Conocí Animal Crossing por primera vez en la E3 del 2019. En ese Nintendo Direct majestuoso, porque nos presentaron el primer avance de la secuela de Breath of the Wild, también mostraron el nuevo título de Nintendo Switch de la franquicia zoológica. Sí, EL juego, porque usualmente hay solo UN Animal Crossing por consola.
Sin que me llamase mucho la atención, decidí comprarlo; el 2020 venía bastante vacío en cuanto a anuncios de Nintendo y no parecía haber grandes propuestas en el horizonte (irónicamente) así adquirí New Horizons. La magia no tardó en aparecer.
Animal Crossing representa a la perfección y en un caricaturesco estilo Nintendo los problemas de la vida: una isla paradisíaca donde se puede hacer lo que quieras, pero hay peligros, hay que pagar las cuentas y no podés descuidar la isla porque se vuelve una jungla. Básicamente tu habitación en la vida real.
Esa capacidad de generar inmersión hace que el tiempo parezca transcurrir en un universo paralelo: pensás que jugaste 1 hora, pero ya estuviste toda la tarde. Cuando creés que terminaste el juego y ya le dedicaste sus 90 horas, te esperan otras 410 extra para que seguir descubriendo el mundo. Parece una adicción.
Es que la experiencia es tan natural que resulta muy sencillo perderse en ella. Incluso las situaciones más estresantes de Animal Crossing son relajantes en comparación problemas diarios de nuestra vida. Y esa vía de escape que presenta, es lo que lo hace único.
Siempre hablé de “el juego” en vez de “New Horizons” porque Animal Crossing es Animal Crossing. No importa la versión o la consola, como casi todas las franquicias de Ninty, la saga se va reinventando y está en un constante “remake” todo el tiempo. Es muy difícil que no te guste una entrega si te gustó la anterior ya que suelen partir de la la misma base, mejorando y complementando situaciones para que sean mejores.
El secreto del éxito de la saga se esconde tras esto: el amor al usuario es eterno. No hay DLCs pagos, hay actualizaciones gratuitas cada uno o dos meses llenando de contenido y creando una comunidad que incluso generó su propia pagina web de compraventa de inmuebles o una bolsa de comercio de nabos ingame
“El enfoque que adoptamos en Animal Crossing es agregar un poco de la esencia local de diferentes países, con el objetivo de que los jugadores en la mayor cantidad de regiones posibles puedan encontrar esa sensación particular de felicidad, que proviene de hacer algo con lo que ellos están familiarizados en sus vidas reales” le dijo Aya Kyoguku, la directora de la franquicia al medio español La Vanguardia.
Y por último, ¿qué le espera a Animal Crossing a futuro? New Horizons fue un punto de inflexión muy fuerte. Falta ver el próximo reporte de accionistas, pero con más de 30 millones de unidades vendidas es uno de los juegos más vendidos de una de las consolas más exitosas de la marca japonesa, eventualmente sólo por detrás de Mario Kart 8 Deluxe.
Nintendo tiene algunas franquicias por las que suele apostar un poco más y que se convirtieron en las “clásicas”. Pokémon, Mario, Zelda, Kirby, etc… Estas sin duda subieron al podio pre-era3D. En la Nintendo 64 se sumaron algunas muy importantes como Super Smash Bros. o los Mario de deportes. Después de esa consola, a Nintendo le costó generar ese engagement con franquicias que quizás haya encontrado en alguna situación como el caso de Pikmin. Ahora podemos decir que esta generación Animal Crossing se sumó a ese podio.
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