Puede que no se trate de un monopolio. Existen alternativas, seguro, pero son limitadas. GOG se concentra en juegos independientes y clásicos, Itch es una fantasía que se limita sólo a desarrolladores. Empresas como EA y Ubisoft definen sus propias plataformas. La realidad es que Steam, después de todo, tiene control sobre lo que jugamos.
Hay un algoritmo privado para la tienda. Destaca en la portada aquellos juegos que el público está jugando en cantidad, como si se tratara de una vidriera por temporada. Por supuesto, mientras aparezca destacado, más gente estará inclinada a comprarlo. Es un círculo con el que fantasía todo vendedor.
Entonces si la portada muestra lo que jugamos, y nosotros jugamos lo que nos muestra la portada, el inconveniente surge a partir de aquellos juegos de PC que no figuran en Steam.
La realidad es que la plataforma cuenta con más juegos que los que podríamos disfrutar en nuestra vida entera, y todos los días se publican nuevos. Es precisamente para mantener la calidad del servicio que periódicamente realizan una limpieza a partir de las normas que establecieron. Principios a los que deben ajustarse todos los productos interesados en aparecer.
Y es ahí que llegamos al caso de la semana pasada: Steam ha decidido que no continuará trabajando con Insel Games, estudio de Malta que trabajó en el desarrollo de Wild Buster, por haber quebrado una de las políticas.
Al parecer, en diciembre, el publisher IME envió un mail a los desarrolladores tras el lanzamiento indicando que el éxito del juego y de la empresa (y, por ende, de sus empleos) dependía directamente de los comentarios positivos que recibiera en la tienda.
Un día después, aparecieron repentinamente alabanzas por parte de los empleados hacia los juegos publicados por Insel Games, lo que levantó sospechas. Tras dos meses de investigación, Valve tomó la decisión de remover los juegos del mercado, cortando vínculos.
Por parte de Steam, un representante declaró que «el publisher parece haber usado múltiples cuentas de Steam para publicar reseñas positivas de su propio juego. Esto es una clara violación de nuestra política de reseñas, y algo que nos tomamos muy en serio.»
Esto presenta distintas aristas inconvenientes. Nadie discute que el Wild Buster pueda ser poco interesante, ni que un puñado de reseñas extra fuera a afectar el desempeño del juego, y sin duda sabemos que coercionar a los desarrolladores es algo en lo que IME está completamente equivocado. Está mal recordar a los empleados que pronto pueden dejar de serlo, pero no sé si lo que hizo Insel Games quiebra las normas.
Redactando, las comparaciones son algo evitable. Suelen aparecer cuando no comprendemos un concepto nuevo, y por eso tratamos de relacionarlo con algo conocido. Es, a veces, nuestra forma de aprender.
No hay práctica más clásica en todo ambiente creativo que compartir aquello que hicimos con las personas que nos rodean de manera inmediata. Es nuestra familia la que nos escucha tocando en un bar, son nuestros amigos los que nos vienen a ver en una obra de teatro, es nuestra madre a la que le mostramos una ilustración. Lejos estamos de querer embaucar a alguien.
“Inflar los números”, “cooking the books” en inglés, es una expresión asociada a la mafia. Es el motivo por el que detuvieron a Al Capone a principios del Siglo XX, por no pagar impuestos. No por dejar comentarios.
No sé, en última instancia, si hay tanta diferencia entre estos ejemplos y lo que supuestamente hizo Insel Games, pero de todas maneras sus juegos ya no aparecen en la plataforma. Steam siempre puede reservarse el derecho de admisión.
Nunca faltan argumentos para cerrarle las puertas a una nueva oportunidad, y es por eso que también desde la semana pasada You Must Be Eighteen Or Older to Enter ya no está disponible dentro del servicio.
Un juego simple, conceptual, tal vez de terror, donde jugamos como un adolescente que por fin tiene la casa vacía y decide que es el mejor momento para investigar páginas porno en Internet. El factor de miedo está en que papá y mamá pueden volver en cualquier momento. Se recomienda jugar con auriculares, porque cada tanto se escucha la puerta de un auto desde la entrada, y queda en nosotros decidir si la exploración fue suficiente.
No es de los mejores juegos, y hay otros ejemplos que abordan el mismo tema de formas más simpáticas. Sin embargo, la representación en ASCII genera un ambiente particular, representando con tacto algo que resulta bastante íntimo para cualquiera.
Steam lo dio de baja por tener representaciones pornográficas, algo que va en contra de sus políticas.
Es un juego acerca de pornografía, sí, pero no sé si ese es el punto. Tampoco es el punto enumerar otros juegos de la plataforma que sí son pornografía pero no parecen molestarle. Steam siempre puede reservarse el derecho de admisión.
Cuidado, porque estos juegos no dejan de existir. Siguen estando disponibles en otras plataformas, pero haber perdido la oportunidad de aparecer en Steam es un detalle enorme para cualquier desarrollador. Es muy difícil existir por fuera del sistema.
Y, sin embargo, dejando a los creadores de lado, me preocupo más por aquellos que los consumimos. Frecuentamos un mercado cuyos gustos ya vienen predefinidos por el sistema, sin que reflejen necesariamente lo que nosotros buscamos jugar. Por acatar las reglas de este sistema, estamos limitados a probar las experiencias que la tienda selecciona. No podemos saber lo que nos estamos perdiendo.
Steam está feliz. No sólo por el círculo de consumo que logró establecer, sino por cómo logró moldear a su público consumidor. Nunca olvidemos que hace diez años era sólo “aquella plataforma simpática que hizo la gente de Half-Life, que me cae tan bien, pero que es incomoda y no quiero tener que usar”. Hoy, es lo primero que se abre en cualquier computadora. Hoy, no estamos seguros si es un monopolio.
Desde hace años que el público (jugadores y desarrolladores) reclama un mejor criterio de selección. Por la saturación, porque todos los juegos son iguales, porque una persona puede tomar decisiones más coherentes que cualquier algoritmo. Si va a continuar siendo un servicio, nos tiene que servir.
Pero creo que llegamos a un punto donde no necesitamos que Steam mejore. Lo que nos hace falta es una mejor alternativa a Steam.