Mientras escribo, Total War: Rome 2 está siendo sometido a un asedio de reviews negativas (lo que se conoce como una review bomb) en Steam. La razón es la adición por parte de Creative Assembly de generales mujeres.
La posibilidad de reclutar mujeres para liderar nuestros ejércitos es algo que está disponible desde marzo pasado, y parece que los reproches al estudio ya comenzaron por aquel entonces, pero la cosa terminó de explotar hace poco. Varios usuarios protestaron por la supuesta excesiva frecuencia con la que las mujeres aparecen en el juego inundando los foros de Rome 2, que en muchos casos derivaron en acusaciones señalando a los miembros de CA como SJWs, comunistas, feminazis y el tipo de insultos que estamos acostumbrados a oir cuando surgen este tipo de idioteces.
Ella McConnell, editora de contenido de la comunidad de Creative Assembly defendió la postura del estudio y señaló que quienes no están contentos pueden modear el juego para quitarlas, o buscar otro juego que sea de su interés. Transmitiendo las palabras de la dirección del estudio, aclaró que la franquicia Total War es “históricamente auténtica, no históricamente precisa”.
Para sorpresa de nadie, esto enardeció el espíritu de los quejosos, llegó a oídos de personas relacionadas a Gamergate y la ultra derecha y ahora hay una campaña que le exige a CA que despida a McConnell.
El reclamo, como no podía ser de otra manera, no tiene sustento. Varios usuarios del juego hicieron un análisis del código para ver si las quejas eran ciertas, y se encontraron con que tan solo un puñado de civilizaciones (que no incluye a Roma) tienen la posibilidad de reclutar mujeres para liderar sus ejércitos, e incluso en esos casos la posibilidad de que una mujer aparezca como candidata es del 35%. La única excepción es el reino de Kush, donde esta probabilidad asciende al 50%, pero esto obedece a una realidad histórica, como pueden leer en este interesante artículo de la Universidad de Pennsylvania compartido por Nathan Greyson de Kotaku.
Pero no importa, porque acá la cuestión es seguir construyendo murallas para alejar a las mujeres de la industria gamer, no vaya a ser que nos invadan y nuestra atesorada masculinidad se vea disminuida. Ay, que será de nuestra pobre testosterona.