Para cuando salga esta nota algunas regiones del mundo ya habrán entrado de lleno por ese portal mágico y capitalista llamado “next gen”. Tus redes seguramente estén inundadas de avisos de Playstation 5 y Xbox Series X/S, reportes de fallas (reales e inventados), y un sin fin de streams con pelotitas de ping pong levitando sobre la Series X.
Algunos medios locales tendrán el privilegio de contar con unidades de esta última, aumentando así la grieta respecto del grueso de la prensa especializada que ni a una demostración la invitan. Y en el medio de todo esto se encuentra uno mismo, con una mezcla de ansiedad, nervios, incertidumbre y sorpresa merodeando por la cabeza.
Por esto, quería darles mi perspectiva de lo que sin dudas es EL evento de los últimos años en el mundo del gaming, teniendo en cuenta el presente pandémico y económico que se vive, más que nada por estos lares del mapamundi y enfocada en la consola de Sony.
https://twitter.com/PlayStation_LA/status/1326913895605411847
De arranque, ya teníamos establecido que el desfasaje de fechas de salida estaría presente en esta oportunidad y sería de 22 días con respecto a los Estados Unidos: 12 de noviembre versus 4 de diciembre. Una diferencia apenas mayor respecto de la salida de la Playstation 4 (14 días), pero bastante significativa si tomamos en cuenta la de Xbox, que se desplaza unos meros 7 días de no mediar inconvenientes.
En esta época del “dametodoahorayamismo”, veintidós días es bastante tiempo, más aún cuando estamos conectados a las redes sociales que retroalimentan esa ansiedad de tener lo último de lo último, de poder cubrir como medio todas las novedades apenas salen, incluso cuando tal vez no sea del todo necesario si tenemos en cuenta la oferta de juegos a la hora de la salida y la dificultad de obtener el aparato en sí mismo.
El caso de los juegos en Playstation es llamativo: salvo dos (Astro’s Playroom y Demon’s Souls) el resto se pueden jugar en la generación actual de consolas, y varios de estos títulos incluyen, al adquirirlos, un upgrade gratuito a la versión next gen. Una movida que seguramente dure largo y tendido, sobre todo si usamos como parámetro a Horizon Forbidden West, anunciado para la segunda mitad de 2021 y confirmado para Playstation 4.
Esta versatilidad es clave para el momento económico que atraviesa la región, que sin lugar a dudas no está preparada para el modelo de negocio del cual Sony parece no correrse y que incluso está dispuesto a apretar las tuercas una vuelta más (con el casi confirmado precio de u$s70 por juego como la “nueva normalidad”). No obstante, quedó claro que necesitaremos más que la fortuna de disponer del dinero para adquirir el platillo volador que quiso ser modem de Telecentro.
La preventa de la consola fue un desastre globalmente. Desde bajos niveles de stocks atribuidos a la pandemia, slots premium para adquirirla por ser un fiel capitalista team Sony, páginas de preventa caídas a causa del alto tráfico generado por las compras, hasta granjas de bots aprovechándose de los laxos sistemas de ventas que a la larga benefician a los revendedores y perjudican a los ansiosos.
Uno viviendo en Argentina pensaba “espero que la versión localizada de esta peli no sea tan así”. Para qué… la preventa nacional fue incluso peor que la que experimentaron los estados del norte y se lo atribuyo a la pobre comunicación.
Me suscribí a cuánto newsletter existiera para no dejar nada librado al azar, el 28 de septiembre me llega un aviso de Compumundo con una cuenta regresiva de horas que al cumplirse brindaría novedades de… algo relacionado a PS5. Una hora antes de cumplido el horario, nos enteramos por varios medios (que también se enteraban en ese momento) que lo que habría de suceder finalizada la cuenta regresiva era en efecto la susodicha preventa. Así, de una, sin asco, sin miramientos, sin tiempo a aumentar el límite de la tarjeta, porque recordemos que si bien la financiación del BBVA estaba presente, no dejan de ser dos artículos premium ($76.000 y $99.000 respectivamente).
Y entonces para las 12:59 yo ya tenía, por alguna razón que desconozco, el link habilitado de Fravega y sin dudarlo arremetí contra la versión física. Cinco minutos más tarde llegaba la factura a mi correo al mismo tiempo que me llegaban mensajes de amigues y conocides a las puteadas por no poder adquirir una “Play 5”.
A esta altura me imagino que se preguntarán: “Pero Pol, ¿para qué querían conseguir una consola carísima, con juegos de iguales propiedades financieras y con muchos títulos compartidos con la PS4 por al menos un año?”.
Ete aquí mi razonamiento, que estimo fue el de varias personas: el precio recomendado de salida. Y algune me podrá decir “76 lucas es un montón de guita” y no estaría para nada errade. El tema es que era tan simple como estar haciendo tiempo en la página de algún outlet a que la preventa se ejecutara y ver como uno de los artículos era una Playstation 4 con el FIFA 20 con un precio de $80.000, lo cual nos daba la pauta de dos cosas: hay que dejar de robar con las versiones anuales de FIFA por una década, pero más importante aún, los precios sugeridos seguramente se mantendrían en efecto sólo durante la preventa y había que “aprovechar” esa “““oportunidad”””.
Ojo, no digo que este haya sido el 100% de los casos, pero voy doble contra sencillo a que fue el 90%. Con lo fluctuante que es la economía argentina, no me caben dudas de que el 4 de Diciembre vamos a estar viendo a ambas consolas por arriba de los $100.000 y entonces me regodearé entre los cinco Big Macs que me puedo comprar con lo barato que me salió mi Playstation 5.
Yo se que algune se quedó tecleando con mi decisión de ir a por la consola con lectora, cuando la digital salía alrededor de $20.000 menos. Mi lógica fue (y sigue siendo) la siguiente: con las regulaciones respecto de la adquisición de moneda extranjera de hoy en día (cuyo cupo de u$s200 alcanza a las compras hechas con tarjeta) y lo caro que se tornó dicha moneda, creo yo que vamos a volver a un esquema similar al que experimentamos (o al menos yo experimenté) al comienzo de la generación anterior, donde uno se compraba el juego físico, le drenaba la vida útil y luego lo revendía a menor precio para recuperar parte del dinero gastado.
Hoy más que nunca esta pareciera ser la mejor estrategia para afrontar los precios super elevados de un juego (ya he visto copias del Demon’s Souls a más de 10 luquitas) sin salir fuertemente herido en materia de finanzas. De más está decir que todo este párrafo quedaría inútil si se localizaran los precios en el store digital Argentino de Playstation con un dólar “amigable”, como bien lo hace Nintendo en su store nacional y popular. Y no menciono a Steam porque eso ya es una utopía seguramente cercenada por temas legales y financieros que escapan a mi conocimiento.
En conclusión, si es que existe alguna de todo este artículo lleno de tercermundismo y pizza con champagne, esperaría un rato largo para adquirir una Playstation 5 dado que, hoy por hoy, solo es de importancia si sos fanático de Miyazaki o de Ratchet & Clank (NdE: ¡Maldición!). E incluso si lo son, lo pensaría dos veces, dado que en los tiempos venideros, como ya mencionó en parte Damián Silberstein, van a ser algo raros de transitar en materia de videojuegos si somos afines a la estación de poder.