En los últimos tiempos la industria de los videojuegos viene envuelta en diferentes escándalos vinculados a las relaciones de poder entre empleados y empleadores. Tanto estudios gigantescos como Ubisoft, Blizzard, Rockstar, e incluso CD Projekt Red; u otros pequeños como Infinite Fall o el argentino Sixth Vowel, fueron protagonistas de situaciones sumamente desagradables que corrieron del eje de atención lo más importante en todo esto: el arte.
Es por eso que casi a la par de todas estas cuestiones, producto de una necesidad que para algunos parece ser incuestionable, comenzaron a surgir movimientos de desarrolladores y miembros de la escena en general que alzaron su voz a favor de la creación de asociaciones que prevengan y/o reparen las malas conductas laborales. Con el fin, claro está, de formar un ambiente más saludable para todos y todas.
Pero lógicamente, como ante cualquier cambio de paradigma, existen posturas encontradas. Personas dentro de una industria con problemas que se niegan a modificar su zona de confort apelando a infinitas aristas. Y otras, las que están a favor de formar lo que muchos llamarían un “sindicato de videojuegos”, que se apoyan en casos de crunch, abusos y acosos para avalar su pensamiento pro sindicalización.
En ese contexto, y habiendo presenciado infinitas discusiones sobre el asunto, tanto en persona como por redes sociales, me dispuse a charlar al respecto con importantes figuras de nuestra industria local. ¿Qué piensan ellos? ¿Cuáles son los argumentos de ambos lados? ¿Ya existe un movimiento local que llame a la sindicalización? ¿Qué opina el presidente de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentina al respecto? ¿Y el representante de videojuegos en Cultura de la Nación?
Pero antes de arrancar aclaramos que lo que se habla en esta nota trata sobre la situación local. No es la idea igualarla con la internacional porque, literalmente, sería imposible. Dicho esto, sigamos.
“La discusión de estos temas de índole profesional demuestra un crecimiento del sector porque se proyecta hacia el futuro, es evidente que hay un interés genuino en la evolución”, nos dijo Mauricio Navajas, Presidente de ADVA. “Desde la asociación tenemos la postura de trabajar activamente para fomentar las buenas prácticas laborales de nuestros socios“, dice el dirigente cordobés.
Eso sí, a la hora de hablar directamente sobre si estaba a favor o en contra de una organización sindical dentro de la industria local, Navajas dijo: “Los sindicatos no son buenos ni malos, lo que vale es trabajar en conjunto con otras instituciones para que, si se crean, mejoren el sector“. Dejando en claro que, por lo menos desde la postura del presidente de ADVA, se elige no marcar la cancha para ninguno de los dos lados. Seguramente porque las decenas de estudios a los que se representan desde la asociación tienen visiones sumamente diversas.
Por otro lado, si bien Alejandro Iparraguirre, representante de videojuegos en el Ministerio de Cultura de la Nación desde hace casi una década, deja clara su postura a favor de la creación de un sindicato u organización, coincide conceptualmente con la postura de ADVA sobre el juicio de valor hacia la institución gremial.
“Creo en las instituciones y es lógico que, para que el sector crezca e incorpore más trabajadores/as e inversionistas, exista una organización que regule los derechos y obligaciones de la actividad profesional. En esencia, el sindicalismo es maravilloso; en la práctica, no podemos decir lo mismo”, sostiene Alejandro, uno de los fundadores de FUNDAV.
Desde dentro de la industria hay mucha reticencia hacia un posible futuro con sindicatos inmiscuidos en el mundo del desarrollo de videojuegos. Y el denominador común es el tema económico, ya que el sector de la tecnología en la Argentina tiende a ser más individualista y vive una realidad laboral, a nivel números, muy superior a la del resto de los trabajadores nacionales.
“Los gremios no te salen gratis, nos va a frenar el crecimiento“, es una de las frases más leídas en diferentes foros de desarrolladores. Los detractores de una organización sindical hablan de mayores costos laborales para las empresas, lo que decantaría en una industria más chica y en menos llegada de inversiones extranjeras. Si es que existe tal cosa a nivel general. Incluso algunos vaticinan, de darse la creación de un sindicato de videojuegos, un contexto favorable para que las empresas más grandes (con espalda) dominen el mercado laboral.
Parecería que la discusión es: flexibilización laboral o estancamiento. ¿Pero es tan así? En videojuegos no lo sabemos todavía, pero a nivel histórico la flexibilización siempre fue sinónimo de desempleo y precarización. Es cuestión de leer historia un ratito.
Sobre la predicción de empresas más grandes dominando todo gracias a los sindicatos, Iparraguirre sostuvo lo siguiente: “Pienso que esa opinión es hacer futurología y que lo ideal para que la regulación de la actividad y su representatividad sea sana, diversa e inclusiva es escuchar, colaborar y, sobre todo, participar activamente. Formamos parte de un sector que sigue viviendo su proceso de adolescencia y necesita de la consolidación de instituciones con una participación activa de todas las voces del sector en forma amplia”.
Y agrega: “Solo la pluralidad de representatividades crea bases sanas y autosuficientes en la expresión natural y vocacional de un sector que respira cultura y puja colectivamente para ser conocido y reconocido”.
