Fin de año está a la vuelta de la esquina (si, ya. Una locura), época de turrón, pan dulce, sidra y raccontos de todas formas y colores. Este en particular es blanco y tiene el tamaño de una videocasetera de primera generación. PlayStation 5 cumple su primera vuelta al Sol y, si bien ya le dediqué varios párrafos en el pasado, ¿Por qué no escribirle un par más a la consola menos redituable para el bolsillo sudamericano?.
La propuesta
Durante el ocaso de PlayStation 4, la calidad visual de los productos de primera línea tocaba el techo de lo que la máquina (y nuestros ojos) podía tolerar. Títulos como God of War, Death Stranding o The Last of Us II no hacían más que asombrarnos por su fidelidad gráfica, y al mismo tiempo planteaban el interrogante infaltable al final de cada generación de consolas: ¿Cómo van a mejorar esto?.

Previo a la salida de PlayStation 5, si bien quedamos impresionados por la proeza técnica y gráfica de Demon’s Souls, el foco de las presentaciones recaía en la velocidad del SSD, la tecnología Tempest de audio 3d y todas las novedades que introducía el nuevo control: el DualSense. La mira estaba puesta en las sensaciones, la inmersión y las innovaciones por fuera de lo gráfico (pero sin dejarlo de lado), y eso es algo que se mantuvo a lo largo del primer año de vida del nuevo router dispositivo de entretenimiento de Sony.
Por si esto no quedaba claro, se aseguraron de precargar una demo que se encargara de demostrar todas las bondades anteriormente listadas. Astro’s Playroom no solo es un juego excelente, es LA puerta de entrada a la nueva generación. Es el momento donde ya no vamos a querer agarrar otro control que no tenga las prestaciones del DualSense.
La práctica
El lanzamiento de la nueva plei fue bastante tumultuoso, digno del momento social que estábamos atravesando. Selecciones para pre compra a usuarios “fieles”, falta de stock nivel “no hay ni para la prensa” y un atraco a un camión lleno de unidades de #laNuevaGeneración son las primeras situaciones que se me vienen a la mente.

Con todo esto transcurriendo, el 12 de Noviembre de 2020 PlayStation 5 llegaba a los hogares con más promesas que certezas. Su catálogo de salida estaba compuesto de un juego/demo técnica (Astro’s Playroom), una remake involucrada en la recurrente discusión “selector de dificultad: ¿si o no?” (Demon’s Souls) y dos títulos que también eran jugables en PlayStation 4 (Sackboy: A Big Adventure y Spider-Man: Miles Morales).
Si une ve esta alineación inicial, era inevitable hacerse la pregunta: “¿realmente es necesario sacarse los ojos para obtenerla apenas sale?”. La respuesta terminaba decantando en algo tan simple como: “no, pero aguante el capitalismo salvaje”. Ojo, para aquelles que recién subían a la Playstationeta había un incentivo extra en forma de suscripción con 20 juegos de la generación anterior, como para mantenerles entretenidos mientras los diferentes estudios de desarrollo recalculaban fechas de lanzamiento, perjudicadas por la pandemia.

Incluso durante todo 2021 la sensación de año de transición fue evidente gracias a parches gratuitos que mejoraban juegos de PlayStation 4 y, para aquelles que les gusta mucho la platita, Director’s Cut que cumplían la misma función de las actualizaciones gratuitas pero con un costo asociado. Entre todo este refritaje salvaje aparecieron solo dos (si, dos) títulos completos jugables únicamente en la flamante estación de poder. También estuvo Destruction All-Stars, pero ya nadie sabe ni qué es.
Por un lado, Returnal, firme contendiente a llevar el galardón de juego del año, nos deslumbraba con su acción incesante y su narrativa intrincada que lentamente alimentaba nuestra necesidad de saber dónde diablos estabamos. Por el otro, viejos conocidos aparecían en forma de Ratchet & Clank: Rift Apart, con una aventura muy parecida a aquella lanzada en 2016, pero con unas proezas técnicas logrables únicamente en PlayStation 5.

En la vereda de enfrente, Xbox hacía estragos desde otro lado: el gaming como servicio. Gracias a Game Pass, las consolas Series en sus dos sabores eran claramente una mejor opción económica para jugar los títulos que compartían con los primos de Sony. Si bien PlayStation siguió con los juegos mensuales de PlayStation Plus, el esfuerzo no le llega ni a los tobillos a el “Netflix de los videojuegos”.
Así y todo, con falta de stock mediante, los números de PS a Octubre de 2021 demuestran que importa tres pitos quién tiene la mejor propuesta en el mercado. Los fans seguirán siendo fans, apostando fuerte a los juegos exclusivos de los años venideros.
El futuro y las cosas a mejorar
2022 ya se perfila para ser EL año del gaming de esta generación y en sus primeras filas asoman tres de los pesos pesados del “mejor lugar para jugar”. Horizon: Forbidden West (con fecha para el 18 de febrero), Gran Turismo 7 (4 de marzo) y God of War: Ragnarok (a confirmar) van a seguir colaborando con las ventas de PlayStation 5, y si bien son juegos que van a estar disponibles en PlayStation 4 no van a contar con las mejoras gráficas y las cualidades inmersivas del DualSense, y ya sabemos como se pone la gente contando píxeles y analizando la refracción de luz de un rayo de sol atravesando gentilmente una pluma color ocre.

El verdadero potencial de PS5 seguramente llegue de la mano de títulos como Marvel’s Wolverine, Spider-Man 2 y los títulos en los que estudios como Naughty Dog y Suckerpunch esten trabajando. Pero acá nos estamos adentrando en 2023 y yo ya estoy viejo como para andar mirando tan adelante en el tiempo.
Sin dudas el debe más grande que va a tener que atender Sony es el valor del dinero invertido tanto en la consola como en su servicio de suscripción anual. Lamentablemente, y como ya se ha visto en el pasado, la falta de stock del dispositivo juega en contra: ante cualquier índice de un nuevo lote de PlayStation 5 listo para la venta, las unidades se desvanecen de igual manera que las posibilidades de tener un servicio similar al de Game Pass.

En menor medida, algunas cuestiones de calidad de vida dentro del sistema operativo (SO) tendrían que ser revisadas para mi gusto. Una en particular es la posibilidad de realizar un backup de partidas guardadas de PS5 en algún dispositivo externo. Pretender que para hacer un backup de mi información tenga que pagar un servicio es, nuevamente, de un capitalismo sin escrúpulos. Ni el Tío McPato se animó a tanto. Esperanza hay, porque ya se ha visto durante este año que las prestaciones del SO se fueron incrementando con el correr del tiempo: facilidades a la hora de traspasar saves de PS4 a PS5 o la expansión del espacio de almacenamiento interno con diferentes modelos de SSD son algunos de esos ejemplos.
Cierre
Con sus aciertos y fallos, hay algo que es innegable: la nueva generación pega mejor en PlayStation 5. La sensación de agarrar el DualSense por primera vez para probar Astro’s Playroom no me la olvido nunca y es algo que le hago experimentar a cualquiera que es invitade a nuestra casa. Ya no me imagino un Spider-Man sin la resistencia en los gatillos a la hora de disparar una telaraña, un Returnal sin el impacto de las gotas en el control o un Death Stranding carente de diferentes vibraciones para cada terreno caminado. Este año sin dudas fue el de la inmersión por sobre todas las cosas. 2022 es el año de amalgamar inmersión con los pesos pesados. No puedo esperar a sentir la Leviathan en mi DualSense…
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