Kojima cumple 58 años y lo festejamos con una ficción (in)digna de sus mas famosas creaciones.
Kojima Productions
La oficina del sensei se encuentra apartada, sin embargo, el ambiente es ameno y silencioso. Decenas de trabajadores –nunca mas de 100- se encuentran ensimismados en sus tareas. Los programadores, con sus rostros enfocados en DECIMA, el motor gráfico desarrollado por el estudio Guerrilla Games cuyo nombre proviene de “Dejima”, la isla japonesa que fue un gran bastión comercial entre Japón y los Países Bajos.
Bajo quince llaves se esconde el secreto del próximo proyecto de Kojima Productions, en principio, exclusivo para Microsoft. Solo un puñado de notables está al tanto de los planes de Kojima. Entre ellos, Yoji Shinkawa y Akio Sakamoto, directores de arte y programación respectivamente.
Es el primero de los dos quien es citado el 24 de agosto del 2021 al refugio del sensei. Algo se cocina en el aire del estudio pero a un nivel que no afecta al resto del plantel.
Shinkawa llega a un pasillo largo adornado con posters encuadrados de Death Stranding. Aunque el piso no es alfombrado, el sonido de sus pisadas apenas produce ruido. Se detiene ante la conocida puerta de madera clara y golpea. Nadie atiende. Una secretaria sale de la oficina con una carpeta y le indica al artista que Kojima sensei lo aguarda en la sala de reuniones, un enorme salón con sillas de hierro y cuero rojo, enfundado en la misma madera clara que abunda en las oficinas. En minutos llega a la sala y entra donde Kojima, con su notebook abierta, lo espera.
Se sienta mientras espera que su jefe, aquel que le da el nombre al estudio, le indique el motivo de la reunión.
Finalmente, Kojima habla. Después de tantos años de relación de trabajo y amistad, no es necesario formalismos.
-He decidido despedir a Sakamoto- le informa.
Yoji asiente. No es costumbre de él (el espíritu japonés) cuestionar o inquirir. Sin embargo, está a la expectativa de que Kojima explique algo. Eventualmente, sucede.
-Hemos transitado juntos un largo camino. Creo que mereces saber que pasó.
-Confío en tu criterio.
-No es una cuestión de criterio.- responde veloz Kojima mirando el rostro de su colaborador y sus manos que están apoyadas sobre la mesa.
Kojima bebe de su botella de agua antes de continuar.
-Hemos descubierto que Sakamoto incurrió en crímenes de espionaje corporativo. Como mínimo. Puede incluso ser mas grave.
El rostro de Shinkawa se contrae. Hay una mezcla de emociones desatándose en su interior.
-Tan atrás como 1995, en Konami. ¿Ya lo conocías a él en esos tiempos?
-No. No teníamos buena relación con los programadores- admite Shinkawa. Y en su mente se dibuja un rostro. El de ella.
-Es cierto- confiesa Kojima. –Siempre ha hecho un trabajo excepcional. Pero una investigación interna de varios años, con aquella auditoría que se realizó tras las acusaciones de Konami…
-Las del desvío de fondos de Metal Gear a Silent Hill.
-Revelaron que un colaborador de muy alto rango había estado involucrándose con extranjeros, espías supongo, para crear versiones apócrifas de nuestros videojuegos. Esto fue noticia hace unos años. Alguién lo tapó. Señalaron a los americanos.
-¿Y cómo supieron que fue Sakamoto?
-Por decantación. Por sus puestos tanto en Konami como aquí, ese nivel de acceso a material solo podía pertenecer a un puñado pequeño de personas- Kojima observa de reojo su computadora portátil. Lee algo en silencio. Los lentes brillan con el reflejo de la pantalla.
-Entiendo. Lo lamento. Por él.
-Yo también. Fue un títere utilizado por otros. Sin embargo, por su espionaje, mis obras… disculpa, nuestras obras, no son las que imaginamos. Mancilló, sin quererlo, nuestro trabajo.
Nuevamente sucumbe el sonido en la enorme sala. Kojima vuelve a su computadora y da a entender que la reunión se terminó.
-Feliz cumpleaños Kojima-san– dice Shinkawa.
El Verdadero Creador
Kojima recuerda el año 1987, sólo en su oficina, rodeado de memorabilia, merchandising y blu rays mientras juguetea con un sobre de papel madera.
Apenas empezando en la industria de la mano de Konami. Resuena el primer Metal Gear para MSX 2, como Snatcher. Piensa en Policenauts, Metal Gear Solid y Zone of the Enders.
