Hace unos años arranqué una cruzada que me trajo muchos mensajes privados con insultos y amenazas a raíz de este artículo de investigación sobre el machismo proyectado en los videojuegos. Quizá podría haber quedado como un evento aislado, pero más adelante, a causa de la polémica generada por la sexualidad que los personajes de The Last of Us: Parte II, me di cuenta que no podía dejar de escribir sobre el tema, porque simplemente es una problemática que tiene se que seguir discutiendo y visibilizando hasta solucionarla.
A principios de septiembre me topé, entonces, con este video en Twitter. Yanina Chiesa, una jugadora de Valorant y cantante, capturó estos insultos y faltas de respeto hacia ella por el sólo hecho de ser mujer durante el transcurso del juego:
Anoche jugando unas partidas de Valorant con @Lbaini, decidimos grabar lo que estaba pasando. Esto me pasa en TODAS las partidas.
Es un juego en equipo, lamentablemente si no te comunicas, perdes. Cansada de no poder jugar tranquila, cansada de reportar. pic.twitter.com/RwqVvJYsPR— Yanina Chiesa 🧣 (@YaninaChiesa) September 11, 2020
Esto no es un evento aislado ni tampoco una novedad, sin embargo, me es muy familiar toparme con personas que argumentan que el problema del machismo en los videojuegos es algo que se ha terminado o que estamos exagerando. Por eso pensé en esta nota como una marca recopilatoria del exceso de maltratos y situaciones de discriminación que vivimos mujeres, trans e identidades no binarias en este rubro.
La idea no es victimizarse ni tampoco acusar a nadie, sino demostrar, traer testimonios que den luz y, tal vez, ojalá, crear el inicio de la toma de conciencia. Quizá hoy leas esto y te dé bronca o te haga enojar, pero también puede que te abra la puerta a una reflexión que permita cambiar la forma en la que nos relacionamos en línea y cómo integramos una comunidad con el deseo de poder disfrutar lo que tenemos en común: amor por los videojuegos.
Por razones obvias, la mayoría de las personas que van a aparecer en esta nota estarán mencionadas con seudónimos y nombres de fantasía para resguardar sus identidades. Lo mismo se hace con las capturas de pantalla, que tendrán nombres y fotos borradas.
Mi búsqueda arrancó haciendo posteos en grupos de videojuegos, pero la realidad es que no esperaba lo que vino después: una catarata de mensajes contando historias y situaciones horrendas, tantas que sólo pude seleccionar algunas porque el material daba para varias páginas.
De todos los casos, uno de los más cargados de detalles fue el caso de Lucila. Ella es una jugadora que está en contacto con los videojuegos desde que tenía apenas 3, y desde hace una década sólo juega multiplayers online. Me estuvo contando mucho sobre la problemática dentro de los MMORPGs, en este caso Lineage: “Es casi imposible no tener contacto por voz con los demás jugadores”, comenta.
A Lucila y a su hermana las reclutaron para un clan, porque según me dice “es muy difícil jugar estos juegos sin clan”, como si de alguna forma hiciera falta justificarse en caso de que nos digan que jugamos solas. Al entrar al clan recibieron comentarios como: “Ahhh, que lindo, tenían conchita en serio”.
Además, Lucila narra que durante su estadía en el clan tuvo que aguantar que nunca equipen a sus personajes, viendo como las ventajas eran otorgadas a otros varones. “Eso destruye un poco el mito de que las minas en los MMORPG se equipan solamente por ser mujeres. ESO ES FALSO. Yo jugué en serio, con ganas de aprender, asistiendo a épicos y no recibí NADA por no salir con el idiota este que estaba de co-líder.”
Lucila también nos cuenta la misma situación para los MOBA, como en el caso de League of Legends: “En competitivo estábamos jugando, nos estaba yendo bien, perdieron línea los de nuestro mismo equipo y nos echaron la culpa a nosotras porque según ellos no se podía jugar con mujeres porque perdés”. Por otra parte, adornar a los personajes con skins femeninas también les valieron insultos como “que el equipo de Star Guardians se vaya a la cocina”, “aborto legal para nosotros” o “las conchitas se van a la cocina”.
Incluso ha llegado a jugar competitivo en Overwatch, comentando como su mánager les hacía críticas y aclaraciones solamente a las mujeres del equipo y cuando llegaban coachs de otros equipos les indicaban que ellas estaban haciendo las cosas bien.
