Qué declaración incompleta sería decir que “China es un país extraño”. Sin duda lo es. Desde nuestro horizonte demócrata burgués y republicano, el gigante asiático es la mar de lo intrincado. Solo en un país así, que son muchos países en uno mismo, podría surgir una empresa como Tencent.
El origen
Ma Huateng (Pony Ma) y Tony Zhang, los dos dueños de Tencent, apenas tenían entre 7 y 8 años cuando el Partido Comunista Chino dirigido por Deng Xiaoping inició una serie de reformas económicas enormes para pasar de una economía planificada a una economía socialista de mercado. Las reformas, con vaivenes, lograron convertir a China en la segunda economía del mundo.
Es en ese mapa económico que en 1998 surge Tencent como compañía de telecomunicaciones buscando ser para los chinos lo que en los 90’s había sido America Online para buena parte del mundo. La historia de Tencent está atada a la historia de Shenzhen, una de las zonas económicas especiales de China, creadas específicamente para atraer inversores. Con el tiempo y gracias a que Tencent y otras empresas se radicaron allí, Shenzhen es conocida como la “Silicon Valley china”.
Como dice Jack Ma, segundo en fortuna detrás de Pony Ma y dueño de Alibaba (página mundialmente conocida de ventas internacionales, el “Amazon Chino”):
“Tencent sólo sabe copiar”.
El primer servicio de mensajería de Tencent se llamó OICQ. Era ICQ pero chino (?). Este notorio “homenaje” serviría de lienzo para muchas de sus siguientes invenciones tecnológicas. La dinámica era simple: encontrar un producto/sistema exitoso, copiarlo, cambiar lo suficiente como para evitar demandas, venderlo como propio. Tengamos en cuenta que en cualquier caso, las demandas a China por falsificación o copia, lo que los chinos llaman “Shanzhai”, son muy complejas.
En 1980, los primeros “capitalistas” chinos no tenían ni tiempo ni recursos suficientes para la innovación y entonces su ingreso al mercado era casi exclusivamente con la creación y producción masiva de productos copiados y falsificados. Esta mecánica sigue siendo popular pero hay toda una generación nueva de empresarios que han sabido modificarla lo suficiente entendiendo que el mercado chino vale por sí solo. Así es como Tencent explotó.
Tencent y los videojuegos
La tecnología del nuevo milenio está asociada indefectiblemente a los videojuegos. Las computadoras vienen con videojuegos. Los celulares vienen con videojuegos. Algunas tvs y servicios de cable. Si te descuidás vas a comprar un microondas que va a traer instalado un emulador de Atari. El mundo en que vivimos, al menos según las empresas, es monótono.
Era cuestión de tiempo para que Tencent, que ya era grande a mediados del 2000, se metiera también en el mundo de los videojuegos. El primero de ellos, desarrollado por una empresa surcoreana, se llama CrossFire y quince años después no sólo se sigue jugando, sino que gracias a los gamers chinos y asiáticos en general, es uno de los videojuegos mas viciados de la historia. De más está decir que comenzó siendo un choreo a mano armada (je) del Counter Strike. Ahora es un choreo a muchas cosas más.
Al poco tiempo adquirieron los derechos para publicarlo en China en el 2007 y ES el videojuego más jugado de la historia con más de 700 millones de jugadores registrados. Dungeon Fighter Online es un beat em up 2D espantoso que no entiendo como nadie puede jugar pero que se yo, allá comen murciélagos con dulce de leche.
Por supuesto, este enorme éxito fue como un suspiro nocturno para los directivos de Tencent y quince años antes de “The Mandalorian”, entendieron que ese era el camino. Por supuesto, sin sacrificar el resto de sus emprendimientos.
Para esa época, “QQ” su plataforma online de videojuegos casuales (Su “Minijuegos.com” en mandarín (?), era la más usada en el país y su expansión a occidente, un hecho.
Conflicto y conquista
El 2020 pandémico hizo estragos de todo tipo. También a nivel psicológico. Es así que el ahora ex presidente Donald Trump vió en Tencent una representación física de su enemigo: LA PODERROSA CHINA COMUNISTA. Le hice acento ruso pero ustedes entienden.
¿Cómo llega Trump a esta instancia?
La teoría, aunque descabellada, tiene todo el olor a tecnoguerra fría que podríamos esperar de una novela de Tom Clancy si no hubiera fallecido. Para el enérgico Departamento de Estado norteamericano, Tencent no es más que una fachada del gobierno comunista chino para infiltrarse en Estados Unidos y desarrollar una red de espionaje que a través de sus videojuegos y redes sociales (Tencent es el dueño de TikTok) que culminen una psyop para modificar ideológicamente a la juventud americana. Así, la juventud antifa yankee, tan activa estos últimos años, es ni más ni menos que una construcción del gobierno chino para inocular comunismo.
