“Lo que no está roto no hace falta que lo arregles”. Esta frase la leímos mil millones de veces en videojuegos y, entre otras cosas, es de las mejores que ayudan a definir lo que viene sucediendo con PlayStation.
Sony arrastra años muy positivos en lo que a su PlayStation 4 respecta. Hasta el pasado enero, previo al inicio de la pandemia, cuarentena y etcétera, desde la marca se había anunciado que se vendieron 106 millones de su actual consola desde 2013 hasta la fecha. Pero en agosto ya sumaban 112 millones.
En estos siete años, la marca logró establecerse de gran manera en distintas partes del mundo a fuerza de una consola potente, pero, sobre todo, un catálogo de juegos más que competente, reforzado con exclusividades muy importantes.
Pero bueno, el tiempo pasa para todos, incluso para productos exitosos. El inevitable avance hacia una nueva generación de consolas le supone a Sony el gran desafío de poder mantenerse triunfante en el lugar que ganó con su máquina actual con su nuevo caballito de batalla: PlayStation 5.
Para este nuevo periodo, parece que la empresa japonesa tiene bastante más claro para dónde quiere ir, es decir no necesita arreglar nada sino mantener lo que tiene funcionando. Piénsenlo como un entrenador exitoso de fútbol que logró mantenerse en el éxito por años, como Bianchi, Guardiola y ahora Gallardo (NdE: lo que le debe haber costado ponerlo, es hincha de Boca). No lo lograron solamente imponiendo sus ideas y estilos, sino también haciendo cambios a tiempo que les permitieron salir a flote mientras su competencia directa no tenía tan claro hacia dónde quieren ir.
Veámoslo, entonces, de esta forma. La fórmula del éxito de PlayStation 4 es bastante entendible y es lo que Sony buscará llevar a su nueva consola, que se basa en exclusividades de peso, buen soporte para juegos third party. A eso se le suman aspectos que todavía han dejado un poco que desear, como el apartado técnico, el diseño de su joystick, sus servicios digitales y la tan reclamada retrocompatibilidad.
De entrada, ya sabemos que PlayStation 5 tendría, en sus primeros meses de vida, juegos exclusivos importantes como Miles Morales (aunque también estará en PS4), el remake de Demon’s Souls, la promesa para 2021 de God of War: Ragnarok, y exclusividades temporales en consola como Ghostwire Tokyo y Deathloop.
Esto sumado a juegos multiplataforma muy importantes como Resident Evil 8: Village o Hogwarts Legacy nos ofrecen un catálogo que, si bien es acotado de entrada, es variado como para que podamos ir pensando en si es el momento de hacer el salto de consola hacia PlayStation 5.
Las principales dudas que genera la consola vienen por el lado técnico. Si, sabemos que podrá correr sin problemas el flamante Unreal Engine 5, que muchos de sus juegos ofrecerán gráficos en 4K a 60 cuadros por segundo, pero estos temas siempre fueron moneda corriente de discusión en la actual máquina. También se suma un dato que quizás sea secundario pero llama la atención, la consola es enorme, ¿hará tanto ruido como su antecesora?
Otra innovación prometedora viene del lado de su nuevo joystick que tendrá diferentes prestaciones de vibración para darnos una inmersión mayor. Y esto es algo realmente esperado porque muchos han criticado al Dualshock 4 de ser un tanto endeble. Esperemos que el cambio sea algo a destacar.
En cuanto a servicios, PlayStation 5 contará con una colección especial de juegos para su PS Plus, que incorporará títulos importantes de PlayStation 4, como The Last of Us Remastered, Persona 5, God of War, Bloodborne, más otros 14 que pueden revisar acá. Suena un poco escueto en comparación con lo que la competencia ofrece con su principal puntal de venta, Game Pass (sumada a la compra de Bethesda de esta semana). Pero habrá que ver cómo expanden este servicio y si la tan requerida retrocompatibilidad será de la partida.
A nivel precios, más allá que en Argentina suena utópico para muchos pagar 100 mil o 76 mil pesos para sus versiones con y sin lectora de discos, respectivamente, se trata de un precio competitivo de entrada para un sistema que apunta a picar en punta en la nueva generación de consolas. Ojo que a esto también hay que sumarle que muchos de sus juegos saldrán 10 dólares más de los 60 que solían costar. Todo esto genera un dolor de cabeza para pensar en dar el salto ahora, pero lo bueno es que los números ya los tenemos.
En conclusión, Sony no tiene la intención de mover demasiado las piezas en las puertas de la nueva generación de consolas. Está firme con su idea, si se quiere tradicional, de vender juegos exclusivos que, si bien son carísimos de producir, les han dado muy buenos réditos.
La empresa quiere seguir ofreciendo esa idea de “los mejores juegos solo los tenés en PlayStation”. Y argumentos para defender esa idea no le faltan, ya que The Last of Us Part 2 y Ghost of Tsushima este mismo año lo confirman. Habrá que ver si mantener la base del equipo le alcanzará para seguir arriba o si necesitará hacer modificaciones importantes para evitar que la competencia pueda arrebatarle el lugar reinante.