El 3 de Septiembre es una fecha en la que encontramos varios efemérides relacionados a lo bélico: (1939) Inglaterra y Francia le declaran la guerra a Alemania tras la invasión a Polonia, (1953) la URSS detona su sexta bomba atómica, (1992) la ONU adopta la convención para eliminar las armas químicas, (1994) China y Rusia acceden al control de sus armas, (1996) EEUU lanza 44 misiles contra objetivos militares en Irak. Muchas cosas más pasaron, y creo que para recordarnos que el mundo no es sólo un juego de poder, en 1998 Metal Gear Solid aparece entre el polvo de la guerra.
No podemos comparar los conflictos armados en el mundo real con los de un videojuego. Es como decir que el Call of Duty y el Battlefield son relevantes para los acontecimientos históricos. Pero si algo tiene Metal Gear de diferente, es que al final del día, genera una concientización de lo peligroso que es el humano para sí mismo cuando tiene el poder de la destrucción en sus manos.
Empecé la nota con una reflexión dramática, aunque cierta. Pero ahora que ya seteé un contexto, podemos ir a lo que nos compete: Un día como hoy, hace 23 años, el mundo recibió uno de los juegos más icónicos y aclamados de, me atrevo a decir, la historia del gaming: Metal Gear Solid
Pero Metal Gear Solid no fue el primero ni tampoco (por suerte) el único. La saga empezó mucho tiempo antes, en 1987, con Metal Gear 1 y Metal Gear 2: Solid Snake en 1990 ambos para MSX. El hilo de la historia está interconectado, por supuesto, y no es que los primeros hayan sido poco populares, todo lo contrario. La única diferencia fue el contexto y la consola, el paso del tiempo que hizo evolucionar los juegos entre tantas otras cosas.
En estas palabras que escribo, voy a contarles lo que fue para mí empezar a jugar una saga tan gigante y tan icónica 23 años después de su lanzamiento. Sí, mi primer encuentro serio con Metal Gear fue el año que todos queremos olvidar: el 2020. ¿Por qué me llevó tanto tiempo? ¿Qué me detuvo? Lamentablemente las circunstancias de la vida, ni más ni menos.
23 años después
Nunca tuve PSX ni tampoco PS2, así empieza esta historia. En mi casa, ser “gamer” era una cosa bastante ajena. Mi familia no era tan asidua a los videojuegos, y aunque pidiera una y mil veces la play, nunca me dieron mucha pelota. Sólo tuve un Family en mi más tierna infancia, y un Sega Genesis que amé con todo mi corazón. No tengo idea qué fue lo que me arrastró a este mundo, dadas las circunstancias. Quería una PSX con toda la furia, pero en una familia tan numerosa, los gastos eran contados y había lujos que no podíamos darnos, entonces tenía que conformarme con lo que tenía.
Voy a detener ahí los violines que tocan musiquita triste y voy a ir a la experiencia. Haber esquivado durante tanto tiempo los spoilers de juegos que pegaron tanto fue una cuestión de suerte que espero seguir teniendo. No sabía nada de Metal Gear más que que eran de género bélico y sigilo y que su personaje principal era un tipo con una personalidad plana. un concepto que, además de erróneo, es tan simplista que duele.
En el 2010, tuve acceso a una PSP y por una de esas cosas de la vida empecé Metal Gear Peace Walker, y obviamente no entendí absolutamente nada. Y por suerte, ante la dificultad de entender, mi cerebro bloqueó toda la información que compete a la historia. El juego nunca llegué a terminarlo tampoco.
Pude tener una PS3 en mi poder en el año 2012, pero en esa época estaba enfocada en otros títulos y otros intereses. Tenía pilones de cosas para jugar entre la XBOX que pude comprar ya de grande y la PS3. Cuando al fin tuve el Metal Gear Solid Collection, no pasó mucho tiempo hasta dejarla ir por cuestiones de la vida. Así que una vez más, no hubo Metal Gear para mí.
