En mayo se celebró en Berlín, Alemania, la edición número 13 del festival A MAZE, y Press Over estuvo ahí por primera vez cubriendo los cuatro días super extensos de expo. Por lo que voy a tratar, porque va a ser dificil, de sintetizar lo que fue el evento y la experiencia. ¡Aquí voy!
Primero, ¿Qué es A MAZE?. Porque seguramente conozcan la Gamescom de Alemania, pero A MAZE va por otro lado. “Games and playful media”, dice el cartel, cosa que queda horrible traducir como “producciones juguetonas”. Pero bueno.
Podríamos decir que es un evento de arte experimental, de los más importantes del mundo (sino el más). Y digo arte experimental, y no juegos, porque aunque el 90% son videojuegos, también hay algunas otras cosas pasando, como música, performances y bailes. Algo así como sucedía con Game On! El Arte en Juego en Argentina.
Conozco el festival desde hace muchos años, siempre lo miré con ganas. Pero el año pasado mi amigo Stuffed Wombat estuvo nominado a los premios con PRODUCER 2021, y varios amigos en común hicimos una “watch party” para ver los premios en directo por llamada e hinchar por él.
Y mientras veía toda la transmisión, tuve una epifanía. Claro, ahí es a donde tenemos que estar. Ese es EL lugar para los juegos que me interesan. Por lo que apenas terminó la transmisión, llamé a David Marchand y Fede Cardi de mi estudio Cuatro Assets (ex Matajuegos), y les dije: “El año que viene exponemos en A MAZE. No sé qué juego, cómo o con qué plata, pero vamos. Tenemos un año para planearlo”.
Un año más tarde, nos presentamos con Cuando Vuelen y, efectivamente, quedamos seleccionados para la parte de Open Screens. De repente tenía que comprarme pasajes carísimos. Ja, quizás no planee esto tan bien, ¿eh? Y como no podíamos con nuestro genio, además participamos de la jam del evento, así que expusimos un segundo juego en el festival, Bauti’s Rich Diet.
Pero volvamos al A MAZE
La expo consiste en cuatro días super cargados de cosas para hacer, para mirar, para jugar. El primer día, miércoles, empieza a las 18 horas, pero los tres siguientes empiezan a las 10 de la mañana, con cosas en la agenda hasta al menos las 2 de la madrugada.
Y digo “en la agenda”, porque aunque terminen de tocar los DJs y bandas, el bar del after sigue abierto, y había gente que se quedaba hasta el amanecer. Por suerte, apenas llegué a Berlín el amigo que me hospedaba me advirtió algo que me serviría para encarar el evento: “Acá en Berlín pasa todo, todo el tiempo en todos lados, para siempre jamás. Acá no existe el FOMO (miedo de perderse cosas). Siempre te vas a perder algo, pero siempre vas a poder hacer otras cosas igualmente geniales”.
Dos de los shows musicales de @AMazeFest. Uno en Panke, el boliche de las fiestas de after, y otro en el escenario principal. Y una foto del show de apertura, con un pianista y una violinista tocando música clásica.
genau genau genau genau genau genauuu 🙌🎵🧑🎤 pic.twitter.com/HNcCsyOIpU
— Mer Grazzini (@MerGrazzini) June 22, 2024
A MAZE era así. Si te perdías una charla, seguro era porque te habías quedado charlando con alguien genial en un pasillo; si no estabas para el picnic, era porque estabas viendo un espectáculo buenísimo. Y seguro había otra cosa interesante para hacer más tarde. Por lo que diría que esto también es una buena actitud de vida. Tan es así, que mirando las fotos y videos oficiales dos meses más tarde, me vengo a enterar que había un escenario más que nunca me crucé.
El primer día abrió con un concierto de música clásica, con un pianista y una violinista. Pasado el show y las palabras de apertura de Thorsten Wiedemann, el director creativo, empezó la locura.
Un predio enorme, con salones para los talleres, de cara a un jardín hermoso y primaveral para hacer picnics y sentarse en ronda con otra gente. Entrando al edificio, casi todo transcurría bajo tierra, con un par de salones enormes con juegos por todos lados para probar, y un escenario donde se hacían charlas y espectáculos. Habían algunos salones especiales, la sala de GAIA, el encuentro de curadoría, que tenía puffs, música suavecita y algunos snacks.
También había un espacio muy grande para los juegos de controles alternativos, y una pieza con luces y escenario para hacer entrevistas, donde también estaban expuestos los juegos de la jam. Y al lado del escenario, un lugar con puffs y unas “lámparas” colgantes que se movían y respondían a la gente sentada en los puffs; una instalación interactiva y bastante hipnotizante; más el escenario que solo vi por fotos al fondo del patio.
La característica de A MAZE es que los juegos expuestos son experimentales, entonces, todo es rarísimo. Y si bien se ven increíbles visualmente, son estilos diferentes a los que estamos acostumbrados.
