¿No les pasa que cada cierta cantidad de tiempo les da ganas de volver a jugar un videojuego clásico?.
Desempolvar la Family Game, un Sega Genesis, o la consola que hayan tenido de chicos y haya sido su comienzo como gamer.
Siendo un jugador de 30 años, me crié con el Atari de mis hermanos mayores, la Family Game, el SEGA y la PlayStation 1. Cada una de estas consolas tiene un lugar en mi corazón. Y esta nota al recuerdo apunta a esas personas que todavía no se desprenden de sus orígenes.
Apagar la consola porque se recalienta el transformador. Soplar los cartuchos flasheando que eso lo hace andar. Ojo, no cuestiono el resultado, eso lo hacía funcionar. ¿Coincidencia?, ¿Hechicería?. Jamás lo sabremos…
Dejar la consola encendida y el televisor apagado así nadie se daba cuenta que dejaste el juego en pausa, pos claro, guardar partida quien te conoce. Se apaga y se arranca de cero (5to mandamiento del gamer)
Agarrar un CD/DVD y frotarlo en la remera o la cabeza para que “friccione” y así lo lea la compactera ¡¿WTF?!
Acordarse 24 caracteres en japonés DE MEMORIA para un password, por el amor a Buda, hoy en día no sé ni mi documento con tanta facilidad al alcance de la mano.
Estas son algunas de las dificultades con las que convivimos muchos años los que ahora llamaré, Retro Gamers.
Estas “mañas” que teníamos eran el folklore diario cada vez que uno se sentaba frente a ese televisor de tubo radioactivo de 14”. Pero se hacían con gusto con tal de agarrar el joystick y meterse en un mundo de 8/16 bits un par de horas.
Algunas cosas les pueden parecer un chiste, pero las hacíamos convencidos porque el que nos vendía o alquilaba los cassettes nos lo sugería. Y quién era yo para cuestionar la palabra santa del vendedor de videojuegos.
A mi parecer varios juegos retro tienen una complejidad mucho más alta que la gran parte de los títulos que nos presentan hoy en día.
Quizás por el cambio de enfoque, la ansiedad y espontaneidad que se buscan en los fichines de hoy, me refiero a Battle Royales, Shooters, deportes y demás géneros que tienen partidas “cortas”.
No piensen mal, con esto no digo que sean mejores ni peores, no es a modo comparativo, solamente recalco que hace muchos años atrás con menos recursos crearon historias y personajes ETERNOS: Mario Bros, Sonic, Zelda, Final Fantasy, Monkey Island, entre otros más.
Como anécdota que salió publicada en muchos medios hace tiempo. Pusieron a varios “cracks” de Fortnite a jugar al Contra y no pasaron el nivel 1.
Adesso, volviendo al presente, en la última década presenciamos narraciones dignas de películas, musicalizaciones creadas por los mejores compositores del mundo de la música, y gráficos que hacen pensar que la realidad no es tan real como imaginamos.
El 2021 no es la excepción, arrancó con una manija y variedad de juegos increíbles en el calendario.
La parte “mala” es que no todos pueden acceder a una consola y luego comer arroz por 3 meses o comprarse la última placa de video para llegar los exuberantes requerimientos que piden.
Para quien no posee una moneda estable, nuestro caso en Argentina, se complica estar a la altura de la demanda por los precios de la tecnología. Entiéndase que está caro hasta el kilo de tomates, no solo la high tech.
El cambio generacional en cuanto a desarrolladores y gamers es algo abismal, han avanzado 1000% en todos los aspectos que conlleva un videojuego, desde el game design hasta los créditos son perfectos. Cada vez estamos más cerca de la inmersión total dentro de un videojuego, lo cual me asombra y asusta un poco a decir verdad.
Hubo muchos puntos bisagra en la historia de los videojuegos. El pasaje del Family Game a SEGA fue una locura a nivel desarrollo. Pasar de 8 bits a 16 bits fue algo que voló pelucas desde 1988, su lanzamiento en Japón y el 1989 su comercialización en Norte América.
