoleón. Y esto es algo que pude entrever en la charla que tuve con Lea, que deslizó varias veces el tener que depender de otros factores o rebuscárselas, llegando al punto de armarse su propio mixbox (un control parecido a un stick de arcade, pero que maneja las direcciones con teclas de teclado en lugar de una palanca), para poder practicar y competir en torneos.
En cuanto a sponsors, la conclusión a la que llegué termina centrándose en la baja exposición de la FGC, la cual se traduce en un negocio que a primera vista no sería muy rentable para los inversores. De las dos situaciones ya mencionadas se desprende una como resultante: la falta de equipos profesionales de fighting games en Argentina. Pareciera que (por el momento) no es negocio apostarle a la escena, e incluso intenciones de gente influyente en eSports como lo es Frankkaster se diluyen con el tiempo, evento que mencionaron los tres players mientras charlabamos posibles soluciones para el tema de la exposición. La escena muere por mostrarse, no por vanidad, sino por necesidad, para poder establecerse como cualquier otro eSports hoy en día.
Mientras desde nuestro lado esperamos por una reacción de parte de los grandes influyentes de los deportes electrónicos locales, Lea levanta un punto muy válido mientras debatimos caminos alternativos para aumentar el espectro de posibles nuevos jugadores que inevitablemente lleva a más exposición: “Yo creo que con Project L vamos a ver un crecimiento muy fuerte de la escena a nivel local. Un fighting game con el modelo de negocio usual de Riot y personajes familiares para el gamer promedio de hoy en día debería hacer una cantidad de ruido considerable”.
Project L es un juego de pelea con personajes de League of Legends desarrollado por Radiant, estudio fundado por los hermanos Cannon y adquirido por Riot en 2016. Esta última oración ya nos da un montón de datos sobre el juego: personajes reconocibles para gente fuera de la FGC, gente idónea trabajando en él, con 99% de chances de tener rollback netcode y que seguramente sea free-to-play. Solo queda esperar la salida y ver si el amigo Lea estaba acertado en su análisis.
Dicho esto, nunca es tarde para unirse a esta linda comunidad ya sea agarrando algunos de los juegos disponibles o tan solo mirando algún stream local como por ejemplo el canal de DreamBuilder, ávido generador de contenido de la FGC argenta. “Desde JF tratamos de mantener activa la comunidad de Street Fighter junto con la gente de UAFG. Tenemos el circuito Limit Breakers que el 10 de Octubre va a tener su 5ta iteración. Transmitimos el top 8 por nuestro canal de Twitch, así que la gente puede sumarse ahí para saciar la curiosidad” dice Napoleón, mientras que a Lea y Dante los pueden seguir en sus respectivos canales, donde tiran data de los juegos que sirve de aprendizaje.
Al cerrar las charlas, les pregunté a cada uno sus objetivos de acá a dos años: “Poder crear una organización profesional basada en fighting games que pueda extenderse a otros juegos, ayudando a potenciar todo el talento que hay en el país”, esboza Napoleón. Mientras que Dante dice: “Quiero ir a la EVO. Quiero marcar mi nombre en el evento y que la FGC Argentina cobre relevancia internacional. Además, quiero ganar esa experiencia que siento que es fundamental para mejorar mi juego”. Por último, Lea se escapa un poco de los fighting games: “Me gustaría poder ayudar a mi familia económicamente, por todo el esfuerzo que hicieron por mí hasta el día de hoy. También quisiera poder ayudar a los demás con donaciones en diferentes streamings: ver cómo las personas se ponen felices con tan poco es algo que a mi me llena mucho, soy de esas personas que valoran cada cosa por más mínima que sea”.
Como cierre, yo me animo a entrelazar los tres objetivos mencionados: organizaciones de fighting games profesionales que ayuden a los players a llegar a torneos internacionales para dejar una huella, mientras les proveen de una profesión que les permita tener un buen pasar económico para poder ayudar a sus seres más queridos.
La FGC se trata de eso, de camaradería, de buena onda, de ayudar a otra persona o de hinchar por alguien que te derrotó hace dos rondas. Por eso es que me gustaría responder la pregunta que les hice a los chicos: ojalá que de acá a dos años yo siga escribiendo artículos de la FGC Argentina, hablando de como Lea le rompió la defensa a GO1, de Dante y su reset épico en una final contra SonicFox, de Justice Fighters establecido como uno de los grandes equipos de fighting games que llevó a que otres le dieran pelota a la comunidad.
Confío en que ese día va a llegar, pero por el momento no queda otra que empujar para adelante, el bracket está duro pero estuvimos labbeando hasta quedarnos dormidos, sabemos los matchups de memoria y nuestro equipo está alentándonos como nunca, hoy más que nunca hay que gastar las barras y generar algo especial.