Te preparás para la sesión de rol: llevás el manual, la hoja de personaje, y tu set de dados. Tenés todo listo para zambullirte en una mazmorra llena de monstruos pero… ¡de repente te transforman en dado!
Dicey Dungeons es una vuelta de tuerca a varios tipo de juegos a la vez. Es un poco un roguelike pero con batallas por turnos, un poco un deckbuilder, otro poco un juego de azar pero también de estrategia… Todo con la estética de un programa de concursos, de esos donde la gente se somete a cosas terribles con tal de ganar algún premio imposible. (NdE: ¿la respuesta es Japón?)
Acá, personajes de lo más variopintos, se anotan en el programa para cumplir su sueño, pero son transformados en dados parlantes al ingresar al set. Y con su nueva apariencia, van a tener que adentrarse a estos dungeons llenos de monstruos y tesoros, para tratar de conseguir el ansiado premio.
La idea es que al principio de cada turno tenemos una tirada de dados, y en nuestro inventario podemos ubicar armas, poderes y habilidades, que cuestan dados para poder usarse. En lugar de “ataco con la espada, y tiro el dado para ver si pego y cuánto”, acá tenés los resultados de los dados desde el principio, y tenés que ver cómo los gastás, distribuyéndolos en las diferentes habilidades. Algunas te piden un número alto, otras uno bajo, otras dos dados iguales, o un resultado impar.
Además, en Dicey Dungeons hay varios personajes, cada uno con sus maneras totalmente diferentes de jugar y con su nivel de dificultad. Yo pensé que se trataría del tipo de enemigos que te encontrás por el camino, pero no. La dificultad pasa netamente por tu manera de jugar.
El inventor por ejemplo, uno de los más difíciles de manejar, tiene un “gadget” que puede usar sin gastar un dado. Pero al final de cada batalla, va a descartarlo, y transformar una de tus habilidades normales en un gadget nuevo. Esto significa que es casi imposible sostener una estrategia y encariñarnos con algún poder, porque lo vamos a perder casi de inmediato.
Me parece muy interesante que la dificultad entonces no sea relativa a los elementos externos (enemigos, loot, etc), sino simplemente la forma de jugar es diferente y eso lo hace más o menos intuitivo o “fácil”. Puede ser que el primer par de batallas no te llamen mucho la atención, pero una vez que aprendés a jugar, es realmente muy enviciante. Además, los gráficos son muy lindos, los diálogos graciosos, y en general tiene mucho humor.
Mi principal queja de Dicey Dungeons es que, en su afán de ser tan disruptivo desde el gameplay, no tiene nada de repetición. Me encantaría poder jugar con el mismo personaje en un dungeon larguísimo para ver hasta donde llego, leveleando en cada piso, pero no es ese el caso. Sólo podemos jugar un capítulo con al menos cinco personajes para poder desbloquear otros.
Y en los siguientes, hay obstáculos nuevos: jugás siempre estando maldito, o perdiendo vida al levelear… yo sé que quieren ofrecer una experiencia constantemente cambiante, pero a veces quiero simplemente más de lo mismo, un poquito de repetición de algo que está buenísimo.
Dicey Dungeons fue diseñado por Terry Cavanagh, un irlandés muy famoso en la esfera indie, que quizás conozcan por VVVVVV o Super Hexagon, junto con un equipo de gente muy talentosa. Éste es quizás el proyecto más comercial o “normal” que publicó hasta ahora, y aún así tiene un lindo toque de originalidad. Lo pueden buscar en Steam por sólo 180 pesos más impuestos, en Switch, Xbox, o jugar en el celu por 4,5 dólares. En castellano, y en una pila de idiomas más.
Incluso pueden probar los viejos alphas (online, gratis) e ir viendo cómo fue evolucionando el desarrollo. Chequeando el devlog y todas las notas del proceso de creación. Especial para fanáticos y desarrolladores.