Fortnite, el mayor fenómeno de la industria gamer de los últimos años, acaba de llegar a su fin. El juego tal como lo conocíamos ya no existe, ha desaparecido por completo.
En la que fue una impresionante y gloriosa bola de fuego y luces, Epic cerró la temporada 10 de su Battle Royale a todo trapo. Millones de jugadores y un número todavía mayor de espectadores fueron testigos del lanzamiento del cohete, que desde hace un tiempo veían como era construido poco a poco en el centro del escenario.
Su despegue fue solo el principio. Tragado por uno de los rifts que poblaban el cielo, las fracturas comenzaron a multiplicarse por todas partes, mientras más y más cohetes comenzaban a brotar de ellos, volando de izquierda a derecha y de arriba a abajo.
La danza aerea terminó activando por fin al asteroide suspendido en el aire, y este al impactar hizo que todos los jugadores en tierra saliesen volando. Lejos de lamentarse, la comunidad entera tuvo entonces el mejor palco para atestiguar como la isla completa, el bus, e incluso ellos mismos eran absorvidos por un enorme agujero negro.
Y acá estamos ahora.
Más de 5 millones de personas están, desde hace más de una hora, viendo una pantalla completamente en negro, exeptuando un pequeño círculo en el centro. El susodicho agujero.
Todos, en todas partes, estamos a la espera de… no se, algo. Se supone que el inicio de la temporada 11, pero ya quién sabe. Todos los canales sociales de Fortnite están en silencio. Las fotos de perfil en negro. Las descripciones vacías. Solo un mensaje: «anomalía detectada», y la espera.
Epic venía anticipando la llegada del fin, y eso es exactamente lo que nos ha dado. ¡Qué final!