Me estaba preguntando qué fue lo mejor de mi 2020 y me dí cuenta que la vara está muy baja así que cualquier cosa podría considerarse como la “mejor” si me ayudó aunque sea 15 minutos a sobrellevar esta locura llamada cuarentena.
Pensé que había aplicado esa barrera a los videojuegos también, pero no, así siempre voy a ser fiel a mi snobismo y a mi compulsión de elegir títulos demasiado específicos. Pero cosas inesperadas le pasan a gente inesperada y esta vez me tocó a mí, porque este 2020 me dio títulos muy buenos (que no necesariamente salieron este mismo año) y a la vez el universo decidió recordarme por qué dejé de ser tester de videojuegos con bugs atrás de bugs. Y si están pensando sólo en el Cyberpunk, es porque no leyeron mi review de Assassin’s Creed Valhalla y deberían, para que vean cuán traicionada me sentí. Eso me pasa por confiar en Ubisoft.
Sin dar más vueltas, a continuación les voy a contar mi selección para sobrevivir al 2020 que se va, de la mano de mi recomendación para jugarlos.
God of War
“Duh, Ani, que obvia que sos”. Bueno, nunca está de más recordarle a la gente que no jugó God of War que debería hacerlo si tiene una PS4. Originalmente lo había arrancado el año pasado, pero por una serie de eventos desafortunados, lo terminé dejando. Este año decidí darle una oportunidad a Kratos, especialmente porque GOW chorrea mitología nórdica de la buena, pero me terminó comprando por otra serie de factores más que no creo que sea necesario listarlos. Sólo diré que me encantó.
No voy a spoilear pero el final me voló la cabeza, creo que es uno de los finales que más me ha gustado de los juegos que jugué. Que bello es descargar toda la ira y la frustración trompeando trolls, dejarse trompear por valkirias, y peleando contra los dioses nórdicos. God of War es uno de esos títulos que salvó mi 2020 calmando un poco mi violencia interior.
Ghost of Tsushima
Volvería a jugarlo de nuevo solamente para probar distintos caminos y distintos estilos de combate. Creo que dejé muy claro lo que pienso del Ghost of Tsushima, así que no quiero ser reiterativa. En principio, está construido de forma fluida, algo que te hace apreciar siempre los paisajes hermosos de la isla de Tsushima caminando o cabalgando junto al viento.
Para hacer mi nota, estuve mucho tiempo investigando sobre historias y tradiciones japonesas, y terminé aprendiendo un montón, así que el GoT tiene un plus por no solo entretenerme mientras juego, también por hacerme aprender varias cosas que de otra forma jamás me hubiese preguntado.
No son sólo los lindos colores, los zorritos y los haikus. Si lo miramos así nomás, la trama de Ghost of Tsushima parece bastante común, y puede que sea cierto. Ya hemos visto la historia del samurai cayendo en desgracia en las películas de Kurosawa, pero no es el peso de la historia en general lo que importa, sino la evolución de Jin Sakai como personaje.
Hubo muchas cosas que lo hicieron especial, la sinergía de su protagonista con sus sidekicks, el abanico de elecciones para el combate, los misterios, los descubrimientos. Ghost of Tsushima fue sin dudas de lo más importante para sobrevivir a la cuarentena del 2020.
Final Fantasy XIV: A realm reborn
Sinceramente no sé cuánto puedo recomendar que jueguen al FFXIV, no sé cómo se llevará cada uno con los MMORPG. Para mí, es super entretenido pero tiene una gran desventaja que hay que saber controlar: el vicio. Ya de por sí tiene un mundo de posibilidades y es muy difícil no querer explorarlas todas, lo clásico del mmo. La mecánica de cambio de clase en un mismo personaje es tan divertida como peligrosa. Si un día estás aburrido de tu Ninja, podés hacerte un viaje e ir a buscar la quest de un Gunbreaker, como hice yo, pero soy un caso mínimo a comparación con otros, teniendo sólo tres personajes y 400 horas de juego.
Lo bueno de FFXIV en la cuarentena es haber podido jugarlo con amigos. El modo en solitario es muy bueno pero nada como entrar a pelear contra Ramu en full party mientras hablas por Discord. Yo le había perdido mucho el amor a jugar online, pero así sí.
Lo malo es que con el dólar como está, cuesta bastante pagar por mes una suscripción de 15 u$d sin sentir un temblor en el pulso. Pero si les gustan los mmo y tienen la capacidad, no se pierdan de jugarlo.
Bloodstained: Curse of the Moon
Curse of the Moon nació gracias a dos acontecimientos fortuitos: primero, el founding vía kickstarter para Ritual of the Night pasó con creces el objetivo y “sobraban unos dólares” (quién pudiera decir eso). Segundo, el teaser de Ritual of the Night dejó bastante enojada a la gente por cómo se veía: “Yo no puse plata en tu proyecto para esto” seguro le dijeron al creador de Castlevania, Koji Igarashi. Así que mientras Igarashi arreglaba sus metidas de pata, le dio a la gente algo para entretenerse y eso fue Curse of the Moon.