Ahora bien, también tuvimos la chance de charlar con la gente de Game Workers Unite Argentina (leer la entrevista completa entrando acá), sin dudas el grupo más interesado en la creación de un sindicato o asociación que vele por los derechos laborales del sector videojuegos. Y lo primero que le preguntamos fue: ¿Por qué creen que la industria de videojuegos necesita un sindicato? ¿Qué conflicto vendría a solucionar?
A Game Informer podcast recently suggested that my reporting on Cyberpunk 2077's crunch is incorrect. Nevermind that I've interviewed nearly a dozen CDPR devs. Here's an email from studio head Adam Badowski in June 2020 apologizing to the developers' partners for all the overtime pic.twitter.com/MFCnpfQdQ8
— Jason Schreier (@jasonschreier) October 9, 2020
“Hay muchos conflictos laborales en la industria argentina de videojuegos que un sindicato podría ayudar a resolver, como por ejemplo: las horas extras impagas, la dependencia encubierta, los sueldos bajos, la falta de transparencia salarial, la planificación deliberada de crunch, despidos injustos, despidos masivos, prácticas discriminatorias, abuso emocional y psicológico, burnout y el alto índice de deserción de la industria. Un sindicato, ya sea oficial o cualquier agrupación solidaria de trabajadores, podría abordarlos, ponerlos en la conversación pública y reducirlos o eliminarlos”, afirmaron.
Pero la respuesta no terminó ahí, ya que agregaron lo siguiente: “El objetivo principal de un sindicato es romper con la lógica individualista que nos aísla y deja a la mayoría de les trabajadores indefenses a la hora de hacer respetar los derechos que tenemos por ley y conseguir los que aún no tenemos. Las empresas no tienen un gran incentivo económico para expandir los derechos de sus trabajadores y les trabajadores individuales no tienen el poder para negociar en igualdad de condiciones, hace falta un grupo de trabajadores que decidan organizarse colectivamente”.
La búsqueda es evidente, pero había algo que no nos terminaba de quedar claro. Argentina tiene dos entidades relacionadas a videojuegos: ADVA y FUNDAV. No son lo mismo, tienen objetivos, tiempos de existencia y relevancias diversas, pero están ahí, activas. ¿Qué creen que le sumaría GWU Argentina a la industria local? ¿No están ya ADVA y FUNDAV hablando con el Estado directamente?
Bueno, según los representantes nacionales de GWU “(…) ni ADVA ni FUNDAV están formadas exclusivamente por trabajadores ni enfocadas en promover sus derechos laborales. Nosotres apuntamos a difundir nuestros derechos laborales, visibilizar las condiciones de explotación y amplificar la voz de les trabajadores para obtener condiciones más justas de trabajo, mientras otras asociaciones siguen con sus misiones y objetivos, que también son importantes para generar una economía nacional de videojuegos.
Por otro lado, otra de las discusiones que surgen cuando se habla de un sindicato de videojuegos en Argentina, o incluso a nivel internacional, es el tema de lo multidisciplinaria que es la industria. “Sería muy difícil articularlo”, “somos una industria muy moderna para adaptarse a un sindicato”, “todos los estudios trabajamos distinto”, son algunos de los argumentos que se esgrimen.
Pero para eso GWU Argentina también tuvo una respuesta: “Quienes decidan últimamente el modelo de sindicato a seguir van a ser les trabajadores mismes. Lo importante es que conozcan los diferentes modelos y opciones que existen. GWU se inclina por una estructura de sindicato horizontal, en la que les trabajadores de cada estudio sean quienes decidan las condiciones y el trato que quieran para su espacio de trabajo, y que no sean condiciones impuestas o pactadas desde afuera”.
Y, adicionalmente, nos dijeron: “Un sindicato que logre unificar y velar por los intereses de las diferentes disciplinas de la industria, respetando y tomando en cuenta las particularidades de cada una, va a tener mayor capacidad de negociación con empresas y empleadores que un conjunto de sindicatos separados que no estén alineados en sus objetivos”.
Para finalizar, les consultamos si el resonado caso del crunch en Sixth Vowel, investigado por nosotros y publicado en abril de este año, había sido el motivo por el cual empezaron a pensar en una organización sindical. Y para nuestra sorpresa, no fue así, sino que los motivos venían de mucho más atrás.
“La verdad es que no. La posibilidad de un sindicato de videojuegos en Argentina es algo que se viene charlando e ideando desde mucho antes de que existiese Sixth Vowel, y para muches trabajadores se remonta al quiebre de estudios como Metrogames, Gameloft, Vostu y Sabarasa. El impulso que ha tenido la conversación en estos últimos años se debe más a casos internacionales como los de Rockstar, Naughty Dog, Riot o Telltale que a los locales, por más que las situaciones sean muy parecidas”, sostuvieron.
Desde mi lado y desde Press Over tenemos opiniones encontradas con respecto a este tema, pero si hay algo en lo que coincidimos todos y todas es en que la prioridad en un proyecto debería ser la salud mental y física de sus trabajadores. Prácticas como el crunch son sumamente perjudiciales, pero no son los únicos problemas a resolver. El tiempo dirá si el camino es la creación de un sindicato de videojuegos. Desde el vamos, el sólo hecho de estar en discusión habla de una maduración de la industria local, y eso ya es motivo de esperanza.