Sigue el recorrido a A MAZE. La parte de juegos alt-ctrl y gente jugando uno de los dos juegos que expusimos con @DavTMar y Fede Cardi 🙂 pic.twitter.com/YPLiPRWAKp
— Mer Grazzini (@MerGrazzini) June 22, 2024
En la parte de controles alternativos, uno de los más aclamados era un juego para atrapar fantasmas en VR pero sin usar el casco. Sólo moviendo los joysticks para encontrar los lugares en donde “el fantasma” los hacía vibrar. Había un skate frente a una pantalla y te tenías que poner lentes 3D de esos rojos y azules para jugar.
Robin Baumgarten presentó la evolución de Line Wobbler, (que conocemos en Argentina porque Robin les regaló una copia a Videogamo y está en todas las fiestas arcades). Se llama Hyper Wobbler y es un dodecaedro en cuyo interior corren montones de tiras de led sobre las aristas, y tres jugadores tienen que mover sus puntitos por adentro.
Los juegos más tradicionales también se veían increíbles. Me llamaron especialmente la atención 30 Birds, una aventura gráfica con minijuegos musicales y los dibujos más hermosos del condado.
Por otro lado, Marshmallow Mystery proponía un juego de investigación cooperativo con realidad aumentada sobre un mapa del que te regalaban una copia para que pudieses jugar con tus amigos.
También estaba From The Main Square, una experiencia en VR de Brasil, donde ves un mismo espacio con el pasar de los años, las colonizaciones, el “progreso” de la civilización, las dictaduras, las guerras, la violencia. Muy impactante. Aunque la verdad, habían tantos juegos hermosos que nombrar sólo un par se siente injusto.
Diría que miren la lista de nominados y de la expo Open Screens porque hay uno mejor que el otro.
Además, había montones de charlas y talleres, de todo tipo. El argentino Fernando Ramallo presentó su motor de creación de juegos (una suerte de Bitsy 3D muy intuitivo), habían charlas sobre motores alternativos, sobre diseñar juegos para encuentros BDSM, hacer controles de cartón, la importancia de los sindicatos y las cooperativas, narrativas interactivas, bailes de K-pop, comics y fanzines, efectos de sonido… Y las conocidas Hyper Talks, que duran sólo 5 minutos, y donde nuestro Pablo Quarta ayudó a coordinar.
De esas charlas, hubo sobre proyectos de arte, sobre representación, sobre motores de diseño, y una sobre audio que consistía en montones de grabaciones de ruido de lluvia en diferentes intensidades y sobre diferentes superficies.
También actividades, una performance de baile donde podías “controlar” a los bailarines, varias sesiones de juegos multiplayer, teatro en VR, y el chileno Nico Valdivia Hennig (nominado a los premios) dio una charla sobre hacer juegos como proceso de estudio, en este caso sobre teorías de-colonialistas en Latinoamérica.
Mientras, un par de mis amigos se pasaron media tarde en una sesión de LARP (rol en vivo, en un espacio grande donde podías caminar y correr) que los dejó fascinados, y uno de los cierres fue un show de marionetas que rapeaban (en un momento los titiriteros aparecían y rapeaban sin sus muppets). La mejor manera de cerrar un evento así, con tantísimas cosas diferentes. Y eso que no nombré ni la mitad.
Obvio que el @AMazeFest iba a terminar con un show de títeres que rapean. Por supuesto. Amo este evento. pic.twitter.com/m7LMFccg4Y
— Mer Grazzini (@MerGrazzini) June 22, 2024
Cada día terminaba con una fiesta en un sitio super trashy y punk llamado Panke, con bandas, DJs, y juegos para jugar dentro de local. Como Line Wobbler. Aunque yo generalmente me quedaba afuera, en el gran patio rodeado de edificios de oficinas y a un túnel de distancia del canal, donde habían montones de personas para charlar.
Algo divertido de A MAZE es que van personas de todo el mundo, se sentía como andar por los pasillos de la torre de Babel, donde, aunque el idioma que predominaba era el inglés (y en ese idioma estaban todas las charlas), podías escuchar grupos hablando en montones de otras lenguas. Y como nos sabíamos todos forasteros, había una suerte de permiso de ponerte a hablar con cualquiera.
¡Y me olvidaba! El último día hubo una feria de emprendedores locales, vendiendo llaveritos, stickers, camisetas, con ilustraciones propias. Realmente habían cosas para todos los gustos, y para diferentes niveles de energía. Podías ir a jugar, o mirar un espectáculo o charla, bailar o sentarte un rato al solcito y charlar en un ambiente silencioso.
La verdad fue una experiencia increíble, y como decía al principio, siento que no pude hacer ni el 10% de todo lo que había. Sin embargo, viví montones de cosas, jugué montones de juegos y sobre todo, conocí a un montón de gente hermosa y talentosísima. ¡Cierro la nota prendiendo una velita para poder volver el año que viene!
Hilo de fotos de @AMazeFest para ilustrar la nota de @PressOverNews !
Un poco del predio general donde pasaban las cosas: pic.twitter.com/c9UHbQnmkH
— Mer Grazzini (@MerGrazzini) July 22, 2024