También hablamos con Constanza, jugadora de Lineage 2 desde hace largo tiempo. Según nos explica, en el juego existe un modo competitivo instanciado donde se enfrentan aleatoriamente los jugadores en un 1v1 y de acuerdo a como van saliendo los ganadores, quienes obtienen más puntos salen premiados como “héroes”, pudiendo gozar de habilidades especiales y beneficios para el clan. Incluso, a veces esos beneficios se pueden compartir entre personajes.
Ella no juega este modo porque no le gusta, pero le presta su personaje a un amigo. Sin embargo, jugadores pertenecientes a su mismo clan la han acusado en chats grupales de voz de obtener los beneficios de gente que se acostó con ella. Pese a que saben que no era Constanza quien estaba usando al personaje.
Otra anécdota que nos cuenta Constanza, ya para tomarla un poco más con humor, es que se asume constantemente que las mujeres sólo pueden colaborar como personajes support. Nos cuenta que un jugador le mandó un privado diciendo “WOW! Qué increíble, una mujer llevando un DPS. Quiero que sepas que yo pienso que ustedes son iguales a nosotros y pueden llevar cualquier personaje que quieran. Apoyo la causa.” Por supuesto que no vamos a criticar al muchacho, pero da mucho para reflexionar que haga falta aclarar estas cosas ¿En qué año parece que estamos, no?
Y ya que hablamos de año, tomando en cuenta que hemos transcurrido socialmente ciclos de bastante progreso ideológico donde, por suerte, mucha gente ganó nuevos niveles de comprensión e inclusión, no solo las mujeres, sino también las disidencias que sufren el acoso y la discriminación, también podemos comentar otros casos:
Agus es una persona no binaria, y nos cuenta que encontró en los MMORPG el gran alivio de poder performar su género sin estar atadx a la mirada sobre su cuerpo, lo cual es genial. Pero, lamentablemente, volvió a jugar con un grupo de amigxs de la adolescencia y uno de e ellos se puso muy pesado: “Me decía que yo me hacía pasar por minita para calentar pitos y que me regalen ítems, incluso ya se hizo un chiste interno en relación a como yo siempre busco gremio o una party”.
Lamentablemente, nos cuenta que estas cosas suceden en su vida con frecuencia. Agus tiene una historia todavía más triste, en la que jugando Dofus se hizo muy amigx de una persona con la que jugaban muy bien, compartían muchas charlas e intercambiaban correspondencia. Pero esta persona, debido a la cercanía que sentía con Agus, quiso dejar a su esposa y ella, temiendo lo peor, le advirtió en varias ocasiones que era una persona trans: “Le tuve que decir de manera más explícita que tenía pene. Él se quedó en silencio, se desconectó y a las horas volvió para decirme que se iba del gremio, y a los días dejó de conectarse. Más tarde me enteré que se fue a otro servidor, se había hecho un personaje de mi misma clase y lo nombró Matagato”.
Según Agus, es muy frecuente que le dejen de lado cada vez que tiene que explicar su identidad de género.
El impacto personal
A muchas de las personas que entrevisté les hice la misma pregunta ¿Cómo te afecta esto? ¿Pensaste en dejar de jugar por esta situación? Lucila me cuenta que la hacían llorar mucho, que varias veces pensó en dejar de jugar, incluso le ha pedido a sus amigos que se dirijan a ella con pronombre masculino para evitar conflictos. “Dejé de jugar LOL a menos que fuera con amigos”, me cuenta.
Kurapika, de 25 años, nos cuenta que juega exclusivamente LOL. Su historia da escalofríos. Hace un año, pre pandemia, no tenía PC en su casa así que iba a cybers (sí, todavía existían). Una vez recibió invitación a jugar y aceptó creyendo que era algún jugador de partidas anteriores, después de varios intentos de querer levantársela, finalmente le confiesa a las 2:00 am en el mismo cyber que estaba al lado suyo. Kura entró en pánico y se fue, no quiso volver más al cyber. Cuando pasaron unos días y entró de nuevo a su cuenta tenía montones de mensajes: “Me decía que lo perdone que le parecía muy hermosa y que le diga dónde andaba, que por qué ya no iba más”.
Constanza, por su parte, nos cuenta que los ítems más importantes que se farmean en raids épicos o instancias, luego se reparten entre quienes han asistido más en el clan y se loguean seguido: “Yo siempre tuve un buen loguin y asistía a casi todo, en la tabla de puntajes y asistencias estaba disponible para todos los miembros del clan que quisieran verlo, iba segunda detrás del líder. Así y todo, cada vez que recibía reparto, llegaban los comentarios de que me equipaban porque tengo tetas”. Todas estas cuestiones cansan hasta el punto que Constanza dejó de organizar cosas porque no la escuchaban en su clan por ser mujer. Incluso a veces fue vapuleada por otras chicas del equipo.
