Siguiendo la misma línea difusa que marcó Far Cry 5, parece ser que The Division 2 no incluirá ningún tipo de comentario político.
Tom Clancy, el autor norteamericano cuyo nombre va al frente de este y otros juegos que ahora pertenecen a Ubisoft, era un gran escritor de thrillers geopolíticos con fuerte contenido militar practicamente arrancados de las páginas de los diarios. Era además un tipo con opiniones, y su obra está plagada de criticas tanto al gobierno estadounidense, como a otras potencias del mundo.
Tom Clancy me llevó a estudiar la Guerra Fría, a consumir todo pedasito de información que me ayudase a entender los por qués del 9/11, y sus consecuencias. A leer entre las líneas de cada conflicto armado, pasado y presente.
Por todo esto, leer la entrevista que Charlie Hall, de Polygon, le hizo a Terry Spier (Director Creativo de Red Storm Entertainment, uno de los estudios involucrados en el desarrollo de The Division 2) no hizo más que desalentarme.
Ante las preguntas de Hall, quien habilmente insiste en el hecho de que tanto los dichos de Ubisoft durante la presentación del juego en el escenario de su conferencia («La historia recordará», «levantarse en armas contra un gobierno corrupto»), como las imagenes utilizadas en los trailers (El Capitolio emitiendo un haz de luz rojo, al estilo Ojo de Sauron), insinuan un estado de guerra civil muy en contacto con la tensión sociopolítica que hoy se vive en los EEUU desde que Trump asumiera el mando, Spier confirma que no, The Division 2 no tomará una postura ni emitirá una opinión que pueda ser conectada con ese escenario.
No está de más decir que eso es una imposibilidad, y que al no tomar una postura o al esquivar dar una opinión se está haciendo exactamente lo contrario. Esa es la belleza de todo acto humano, que por naturaleza es político.
Pero según Spier, lo que quieren hacer es turismo postapocalíptico armado, ayudar a civiles y esas cosas. No vaya a ser que su shooter se convierta en un provocador de ideas.
Quizás, en el mejor de los casos lo de Spier fue una estrategia distractiva, y The Division 2 termina siendo una obra sonora y memorable, en vez de ese extraño bodrio que Far Cry 5.