Ya uno a ese punto se siente medio ajeno. Va pasando el tiempo, sigue sin jugar algo que se vuelve cada vez más lejano, entrando en esa categoría de “se está volviendo viejo, capaz no es para mi” Yo empecé a tener ese pensamiento y a dejar de lado la idea de jugarlos en algún momento.
Fast forward 2020, el año infame. Con una pareja muy fan de la saga que me hablaba absolutas maravillas, decidí que era tiempo de jugarlos porque aprendí a los golpes que los títulos hay que disfrutarlos sean o no contemporáneos, que no importa en lo más mínimo jugar lo más actual porque no estamos obligados a estar al día con lo último de lo último, ni siquiera con nuestra lista de Steam que nos mira torcido cada vez que en una sale seguimos apilando títulos en vez de ir liquidando lo que ya tenemos.
Entonces empezó un trámite para poder levantar un emulador de PSX y arrancar Metal Gear Solid, sabiendo que los controles no iban a ser a los que estaba acostumbrada, que todo se iba a ver distinto (o como cariñosamente les digo: polígonos parlanchines) y que iba a necesitar mucha paciencia porque me estaba tirando de clavado a un mar embravecido.
La experiencia de llegar tarde
Metal Gear Solid tuvo mi atención desde el minuto uno. Sé que hay mucha gente ahí afuera que tiene fuertes quejas contra las cinemáticas extensas, pero por mi lado quería sacar un balde de pochoclos y escuchar todo.
Ni siquiera necesito decirles que la historia no es ir del punto A al punto B, que no es a lo que estamos acostumbrados. Hay una craneada detrás de cada diálogo y cada interacción que hacen a Metal Gear Solid lo que es. Va mucho más allá de un juego de sigilo, es un mundo de historias complejo y enorme, con “un” protagonista que posee un carisma bastante particular. Hay personalidades complejas y perfectamente construidas, y una de las cosas que me resultaron más atractivas es que se toma la libertad de ser cómico cuando quiere, ridículo si se puede e incluso autorreferencial.
Quisiera poder escribir esto diciendo que ya jugué todo de punta a punta pero lamentablemente recién voy adentro de una caja arrastrándome por Snake Eater. Aún así, me pareció algo distinto contar lo que vengo sintiendo a medida que paso, como dije, por una saga que ya arrancó hace tanto tiempo que me hace sentir vieja.
Se me dio la oportunidad de disfrutar cada minuto sin tener la más mínima idea de lo que va a pasar después. Metal Gear Solid es una obra increíble que tiene el suficiente potencial como para engancharte y no dejarte ir. Me iba a dormir pensando que quería seguir jugando, que necesitaba entender o como dice el meme “no necesito dormir, necesito respuestas”.
Ya al momento de empezar con Sons of Liberty había un detalle del inicio que conocía y me contaron la historia de cierta controversia respecto a su lanzamiento. Me sentí un poco fuera del elemento pero lo disfruté igual, y como sé que mi querida editora está en el mismo pendiente que yo, tampoco voy a spoilear nada, sólo decir que el diálogo final es para ponerlo en un contexto actual y decir que Kojima nos avisó lo que iba a pasar, no a nivel juego sino a nivel humano y social. Incluso al día de hoy, muchos lo consideran uno de los mejores diálogos de la historia de los videojuegos.
Jugar en emuladores no es lo mismo, pero a veces es la única opción que hay. Me costó un ataque de “¿por qué Google no me ayuda?” para entender cómo ganarle a Psycho Mantis sin la facilidad de cambiar el control de slot y sin tener en cuenta el truco de las estatuas. Muchas veces quería hacer giros de cámara para después acordarme que no funcionaba así, me salté diálogos sin querer por tocar botones que no debía y tenía que recuperar el save state para no quedarme atrás No es lo mismo, tiene sus cosas buenas, y tiene sus cosas bastante malas.
