En 2008, Keiichiro Toyama tenía apenas 30 años (lloro), pero ya había escrito y dirigido Silent Hill, Siren y Siren 2. Tres videojuegos que habían llevado el terror japonés a niveles insoportables y que nos habían puesto los pelos de punta a todas y todos los que pasamos por las dos primeras PlayStation. Será por eso que nadie imaginaba lo que se vendría a continuación.
Gravity Rush se comenzó a desarrollar para PlayStation 3 bajo el nombre de Gravité, y si bien su historia estaría protagonizada por un halo de misterio y escenarios repletos de monstruos desconocidos, nada tendría que ver con los universos terroríficos a los que nos había acostumbrado Toyama.
En medio del desarrollo y con PS Vita en camino, el creativo entendió que una portátil con las características de movimiento y detalles táctiles que tendría la segunda de Sony sería ideal para su nueva aventura y para la sensación de inmersión que estaba buscando. Así que se cambió de plataforma y se preparó para llegar a nuestras manos. Literalmente.
El 9 de febrero de 2012, hoy hace una década exacta, saldría en Japón el maravilloso Gravity Rush. Un videojuego que nos pondría en la piel de Kat, una chica con amnesia que se despertaría en una ciudad extraña y con la compañía de un gato que le daría los poderes de manipular la gravedad.
Sin dudas, se trató de una sorpresa dentro del catálogo de una portátil que nunca llegó a levantar cabeza por diversos motivos y que llevaron a esta aventura a correr casi el mismo final.
Y es que a pesar de tratarse de un título creado por una personalidad sumamente destacada de la industria y de un videojuego con una calidad enorme, las bajísimas ventas de PS Vita hicieron que pase desapercibido entre el público general. Lo que seguramente también influyó en su físicamente inconseguible remasterización y en su accidentada secuela de 2017. Pero hablemos un poco del juego, que después de todo es a lo que vinimos en su décimo aniversario.
Gravity Rush es, en esencia, un mundo abierto por secciones en el que podremos manejar la gravedad a nuestro antojo mientras exploramos, recolectamos recursos y eliminamos enemigos. Todo acompañado de una historia super sólida, llena de diálogos que definen muy bien a cada personaje, y que también tiene detrás a otro ex Silent Hill: Naoko Sato.
Estamos ante un universo con mucho de la arquitectura francesa y el ojo artístico de Moebius, en el que el diseño de escenarios está pensado en 360 grados para aprovechar cada rincón mientras dominamos la gravedad.
Kat, con las habilidades prestadas por Dusty, un gato misterioso al que el cosmos se le refleja en el cuerpo, tendrá la capacidad de llevarnos a volar con la misma sensación de satisfacción que Peter lo hace en Marvel’s Spider-Man gracias a sus telarañas. Habrán momentos en los que nos encontraremos simplemente paseando, soñando con ser ella por un rato y disfrutando de la libertad, de la brisa, del poder.
Porque Gravity Rush no es solo una aventura de acción y exploración, sino también una historia de autodescubrimiento y redención. Unas 20 horas en las que el misterio será el principal hilo conductor, y donde el dominio de la gravedad será ese aire fresco en momentos de ahogo. Esa ventana que abrimos para respirar y que nos aclara las ideas, aunque con la ironía de no tener Norte ni Sur.
Una vez en el aire, ya no habrán ni arriba ni abajo, solo espacio. Solo mundo. Y de nuestra capacidad de orientación y deseos de exploración dependerá que tan bien la pasemos.
Es que la curva de aprendizaje puede ser un problema para algunas personas, ya que estar desprovistas de referencias marea, al igual que le pasa a Kat en los primeros momentos. Pero solo será cuestión de un poco de paciencia y de dejarnos llevar por las sensaciones. En especial si la historia, contada con viñetas tipo comics, nos termina atrapando como muy posiblemente lo haga.
Gravity Rush es una rareza con el sol naciente tatuado en la frente. Una aventura única que, a 10 años de su lanzamiento en PS Vita, nadie con una PlayStation 4 o 5 debería dejar pasar. Y menos aun si son amantes del anime y sus tan particulares características.
¿Quién no soñó alguna vez con salvar el mundo volando al compás de la gravedad? Ser uno con el viento y surfear los cielos en compañía de un gatito.
Todo eso y mucho más lo tiene el universo que Toyama soñó durante años, y que una portátil sin timing le arrebató de las manos. ¿Su secuela? Otra víctima de PS Vita, pero eso es tema de otro día.
Si llegaste hasta acá y te gusta lo que hacemos en Press Over, medio independiente hecho en Argentina, siempre nos podés apoyar desde la plataforma de financiación Cafecito. Con un mínimo aporte nos ayudás no sólo con gastos corrientes, sino también con la alegría de saber que estás del otro lado.