Bienvenidos a IndiesPensables, el espacio que encontramos para darle visibilidad a videojuegos cortos e independientes. A veces gratuitos y a veces no, pero siempre relevantes.
Como si el fin de año no fuera de por sí una época de cierres y despedidas, este mes nos despedimos de Flash, un motor que nos abrió las puertas a un mundo de juegos indies, gratuitos, originales y extraños, y fue además la entrada al desarrollo de muchos gamedevs. Estoy devastada. Y me di cuenta que tenía que apurarme a hablar de este juego antes de que se pierda.
Por si no lo sabían, les cuento brevemente, Adobe no va a seguir bancando a Flash Player desde el 31 de Diciembre de 2020 y desde el 12 de Enero de 2021 bloqueará cualquier contenido que quiera correrse en Flash Player, de hecho, la comunicación oficial de Adobe también informó que los usuarios desinstalen cualquier Flash Player que tengan para proteger sus sistemas. Por suerte, todavía existe Newgrounds, una especie de Steam gratiuto que emula todos los juegos de Flash, esto nos va a permitir que no mueran esos juegos, aunque el fácil y comunitario acceso que tenía el estar en cualquier web, sigue cambiándolo todo.
El juego de hoy es de Droqen, de quién ya les había hablado hace algunos meses cuando les traje el gran y terrible Starseed Pilgrim: Block Faker, aunque quizás menos de culto, es igual de minimalista, irreverente y poético.
Block Faker es un juego de puzzles de empujar bloques por un laberinto para llegar a una meta, con la mecánica añadida del 3-en-línea: al juntar tres bloques del mismo color, los hacemos desaparecer. A priori es un tipo de juego que disfruto per sé, desde la época en la que jugaba Klotski en DOS hasta las versiones con miles de vueltas de tuerca increíbles como Baba Is You. Pero ojo, este tiene algo más.
A medida que vayamos atravesando laberintos, vamos a ver que hay bloques de color ubicados en los bordes del mapa, en general inaccesibles, como decoración (o para llamarnos la atención, porque en los juegos nada es sólo decoración), y a veces al alcance de la mano, o del pixel.
Si nos la ingeniamos para no resolver el puzzle como veníamos haciendo en pos de llegar a la meta, sino que usamos los bloques a nuestro alcance para alinearlos con esos bloques dispersos y hacerlos desaparecer, vamos a abrir las puertas del nivel…
En Block Faker esos límites grises ya no son nuestra prisión, podemos salir hasta el vasto mundo blanco de la pantalla, pero claro, el juego no quiere que salgamos. Así que apenas atravesemos los bordes del laberinto, va a venir una patrulla de yuta pixelada a tratar de reprimirnos y decirnos que escapar es inútil. Todo esto es completamente otro juego con otras mecánicas, así que una vez que encontremos la salida, podremos jugar a tratar de sobrevivir escapando de la policía una y otra vez.
Esta idea de subvertir los lugares comunes de los videojuegos es algo que me obsesiona bastante. Hace tiempo les había recomendado Bird Song de Daniel Linssen, que también nos engaña con los límites del juego, haciéndonos salir de la caja literalmente.
Así que antes de cerrar, quiero aprovechar a dejarles un juego más de yapa. Se trata de Como El Sol Cuando Amanece, del argentino David Marchand. A este no se los voy a spoilear, me parece que con todo lo que hablamos, pueden imaginarse por dónde va la mano para ganarlo.
Pueden pasar a jugar online y gratis Block Faker por acá, y Como El Sol Cuando Amanece por este otro lado. Seamos libres, que lo demás no importa nada.