Aislamiento, distancia social, barbijo, contagio, contacto estrecho, aislamiento de vuelta. En fin. Pasó tanto pero tanto en este último año que, si lo viéramos con una cierta distancia del asunto, pareciera cerrarse a un día que comienza una y otra y otra vez.
Lo cierto es que la pandemia nos encerró en nuestras casas durante gran parte de 2020 y nos generó un montón de cosas, quiero pensar que también permitió construir algo muy muy positivo, revalorizar o redescubrir algo que ya teníamos.
Y es ahí donde entran los videojuegos. Para muchos, me incluyo, más allá que jugar se ha vuelto parte de mi rutina hasta profesional, por momentos de hacer reviews y análisis varios, el hecho lúdico de agarrar un joystick y sentarme frente a una pantalla para recorrer un videojuego siempre ha tenido ese carácter de “válvula de escape”. Pues bien, en 2020 se intensificó constantemente.
Las constantes etapas de la cuarentena hicieron que tengamos que salir a encontrar formas de luchar contra la monotonía asfixiante de ver constantemente las paredes de nuestro hogar. Y por más allá que tuviéramos la posibilidad de salir a comprar algo, pasear al perro o incluso hablar con familiares y amigues por Zoom, siempre siempre volvíamos a ese lugar.
Los juegos aparecieron como una suerte de salvación a eso, incluso me animaría a decir que lo fueron más que otros entretenimientos audiovisuales, como las películas y las series. Esto se debe a que el carácter especial de los mismos, que hace que nos involucremos de lleno en esa experiencia, escapándonos, aunque sea un rato de la monotonía inusitada por el aislamiento preventivo y el distanciamiento social.
Si, obvio que una peli o maratonerarse una serie también puede generar eso, pero quizás ahí uno está más en una situación con el celular a mano y, por más que sea la mejor producción del mundo, ese escape no es tan contundente como el que ofrece un juego, al menos en mi caso (demás está decir que en este año también vi miles de series y películas).
Encontré muchas cosas positivas en lo que respecta a juegos durante el pasado año. Pude, por ejemplo, reencontrarme con títulos que había dejado de lado, vaya a saber uno por qué, me la pasé recomendando otros, cosa que de hecho continúo haciendo. Pero más allá de lo que me pasó a mi me parece que la pandemia generó un cambio en la industria.
Por un lado las empresas se vieron obligadas a rever su manera de hacernos llegar sus próximos lanzamientos. Si, los eventos presenciales dejaron de ser el ancla principal para estos anuncios, y ahora fueron cambiados por presentaciones virtuales, que aparecen de forma esporádica y en las cuales las Sony, Microsoft, Nintendo van buscando de qué manera poder darnos un vistazo a lo que se tienen entre manos.
Más allá que me parece que las empresas todavía tienen mucho que mejorar en este aspecto, el vuelco a lo virtual permite que no estén atados a apurar presentaciones y cosas para llegar a tiempo en E3, con todo lo malo que eso implica. Si, obviamente vamos a seguir viendo trailers que largan humo por todos lados y juegos que jamás saldrán, pero al menos de esta forma hay otros caminos distintos para presentar títulos.
Y ojo, tampoco puedo dejar de reconocer que la pandemia también ayudó a traer a un lugar de privilegio a los aspectos más rancios, retrógrados y repugnantes de nuestra industria, comunidades tóxicas de “ultra gamers” a flor de piel, amenazas de muerte a desarrolladores, review bombings por no estar de acuerdo con que una mujer LGBT protagonice un juego “para machos”, crunchs varios y papelones empresariales con lanzamientos de juegos por la mitad. En fin, todo lo que ya conocemos.
El año que pasó cambió la industria de los videojuegos, hizo que varios de sus componentes tengan que re acomodarse para pensar estrategias a futuro, los lanzamientos por ahora “tranqui” de Xbox Series X y PlayStation 5 dan cuenta de ello. En lo personal encontré cosas positivas en la manera de re conectar con los videojuegos. Esperemos que esta “nueva normalidad”, o como se llame, permita seguir por este camino y ayude a ir mejorando todo lo horrendo que tiene el mundo de los juegos.
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