Por supuesto que millones de fojas de investigaciones y billones de dólares insuflados en defensa no se pueden reducir en un párrafo, pero no es mucho más profundo tampoco. El estilo de vida americano, desde los albores del siglo 20, tiene más que ver con un antagonismo a lo colectivo que con una proyección mitológica del individuo como tal.
En el 2011, hacía dos años, RIOT Games había sacado a la luz League of Legends, cuando Tencent comenzó su proceso de adquisición. Es innegable que –críticas aparte- el LoL es de los juegos más populares del mundo. La fórmula resultó tan exitosa que el gigante chino hizo un novedoso Gran Salto Adelante y adquirió el 40% de Epic Games un año después, consiguiendo así no solo tener control sobre su librería de videojuegos e IPs sino también sobre el Unreal Engine.
La idea de Tencent con Epic Games es tan simple como ambiciosa: pelearle a Steam en el negocio del servicio de videojuegos donde tantos otros languidecen o simplemente perecieron. Para lograr esto, durante los últimos siete años Tencent fue adquiriendo acciones de otras empresas: Activision, Ubisoft, Supercell (Clash of Clans), Grinding Gear (Path of Exile), Leyou (los dueños de Digital Extremes y desarrolladores de Warframe).
Apenas estoy rascando la superficie y nombrando a las empresas de las cuales Tencent es dueño o controla con acciones mayoritarias. Su presencia de otras maneras es infinita. Podríamos decir que, en el 2020, Tencent es el dueño del gaming.
En síntesis
Ahora bien, ¿qué significa esto para el mundo de los videojuegos?
Según Donald Trump y su Departamento de Estado en salida (?), muchísimo. Si Tencent continúa su dominio absoluto –aunque pacífico- de este contemporáneo hobby, silenciosamente va a llevarnos al marxismo cultural. No sería de extrañar, confiesa un secretario del ala izquierda, que el próximo Marcus Fenix tenga un skin de Mao Zedong (?) y que el nuevo Warframe se llame “Lennin” y su ulti sea revolear molotovs.
Por supuesto que, fuera del chiste, lo que EEUU hace con Tencent –aparte de ponerle cara a un enemigo complicado de personificar- es ni más ni menos que lo mismo de lo que acusa a China. Guerra psicológica. De momento, lo único que está haciendo la empresa china es lo mismo que hace Estados Unidos: jugar al capitalismo.
La historia de EEUU desde finales del siglo 18 es la del desarrollo indiscriminado de su sistema capitalista hacia todos los confines del globo. Lo que señala Trump, y en definitiva, sus gerentes y colegas del poderoso capitalismo norteamericano, es lo mucho que molesta que ya no sean el único patrón de estancia del mundo.
El desarrollo económico sostenido de China desde 1978 en adelante ha puesto en alerta a cada gobierno americano, más allá de su signo ideológico (aunque hilando fino, son todos iguales). Solo bastaba que EEUU fuera gobernado por un psicópata para que las banderas rojas –no las chinas, las de peligro- fueran alzadas.
En el peor de los casos, que una empresa monopolice un mercado no es bueno para la calidad final de un producto. Si yo vendo todas las manzanas que existen ¿importa realmente si son arenosas? La crítica más válida a Tencent viene por ahí, pero no es realista. Vivimos en la mejor época en la historia para el desarrollo de videojuegos. Cada mes las bateas virtuales y físicas del mundo se ven abarrotadas de nuevos títulos con desarrolladores indies copando la crítica y de a poco, las ventas.
Tencent, que a la vez tiene su red social(TikTok), su Youtube, su Spotify, su Whatsapp y su Steam propio (WeGame mientras Epic Games crece a base de juegos regalados), compite en otro nivel donde en realidad los videojuegos son una más de las patas de una mesa larguísima y con muchos comensales. Tencent, como muchas otras empresas americanas y del mundo, mete su tenedor en todo.
Y lo que es más gracioso (o curioso) es que en realidad, su dominio monetario no es extensivo al desarrollo. Cada estudio que Tencent adquiere sigue funcionando exactamente igual al tiempo previo a su compra. No es el caso de los estudios independientes que, por caso, adquirieron Microsoft y Electronic Arts.
Es al menos llamativo que sea la única señalada con el dedo. O no. No es llamativo para nada.