Dato trágico: Sons of Liberty lo arranqué mediante GOG. Necesitaba un programa especial para configurar los controles, y en mi infinita ignorancia, no me di cuenta que el save no estaba yendo a la nube. Tuve que formatear la máquina, perdí el save y tuve que arrancar de cero. Fin del dato trágico.
Polígonos o no, saves rotos o no, controles enloquecidos, cámaras desquiciadas y todo, a mis ojos los Metal Gear están envejeciendo muy bien. Snake Eater me pareció un salto visual hermoso, y me olvidé que es un juego de PS2. Creo que no renegaría de una remake, pero tampoco me vuelvo loca porque llegue. Prefiero sentarme y disfrutar del viaje.
Conclusión al día de hoy
Tengo un ataque de ansiedad por llegar al final, no por rushear para decir que terminé y cumplí un compromiso pendiente, sino porque quiero saber cómo sigue todo esto. La dificultad más grande la voy a tener ahora, con Metal Gear Solid: Guns of the Patriots. A ver si puedo soportar el emulador de PS3 sin que me explote la computadora, como solía pasarme con el Ragnarok Online y lo que conté en esta nota.
Es muy difícil hablar de lo que se siente estar tan atrás en lo que a hitos de los videojuegos respecta. Uno tiende a pensar que perdió demasiado y que lo viejo ya no tiene sentido. En un momento de mi vida, me daba vergüenza decir que no había jugado tal o cual cosa. Creía que eso me sacaba ese sentido raro de «pertenencia. Con Metal Gear me pasaba eso, que siempre que alguien hablaba yo tenía que agachar la cabeza o hacerme la boluda y mirar para otro lado.
Esas son las sensaciones que uno aprende a sacudirse con el correr del tiempo. No estar al día no te hace más o menos gamer, en realidad nada te hace más o menos gamer porque es un concepto muy vago.
Lo que más importa es disfrutar de lo que tenés, de las cosas a las que podés acceder, lo demás puede esperar. Admito que una parte de mí lamenta mucho no haber podido jugar antes pero también lo agradezco porque estoy segura que mi cabeza no lo hubiese procesado y entendido como lo hizo al día de hoy.
Repito: no hay nada de malo en jugar un juego años más tarde, sean uno, dos o veinte, disfrutarlo se va a disfrutar igual, esa es una de las tantas cosas que me enseñó y me sigue enseñando Metal Gear a medida que voy pasando por cada uno de sus títulos.
Si llegaste hasta acá y te gusta lo que hacemos en Press Over, medio independiente hecho en Argentina, siempre nos podés apoyar desde la plataforma de financiación Cafecito. Con un mínimo aporte nos ayudás no sólo con gastos corrientes, sino también con la alegría de saber que estás del otro lado
Nunca es tarde para jugar ningún juego, y eso que algunos envejecieron muy mal (para mi no es el caso de los MGS)
Kojima me parece un genio, en cuanto a la narrativa y lo cinematografico de los MGS especialmente.
Para mi MGS fue el momento en que dije «Los videojuegos tambien son para adultos»
Porque la percepción siempre es como que la «Violencia» son los temas adultos, y no necesariamente.
Es cierto, para mi es un juego muy adulto. Yo creo que si lo hubiese jugado de más chica, se me iban a escapar un montón de cosas que son importantes para el contexto actual, no solo en lo que respecta a videojuegos. No me imagino procesando todo el diálogo final del 2 teniendo solamente 13 años, que es lo que tenía cuando salió.
Me pasa con Metal Gear y los videojuegos algo similar que con la música, nunca mas vamos a ver una saga de semejante calidad en todos sus títulos como músicos con el talento de décadas pasadas. El gaming ahora se volvió demasiado genérico, demasiado remake. Algo se ha perdido.
Qué bueno poder disfrutar de esta saga de cero! Cuántos recuerdos me trae! Linda nota 🙂