Así, de la nada, Sony salió a presentar el joystick de PlayStation 5, lo primero que vemos de la nueva consola de la compañía. Y no se va a llamar Dualshock 5.
El control del que se viene hablando hace meses, con funcionalidades vinculadas a la sensación de inmersión, se denomina DualSense y apuesta completamente por la mezcla entre el blanco y el negro. Más la luz azul a la que nos acostumbró la actual generación, pero esta vez un poco modificada para ser más sutil.
Tal como se sabía desde octubre pasado, tendrá respuesta háptica y gatillos L2 y R2 adaptativos, lo que permitirá experimentar los juegos en otro nivel. Lo que significa que, por ejemplo, no va a dar igual el choque de un auto o el golpe de una patada. La vibración va a ser diferente según el contexto, generando un mayor realismo e inmersión.
Además, desde el comunicado oficial, confirman que la batería estará dispuesta de una manera que se logre un peso óptimo, y tendrá micrófono incorporado para partidas rápidas o, esto ya es especulación, los famosos comandos de voz de los que hablan los rumores hace meses.
“El DualSense se ha probado en una gran variedad de jugadores con manos de diferente tamaño, para permitirnos alcanzar el nivel de comodidad que queríamos, con una ergonomía genial”, afirman. Y si nos guiamos por las imágenes, parece claro que es un poco más grande que el DualShock 4.
Por último, el botón de Share se cambió por uno llamado Create, aunque todavía no se sabe cuál será la diferencia en la práctica. “El DualSense supone un distanciamiento radical respecto a nuestros mandos anteriores, y capta exactamente cómo nos sentimos respecto al salto generacional de PS5”, dijo Jim Ryan, presidente de SIE.
¿Opiniones? A mi no me gusta. Y si PlayStation 5 sigue el mismo criterio estético, cosa que tendría todo el sentido, no creo que me guste tampoco. No sólo por el estilo pseudo futurista, sino también por la pérdida de personalidad en sus botones cuadrádo, triángulo, círculo y equis (si, es verdad, es cruz, pero no me importa).