Después de casi treinta años, la Organización Mundial de la Salud ha tomado la decisión de actualizar su Clasificación Internacional de Enfermedades, la herramienta que les permite definir distintas patologías. Uno de estos cambios reconoce la adicción a los videojuegos como un trastorno.
«La nueva CIE-11 refleja los progresos en medicina y los avances en la comprensión científica«, señalan. Al igual que «es utilizada por las aseguradoras médicas, por los administradores de los programas nacionales de salud y por los especialistas en recopilación de datos.»
En este caso, el trastorno del videojuego se evidencia en tres conductas características. Primero, la pérdida del control sobre la frecuencia, la intensidad y la duración de la actividad. Segundo, los juegos pasan a tener prioridad sobre otros intereses de la vida y actividades diarias. Y tercero, que la conducta se mantiene a pesar de que traiga consecuencias negativas para la persona.
Según Shekhar Saxena, director del Departamento de Salud Mental y Abuso de Substancias de la OMS, se incorpora a la misma lista donde también está la acción dañina de apostar. Y agrega «si encima hay incentivos, como dinero, cuando se juega con otras personas, eso incrementa el comportamiento adictivo y, por lo tanto, el desorden«.
Este documento se presentará en mayo de 2019 ante la Asamblea Mundial de Salud, y recién el 1 de enero de 2022 entrará en vigencia.
Los escalones a subir todavía son varios, pero veremos qué efectos tienen sobre los desarrolladores de videojuegos en los próximos años.