El ambiente
No solamente es durante los juegos en donde suceden estas situaciones, como jugadores y jugadoras de videojuegos, compartimos medios de comunicación como YouTube, Twitch, grupos de Facebook y otros espacios pensados para encontrar información importante del tema. En estos espacios la discriminación y los mensajes agresivos también está presente.
Contanza comenta que en los grupos de Whatsapp en los que participa viven compartiendo memes en plan “las mujeres me rompen las bolas cuando quiero viciar” y otros memes machistas por los que siempre tiene que pedir que sean respetuosos. Una de sus compañeras del grupo respondió a algunos de estos mensajes diciéndole: “Que marica que sos”.
Jess, jugadora de LOL desde hace 6 años también nos comenta de haber presenciado varios casos de chicas viviendo situaciones muy tristes de insultos y que, al denunciarlo en los foros, las respuestas que reciben son “¿Para qué les contestás?”, “Hacete pasar por hombre”, “Jodete por decirlo”, etc. Jess cierra diciendo: “Es terrible pensar que no solo no podemos jugar en paz, sino que tampoco podemos acceder a otros aspectos de la comunidad, porque si jugás, te insultan; si vas a eventos, te miran mal (si no te acosan); si hablás de juegos en público, te hacen los Test de True Gamer^TM (o te mansplainean); si publicás en redes sociales, sos una poser «chupa mandos». Tenés que jugar en secreto, tenés que usar nombres neutros o masculinos, y que ni se te ocurra jugar bien porque te inventan cualquier cosa”. Desolador.
Las consecuencias
“Si juego Valorant no me meto al chat de voz a menos que sea con amigos”, cuenta Lucila. Johanna, por su parte, comenta: “Dejé de jugar juegos online por dos motivos: me trataban de casual porque según varones de mi entorno nunca iba a jugar bien si no jugaba online y con ellos. Y segundo, cuando decidí jugar con ellos me trataron de pobre por no poder comprar un micrófono, de manca por no entender el juego después de cuatro partidas y me dijeron que me debía redimir cocinando bien o haciendo pajas porque no servía ni como support. Jamás toqué un juego online después de eso”.
Jess, por su parte, dice que terminó optando por tomar una actitud de invisibilizarse, utilizando /muteall y haciéndose pasar por varón, aunque comenta que es todo un trabajo estar siempre atenta a cómo escribir, sobre todo al ser un juego tan dinámico, además de estar limitada a no usar chat de voz.
Sin ir más lejos, en mi búsqueda terminé dando con un hermoso grupo de chicas que juegan juegos online al que amablemente me agregaron para invitarme a partidas y contarme sus historias. Una semana de estar en el grupo fue suficiente para que compartan screens de un chico que sacó sus contactos de grupos mixtos para invitarlas sin ninguna amabilidad a tener relaciones, para acosarlas pidiéndoles fotos y para insultarlas de “noobs” desafiándolas en 1v1 y llamarles “putas”. Una semana gente… en sólo siete días pasó todo esto con lo larga, larga que es la vida.
En síntesis
¿Se puede llegar a una síntesis? Lo dudo mucho, al menos no todavía. Cuando empecé a investigar y buscar personas para entrevistar me llovieron los mensajes… Lamentablemente, porque esto significa que hay muchas cosas tristes para charlar. Hubo muchas voces que tampoco he podido incluir por la extensión, pero que van a estar presentes en otro artículo, porque esto claramente abre la puerta para mucho más.
Yo misma quiero contarles que allá lejos en el 2010 era una acérrima jugadora de Team Fortress, fanática de jugar con el Heavy y estaba tan prendada del juego que tuve épocas de muy buenas rachas… Sin embargo, nunca me voy a olvidar un día que mis propios compañeros de equipo empezaron a gritarme “puta” por haber osado utilizar el micrófono para avisar que había enemigos en el agua. Los gritos se convirtieron en un coro de varones y cerré el juego, llorando. En ese momento estaba en pareja, vivíamos juntos y mi ahora ex-novio me dijo “¿Cómo te vas a poner a llorar por esa pelotudez?”.
Si no ponemos un poco de empatía y comprensión, esto no se va a terminar nunca. Si tenés amigas, invitalas a que cuenten su historia, algunas personas queremos escucharlas, las que entendemos que esta es una parte importante de visibilizar.
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