Una final más, un nuevo campeón del Capcom Pro Tour. Las luces azules tiñen el escenario mientras la coronación se lleva a cabo. Si bien la competición había finalizado, todavía quedaba lugar para algunas emociones. Yoshinori Ono sube al escenario para cerrar la velada, como ya es costumbre en los eventos grandes de Capcom. El público lo alienta como si de un competidor se tratara y él devuelve el aliento, resultando en un intercambio de energía positiva comparable a cantar el estribillo de Livin’ on a Prayer medio entonado con tus amigues un sábado a las 2:45 am. Sonríe, da las gracias en su inglés básico pero entendible, anuncia algún personaje nuevo para el Street Fighter V y cierra su breve pero feliz presencia con un simple ritual en conjunto: “3, 2, 1, Shooooryuuukeeeen!!”
Hoy, 26 años después de su primer día trabajando para Capcom, Ono anuncia que se aleja de la compañía a la cual le ha dedicado una gran parte de su vida.
Arrancó trabajando para el estudio como parte del equipo de sonido en títulos como Street Fighter III, Devil May Cry y Onimusha (entre otros), llegando al cargo de productor de la saga Street Fighter años más tarde.
Yoshinori había sido parte del equipo que trabajaba en Street Fighter III: 3rd Strike, declarado de manera cuasi unánime por la Fighting Games Community (FGC) como el juego de pelea definitivo, opinión diametralmente opuesta a lo que las ventas y la crítica en general indicaban. Y es que a los ojos del público promedio, Street Fighter III: 3rd Strike tenía más pinta de una actualización de Dual Impact (el Street Fighter III previo) que de un juego completamente nuevo. Todo este asunto hizo que Capcom le bajara la persiana a una de sus franquicias más icónicas y al mismo tiempo llenó de culpa al propio Ono, asumiendo el fracaso del juego como propio: algo meramente personal, dado que su rol para ese entonces era de productor musical.
Esta presión autoinfligida fue la que hizo que Ono-san le presentara a Capcom un documento de 40 páginas explicando por qué Ryu y compañía merecían una revancha.
Llega el 2008 y Street Fighter IV finalmente veía la luz: la franquicia de abajo, adelante + Piña volvía a tener un juego de su línea mainstream después de casi 10 años, gracias al empuje de Ono-san, que tuvo que convencer reiteradas veces a Capcom que este era el camino a seguir. El juego no solo fue un éxito a nivel crítica y ventas, sino que también sirvió para fomentar el ambiente competitivo llevando más de 1000 personas en su primer año de EVO, triplicando la inscripción de los otros juegos que formaban parte del evento.
Saltamos al 2009 y Street Fighter IV tenía 1800 inscriptos: el éxito no paraba de escalar y Ono-san se convertía en un miembro clave de la FGC, especialmente por su exceso de optimismo y buena predisposición. Pero ser la cara visible de una franquicia tan exitosa no iba a salir barato, impactando de manera directa en la salud de Yoshinori en 2012, sufriendo un colapso y haciendo que abandonara por un tiempo su trabajo de productor para poder enfocarse en llevar una vida más saludable.
Afortunadamente, no estuvo fuera de la compañía por mucho tiempo y en marzo de 2014, a través de un convenio entre Capcom y Twitch, anuncia el Capcom Pro Tour: una liga mundial anual comprendida de varios torneos con un cierre a fin de año de la mano de la Capcom Cup, donde los mejores rankeados del año se batirían a duelo por jugosos premios en plata.
Nuevamente Ono sería la cara visible de estos eventos, haciendo que su presencia al final de cada torneo ya fuese algo que el público esperara como cualquier otro combate del evento. Este modelo de liga anual luego iba a ser adoptado de forma casi calcada por otros pesos pesados de los fighting games, fomentando así el juego competitivo y el crecimiento de la FGC. Y a finales de ese mismo año, en el marco del Playstation Experience 2014, se anuncia Street Fighter V, y con ello, tal vez la mancha más negra en la carrera de Ono-san.
El dilema de Street Fighter V viene de arranque: un juego planteado como un “live service”, que se iría actualizando periódicamente sin necesidad de versiones nuevas (a diferencia de SF IV, que contó con sus versiones Super y Ultra) y con la promesa de poder conseguir todos los personajes adicionales tanto de manera paga como de forma gratuita, jugando partidas online. Todo muy lindo en los papeles, pero llegado el 16 de febrero de 2016 las falencias estaban a la vista: un juego de u$s60 a medio cocinar, sin modo historia, con un netcode mal implementado para jugar online y, por sobre todas las cosas, una clarísima sugestión a que los personajes fueran comprados con dinero de verdad en vez de la currency in-game, que el juego te daba en cuenta gotas. Si bien seguía firme en el aspecto competitivo, Street Fighter V tardó años en llegar al estado que se encuentra hoy en día, donde capta la atención tanto de gente nueva como de veteranos y mantiene a todos medianamente contentos.
— Yoshinori Ono (@Yoshi_OnoChin) August 9, 2020
Con esta información de base, podemos entender un poco mejor la salida de Ono. La razón más clara y aparente de esta renuncia es la dura etapa inicial de Street Fighter V (con nota de revista Forbes criticando y todo), la cual pareciera haberle hecho acreedor de una democión dentro de Capcom durante el último mes. Democión que también parece estar vinculada a que el supuesto Street Fighter VI no estaba teniendo buenas respuestas de las sesiones de testeo, generando un cambio de productor tanto de SF V como de SF VI, demorando la salida de este último para seguramente 2022/2023 y separando a Ono del rol que supo ocupar durante más de 10 años.
Uno imagina que ese sentido de pertenencia arrebatado, sumado al desgaste que el rol le proporcionó a través de los años, hicieron que Yoshinori decidiera dar un paso al costado: el buen partido ya lo había jugado, con buenas y malas decisiones e incluso a costa de su salud, y me permito imaginar que no iba a ser feliz estando en Capcom sin poder dedicar su energía 110% a la franquicia que ama y que tanto hizo crecer.
Si bien Ono-san ya no será parte de la empresa japonesa, imagino que seguirá siendo miembro activo de la FGC, manteniendo la energía de su hermoso ritual presente en cuanto evento haya, y que este shoryuken de despedida de paso al hadouken de una nueva etapa.