Es un título sencillo, otro sucesor de Castlevania, donde vemos a Zangetsu, un espadachín maldito que caza demonios, como protagonista en la antesala de lo que será Ritual of the Night, donde también juega un rol importante. 8bits, plataforma, Castlevania vibes y muy buenos personajes. Es entretenido y difícil como este género sabe ser en la mayoría de los casos. No diría de jugarlo con la cabeza puesta en que va a ser una obra de arte, sino como una opción divertida que nació por una buena causa y tiene esa esencia plataformera old school que tanto nos gusta. Fue muy bienvenido al kit de supervivencia 2020 ante una pandemia.
Crypt of the Necrodancer
En realidad, empecé el Crypt of the Necrodancer en el 2018 pero todos los años juego aunque sea un poco. No es que sea una gran fan del género de ritmo mezclado con roguelike y dungeons procedurales, pero la música me compró y es super divertido (además de frustrante, pero no tengan eso en cuenta, sólo quería decirlo). Básicamente hay que seguir el ritmo para no perder la racha y todas las bonificaciones que te da estar a tono con la música. Si perdemos el tempo, tenemos que empezar a dar esos simpáticos saltos otra vez, tratando de recuperar el ritmo de la música.
Claro que tiene una historia y también nos da la chance de jugar con distintos personajes (dependiendo de cómo avance la historia, por supuesto), además de comprar cosas para mejorar nuestro estilo de combate y jugar en zonas de entrenamiento o en modos suicidas donde no podemos morir ni una sola vez.
Te persiguen dragones, minotauros, esqueletos bailarines, unos monos malditos que se te tiran arriba, y a todos tenes que matarlos sin perder un paso. Crypt of the Necrodancer respeta el distanciamiento social entre los personajes y los enemigos, así que es un gran recomendado.
Hades
Los roguelike no son santos de mi devoción, los considero como ese género que me gusta mirar de afuera, porque juego pero yo soy de madera. Hades me dio una segunda oportunidad después de su hermano Transistor, ya saben que los juegos de Supergiant tienen ese efecto grato en la gente.
Me encuentro con un título que es estéticamente maravilloso, a nivel jugabilidad está muy bien pensado y muy bien calculado, y en lo que a historia se trata, es excelente. El voice acting me vuelve loca también.
Lo frenético que es atravesarlo me sacó algún que otro miedo de ir a las piñas y morirme mil millones de veces, cosa que me terminó pasando, por supuesto. Pero lo que tiene Hades es que cada vez que me moría, me moría con ganas “¿Qué dice, señora?”. Me daban ganas de volver, para probar otras armas, para probar otras combinaciones, para hablar con gente, para entregarle los frascos de ambrosía a los NPCs. Se nota por todos lados que el hecho de haber sacado un alfa hace dos años hizo que esté pulido y sea consistente. Incluso yo, que tengo la maldición de los bugs, no me tocó experimentar ningún tipo de error.
Hablamos tanto de Hades que creo que está de más recomendarlo, imagino que ya todos entendieron el mensaje, pero no podía dejar esta lista sin mencionarlo como un gran antídoto de cuarentena.
Assassin’s Creed Valhalla
Hay algo bueno y algo malo acá, pero ya lo dije más arriba. A pesar de esas cosas horribles que no me dejaron seguir la historia, AC Valhalla se llevó más de 72 horas de mi tiempo porque no podía parar de jugarlo. Lo dije también, la mitología nórdica es mi debilidad, y a pesar de que estaba bastante roto, me conformé con todas las cosas que pude hacer mientras esperaba un parche (que nunca arregló mi bug, por cierto).
Si no miramos al Valhalla como si fuera un Assassin’s Creed, sacamos de ahí un título con mucho potencial y la capacidad de sostenerse por sí mismo. Desde mi opinión personal, me terminó agarrando por muchas razones, no sólo su mapa y su historia. Las quest secundarias y eventos espontáneos te pueden mantener sumergido mientras esperas que Bugisoft arregle lo que está roto. Pero una vez que llegas al tope, lamentablemente la diversión inicial empieza a decaer. Para que se den una idea, mi personaje es lvl 90 y la quest principal me quedo en lvl 20, una maravilla que será recordada en los anales de mi historia como jugadora de jueguitos.
Lo que me pasó a mí, no necesariamente tiene que pasarles a ustedes, así que si pueden darle una oportunidad (y engancharlo de oferta) hagan un espacio en su corazón para al menos intentar acompañar a Eivor por su camino de conquista.
Por motivos bastante evidentes, no voy a recomendar Demon’s ni Cyberpunk 2077 pero pueden leer mi review del primero siguiendo el link. Del segundo, prefiero no hablar por ahora.
El 2020 fue un año difícil para todos, y especialmente para nuestra salud mental, más allá de cuidarnos del virus a nosotros y a nuestros seres queridos. Mantenerse entretenido fue clave, ocupar la cabeza en cosas que nos hacen bien fue (y sigue siendo) muy importante.
Mis actividades durante estos 10 meses de encierro fueron variando, pero los juegos siempre son la constante. Quizás me animé un poco más a jugar online, y tengo que agradecerle a Fall Guys y a Among Us por eso, por darme una distracción sana que también me haga sentir en contacto con las personas que no podía tener cerca.
Esta fue mi lista de títulos que me ayudaron a pasar este turbulento 2020 que se va, brindemos porque el 2021 venga con más energía, buena onda, y juegos no bugeados.
¡Felicidades a todos!