Otro fue la aparición de la PlayStation 1 en 1994. Revolución que hasta el día de hoy con cada nueva consola de la empresa se espera con una ansiedad que no es sana.
En este proceso, y a mi parecer, hubo muchos títulos clave para el desarrollo y avance de los mismos:
La creación del Tennis For Two en 1958 llamado el primer videojuego en el mundo. PONG considerado como el más importante de los juegos modernos, en 1972 debido a su comercialización, Space Invaders en 1978, pasando por PAC-MAN en 1980. La magnífica aparición de Super Mario Bros en 1983. Street Fighter cambiando los parámetros de pelea en 1987 y HALO en 2001 con la inmersión en un mundo espacial nunca antes visto.
Por supuesto que hay muchos más y va en la perspectiva de cada Gamer.
Pero por más avance y excitación que nos den las nuevas aventuras siempre está el ratito entre amigues para un Ice Climber. O por qué no, un torneo a muerte de Battle City.
Cuando llegó a nuestras vidas el multitap para PlayStation 2, y se podía jugar de a 4 jugadores con la pantalla partida, fue un mind blowing zarpado. Dividiendo la pantalla con cartón o escondiendo los joysticks para que no sepan para donde apuntamos era moneda corriente y nadie se quejaba. Por el contrario, si le errabas un gol o te matabas le echabas la culpa al control, fija…
A todo el mundo, y me incluyo, le fascinó la musicalización de Gustavo Santaolalla en los juegos de TLOU porque creó algo magnífico. Sin embargo, no te escucho “cantarla” a todo volumen como la del Mario o Sonic mientras te bañas, seguro (?).
Con formas muy limitadas para desplegar su obra en un videojuego, los músicos de la época se las ingeniaron para regalarnos melodías más pegadizas que el reggaeton del momento. Trascienden el mismísimo tiempo.
Ese sonido chiptune fue y es algo fantástico, algunas obras son más complejas que otras, por supuesto. Pero eso no le quita mérito a ninguna. Recomiendo escuchen el theme de Aladdín de SEGA en el escenario que vas en la alfombra. Es sublime. Contiene más de 4 juegos de vientos, violines y violoncellos que van in crescendo, y la percusión de los tambores pisando fuerte con cada latido.
Por qué digo que ES algo fantástico, porque hay músicos que aún hacen chiptune en la actualidad que la rompen, como nuestro querido compatriota Tony Leys, al cual deben escuchar, es una orden.
Me considero un fanático de los videojuegos retro, creo que quedó claro, y no tiene nada que ver con que no me de la PC para jugar a 60fps un CoD o el último Assassin’s Creed, sino en no hallarme con la moda survival que presentan muchos estudios en estos años. O estar 45 minutos en una partida de LoL para que después termine rompiendo el núcleo un creep neutral. Sin hablar de los haters, que están en todos los juegos, sin excepción.
Prefiero mil veces romperme el cerebro usando el pensamiento lateral para resolver un puzzle del Monkey Island, o intentar 6 veces la brutality de Cyrax en el MK3 antes que estar 15 minutos corriendo en un mapa tirando tiros para todos lados. Es cuestión de gustos, claro está.
Esta nota, aunque parezca y sea comparativa en muchos aspectos, es más que nada una invitación a que vuelvan a jugar con los videojuegos de sus comienzos, a ser pequeños y a encontrarse con esos personajes que tantas alegrías les dieron.
Si son jóvenes preguntenle a sus padres o hermanes a que jugaban ellos y traten de conseguirlo. Hoy en día existen emuladores para TODO, y hay lugares donde se pueden comprar esas preciadas consolas a un precio alcanzable sin vender ningún riñón. (Púdrete PS5, venga ese Sega Génesis).
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La ilustración de portada por Maru Mendez