Esta es una de esas historias que te tocan directo en el alma. Uno de esos relatos que magnifican a los videojuegos. Y, aunque el juego involucrado podría ser cualquier MMORPG, hoy los laureles se los lleva el mayor representante del género: World of Warcraft.
El hecho ocurrió en Noruega. Un joven con distrofia muscular de Duchenne, enfermedad que produce una deficiencia progresiva y rápida en los músculos y que conduce a la discapacidad física y muerte prematura, falleció a los 25 años y los padres descubrieron su vida paralela.
«En Azeroth, mi discapacidad no importa, mis cadenas se rompen y puedo ser quien quiero ser. Ahí me siento normal», decía Mats Steen, que bajo el nombre de Lord Ibelin Redmoore, recorría el mundo de World of Warcraft junto a un grupo de jugadores que se habían transformado en sus amigos virtuales. Ya que en la vida real todo eso le costaba un montón.
Cuando el muchacho murió y sus padres lo comunicaron en su blog, comprendieron la magnitud que tenía la existencia de Lord Ibelin Redmoore en la vida de Mat. La reacción de sus compañeros de juego fue emocionante. Algunos hasta asistieron al funeral, donde el padre dijo: «Durante sus últimos 10 años de vida, Mats jugó entre 15.000 y 20.000 horas (entre 1,7 y 2,2 años)»
Este tipo de historias trascienden. Muestran lo que los videojuego pueden significar para algunas personas. Y, por sobre todas las cosas, tiran por tierra el concepto de anti-social que muchas veces se les atribuyen. Larga vida a ellos.