Todos hemos pensado, como fantasía o no, irnos a vivir al campo. Y Stardew Valley lo sabe. Por eso nos pone en la piel de una persona que decide dejar su trabajo alienante tras heredar la granja de su fallecido abuelo.
Stardew Valley es un farm simulator, es verdad, pero lo que prima y conduce la experiencia es la sensación de cambio. Un abrirse paso a lo nuevo. Y, justamente eso es lo que obtendrás. Una aventura a tú ritmo.
El título de Eric Barone permitirá que te ganes la vida como lo desees y a la velocidad que quieras. Y tiene tres cosas que, tras horas de juego, identifiqué como especiales.
Por empezar, la mística. Si no lo jugaste, te recomiendo que cuando comiences guardes una unidad de cualquier cosa que vayas encontrando por el camino. Absolutamente todo en el juego puede tener un uso, una utilidad insospechada, un secreto por descubrir. Es increíble el sentido de aventura que despierta siendo que se trata simplemente de un pequeño pueblito y una que otra zona aledaña y/o oculta. Una obra que guarda misterios y desafíos, listos para ser descubiertos a tu tiempo.
Por otro lado está su esencia. Y es que Stardew Valley es un juego adorable, que amaina tus sesiones siendo una alternativa divertida y algo enviciante a la par que relajante y encantador. Su apartado audiovisual y su cuota narrativa pueden evocar sonrisas, de esas que no son de alegría ni de risa, sino de gracia y ternura. Y lo mejor es que no peca de cursi.
Además, también guarda detrás del telón atisbos de realidad, detalles de cruda naturaleza del alcoholismo, la indigencia y otros tópicos sensibles. Los cuales no son abordados tan en profundidad, es cierto, pero el hecho de incluirlos es una acertada valentía.
Stardew Valley es un pequeño gran milagro dentro de la industria. De aquellas joyas que se mantienen inmaculadas ante las marejadas del mercado del videojuego. Llevado adelante, hasta la fecha, por una sola persona. Que el romanticismo, con tan poca cabida en el mundo moderno, y el sacrificio logre consagrarse es algo sano para la industria. Y si eso, encima, va acompañado de tanto contenido, diseño de calidad y promesas de expansión, nos topamos con una obra completa.
Obra que, cabe mencionar, es muy comparada con Harvest Moon. Y con justa razón. Ya que Barone lo homenajea abiertamente, creando un producto único a partir de ello. El vivo ejemplo de cómo las buenas producciones pueden inspirar nuevas obras de la misma calidad, mientras transitan con docta soltura la fina línea entre el plagio y la originalidad.