Desde los medios especializados en videojuegos o desde el propio sector nos cansamos de decir que la industria está creciendo a pasos agigantados, que el futuro del entretenimiento está en nuestras manos, que superamos al cine y no sé cuántas cosas más. Y si bien son verdades irrefutables por un presente más que palpable, lo cierto es que a nivel climático la cosa está complicada.
Según un estudio que hace un par de meses se publicó en Springer Professional, los videojuegos generan, sólo en Estados Unidos, un nivel de consumo de energía comparable al de 85 millones frigoríficos o 5 millones de autos. Una barbaridad que se alinea con otro estudio de 2018 en el que se afirmaba que el consumo mundial equivale a lo que generan 25 plantas de energía.
Pero lo más alarmante es que, como viene la mano, parece que todo tiende a empeorar. La tecnología sigue avanzando, la resolución de los juegos es cada vez mayor y a la ecuación se sumaron también los cascos de realidad virtual. Por lo que el consumo no va a hacer otra cosa más que aumentar.
Y si bien investigadores de Lawrence Berkeley confían en que este nivel de consumo pueda reducirse en un 24% si los jugadores toman consciencia y empiezan a manejarse bajo ciertos hábitos, la realidad es que es muy poco probable si desde las empresas responsables de la fabricación de los aparatos tecnológicos que tanto amamos no se hace nada.
Por eso son interesantes movidas como la de Playing For The Planet Alliance, impulsada por la ONU, donde se convocó a las 21 empresas más importantes de la industria de videojuegos para comprometerlas con el cambio climático. A lo que Microsoft y Sony ya respondieron.
La dueña de Xbox, por un lado, ya se comprometió a reducir drásticamente su emisión de carbono, para en 2050 (si es que todavía estamos vivos) haber borrado todo el carbono que generó desde su fundación en 1975. Y por el otro están los dueños de PlayStation, que ya confirmaron que su próxima consola consumirá mucha menos energía que la actual. Algo es algo.
Veremos cómo sigue esto, pero está claro que la industria de videojuegos se tiene que hacer cargo de su crecimiento. En todo sentido. Tanto en la contaminación como en las condiciones de trabajo. ¿Ustedes qué piensan de todo esto?