Hace pocos días que volví de viaje, pero en mi descanso no hubo paz. La industria, viciosa, nos recordó acá y en diversas parte del mundo que para las empresas del sector la plata lo es todo, no importa a cuántos seres humanos haya que llevarse puestos. Si es malo pero da plata, es bueno. Esa es la ecuación. Hong Kong.
Blizzard fue uno de esos ejemplos, y aquí el resumen.
Como habrán oído, desde hace meses la población de Hong Kong se ha enfrentado una y otra vez a las fuerzas de seguridad y autoridades chinas, reclamando por la liberación del territorio autónomo. En apoyo a este movimiento, en una entrevista luego de ganar un torneo de Heartstone, el jugador Chung “Blitzchung” Ng Wai exclamó en vivo «Liberen a Hong Kong. ¡Revolución de nuestra era!».
Blizzard, empresa financiada en gran parte por capitales chinos, respondió suspendiendo a Blitzchung por un año y quitándole tanto el premio como el dinero que le correspondía por ganarlo. Esta acción (que incluyó el despido de los dos casters que dirigían la transmisión) desató toda una ola de protestas a través de internet, e incluso en las oficinas del estudio, que señalan a Blizzard como cómplice de la opresión y represión que está sufriendo el pueblo hongkonés.

La empresa intentó justificarse, pero solo lograron aumentar la presión internacional, que logró que se suavizara el castigo a Blitzchung. Pero Blizzard sigue contra las cuerdas.
Tanto individuos como organizaciones en distintas partes del mundo están amenazando con realizar protestas en eventos organizados por el estudio. Esto ha provocado que la compañía suspenda el evento de lanzamiento de Overwatch en Switch que iba a realizarse el pasado martes en la ciudad de Nueva York. Así mismo, decidió posponer la celebración por los 15 años de World of Warcraft que iba a realizarse este fin de semana en Taiwan.
La próxima BlizzCon también está en la mira, y se preveen importantes protestas durante la convención. Y en el campo virtual, miles de usuarios decidieron boicotear al estudio cancelando suscripciones y eliminando sus perfiles, así como saturando con mensajes a favor de Hong Kong los foros y blogs de Blizzard.
En qué devendrá todo esto es difícil de saber, pero si al final del día terminamos con una empresa un poquitín más humana y concienzuda, entonces habrá buenos motivos para celebrar. Y seguir luchando.