Rememora una y otra vez como comenzó todo cuando era apenas un adulto joven lleno de ideas y voluntad de triunfar. Al borde de la sexta década se imagina como uno de esos venerables ancianos japoneses que transitan los campos del Japón profundo, encorvados pero sanos.
“Kurosawa vivió casi 90 años” dice para sus adentros. Eso le da cierta felicidad.
En su procesador de texto escribe una frase que quiere utilizar en el futuro con algún personaje:
“Realmente sentimos el factor de la mortalidad después de cumplir 40 años”.
Hace ya mucho que lo siente.
El contenido del sobre se vuelca en su escritorio. Una carpeta de cartón y un número de fotos impresas. También hay una memoria USB y una arandela dorada del diámetro de un dedo. Ya ha visto el material y lo ha absorbido. Con la arandela también comprende su significado.
Las fotos, de distintos tamaños, son de varias eras pero están en perfecta condición.
La primera dice “Tokio, 1995” y se puede ver a Yoji Shinkawa pasándole un sobre blanco a una mujer rubia bastante bella. Están en un baldío en construcción que reconoce como el futuro GRIPS (Instituto Nacional de Posgrado de Estudios Políticos).
La segunda foto es más grande y está nombrada “Los Ángeles, 2000”. Es en la E3 a la cual también asistió él. Es la foto menos clara en tanto se ve a Shinkawa caminar en dirección a un hotel. No es prueba de nada así vista. Sin embargo, la foto tiene un círculo rojo hecho con fibrón alrededor de una mujer que camina unos metros por delante.
Hay un grupo de fotos que rezan “Berlín, 2013”. Parecen una secuencia. Fue otro viaje que hicieron juntos y donde firmaron autógrafos. Ese viaje lo recuerda especialmente porque había mucha gente en la fila que no sabía quiénes eran o los confundían cuando alguno iba al baño.
En las fotos se ve a Yoji con un señor bastante grande, probablemente alemán, en una cafetería. En otras fotos se puede observar al artista hablándole a alguien adentro de un taxi en el estacionamiento del aeropuerto.
Por último hay unas fotos más que, se nota, fueron tomadas con teléfono celular dentro de un avión. Se llaman “Moscu, 2019” y rememora de manera casi vívida cuando fueron tomadas. Él había sido invitado a hablar de Death Stranding a un talk show ruso y lo había acompañado Yoji, y dos personas mas del estudio. El artista había desaparecido después del programa. Según las fotos, había ido a un cine. En la secuencia de imágenes, la que parecía la mujer de las fotos de Tokio y Los Ángeles entraba al mismo edificio.
Las fotos en el avión muestran a Shinkawa del lado de la ventana, hablando con un anciano y aunque no se nota, parece que es japonés. Por la calidad de las tomas Kojima no puede determinar quien es el anciano pero el rostro se le hace muy familiar.
El informe aparejado proviene de un contacto anónimo dentro del Naicho. La agencia de inteligencia de Japón. El mismo detalla los vínculos de Shinkawa con el SVR, el servicio de inteligencia exterior de Rusia desde los primeros contactos hace más de 25 años hasta los mas recientes. En varias páginas explica cuál ha sido la función de Shinkawa. Pero nunca queda claro porqué.
En sus memorias, Hideo Kojima, el cumpleañero, viaja hasta esa época. Se recuerda caminando por los pasillos de Konami envuelto en sus ideas. Solo en el universo pero por completo rodeado de seres. Intenta pensar en su colaborador. No le es posible.
Siempre se apoyó en los saberes de terceros. Por supuesto que confió en ellos. Sin embargo, sus obras, sus creaciones fueron y son totalmente suyas.
Una fuerte tormenta se desata en la tarde noche de su cumpleaños. Llena de relámpagos la tormenta de verano.
Culpar a un inocente no fue fácil. Lo simplificó la sencillez de la confrontación natural entre programadores y artistas.
Kojima gira en su silla y observa a través de la ventana como estalla la tempestad. Se acuerda de su amigo, el ingeniero de NEC con quien cenaba a veces en el mítico Kanda Yabu Soba.
En el vidrio empapado una gruesa gota de agua se abre paso de manera diagonal a la altura de su ojo derecho.
Un refucilo oscurece su oficina abandonándolo con sus cavilaciones.
DISCLAIMER: ESTO ES UNA OBRA DE FICCIÓN
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