En la Argentina existe una movida arcade sólida y hermosa, que se pasea por diferentes eventos, bares y centros culturales desde hace años. Su bandera insignia es NAVE y DOBOTONE de la gente de Videogamo, los mismos que realizaron el documental Videojuegos sobre Ruedas hace un par de años. Pero también existen muchos otros referentes como Juanito Arcade, Capitan Menopausia, Super Proyecto Isaac, The Black Heart, y ahora Chacal también se quiere subir a ese colectivo.
La obra de Tomás Pernich surgió del encierro pandémico, un momento en el que el realizador audiovisual tuvo que frenar de golpe, como tantas otras millones de personas alrededor el mundo, y finalmente se decidió a encarar un proyecto que venía postergando casi desde la infancia: hacer su propio videojuego.
Pero claro, como su infancia durante los 90, a base de películas de acción y arcades históricos, lo iban a llevar por un camino predecible, Pernich decidió darle una vuelta de tuerca a las temáticas más utilizadas y crear un producto diferente desde su planteamiento.
Es que si recordamos los clásicos beat em up, donde los malos eran personajes punks con cadenas y los buenos los policías que representaban a la autoridad, nos damos cuenta a primera vista que Chacal se revela contra eso. Como debería hacer cualquier obra artística que se precie de tal.
En esta aventura, mezcla de runner, acción y plataformas, deberemos recorrer la Argentina desde la Patagonia hasta Buenos Aires, con el fin de derrocar a un gobierno dictatorial del que nosotros, como personaje principal, somos la única salvación.
«Un presidente fascista ha estado en el poder durante diez años mintiendo a la gente sobre un virus mortal del que los está protegiendo. Pero un pequeño grupo de personas sabe la verdad y ha enviado a un joven a buscar a CHACAL, un justiciero retirado en las lejanas tierras de la Patagonia. Ahora CHACAL debe tomar una decisión. Si acompaña al pueblo a una revolución, o si continúa su plácida vida entre las montañas», dice la descripción del juego, que además de tener su propia máquina arcade dando vueltas por diferentes lugares de Buenos Aires, se puede conseguir en Steam desde el verano de 2021.
¿Se trata de una especie de sátira anti-cuarentena? Según Tomás, para nada. Pero sin dudas que el contexto lo ayudó a llegar al argumento.
«Chacal es un juego que comencé a hacer durante la pandemia del 2020 y que finalice en febrero del 2021. Lo escribí, diseñé, programé y musicalicé. Y el personaje y su historia se basan en un comic que dibujaba cuando era chico (¿premonición?). De hecho, dentro del juego hay una película de animación (seleccionable, no parte de la narrativa) que explica los orígenes del personaje. Todo con una estructura muy del superhéroe clásico de EEUU, pero al mismo tiempo con problemáticas nuestras», nos cuenta Tomás Pernich, que durante mayo expuso el arcade en Bar El Destello, un lugar dónde la movida retro y de desarrollo porteña se junta a tomar algo y disfrutar de videojuegos clásicos.
Comunidad que, dicho sea de paso, siempre es sostén para los fanáticos y una posta para personas como Tomás. Tal es así que cuando encaró la creación del arcade con elementos propios, tuvo ayuda directa de la gente de Trucho Toys, que lo ayudaron a ensamblar las piezas. Poniéndose la pilcha de Tierra del Fuego.
«Chacal tiene muchos clichés de la época. El héroe de acción macho-alfa hipertrofiado, las armas, la sangre, la violencia gratuita y los escenarios post apocalípticos en una línea punk o thrash metal. Hay como una cuestión fetichista y nostálgica en todo esto, en querer emular ese mundo perdido. Y un posicionamiento político muy claro también, muy-anti derecha, muy anti-facho. Tal es así que, a diferencia de muchos juegos yankis de hace años, donde luchábamos contra punks y rebeldes, en este caso es un anarquista luchando contra la policía y el ejército argentino».
Un planteamiento polémico, pero disruptivo. Casi tanto o más que la autodefinición de «runner zen» que figura en Steam.
«Le llamo juego zen porque se apoya y nace desde un sentido místico, y porque pretende lograr, a través de prueba, error y técnica, la iluminación. Ahora, si me preguntás qué es eso realmente, no lo sé. Un monje zen diría que hablar del Tao o la iluminación es al pedo. Creo que las palabras, en general, son al pedo. Pero sí puedo decirte que Chacal apela a un estado meditativo, y en última instancia pretende un cambio interno en el jugador. No sé si lo logra, pero existe la intención», revela Tomás, y nos deja con la boca abierta.

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