Entre nuevos personajes que se meten directamente a nuestros corazones y una trama contundente que me arriesgaría a decir que es la más compleja desde la Nintendo GameCube en lo que respecta al fontanero, el nuevo juego de la franquicia se renueva completamente y abre un paradigma curioso en el mundo de los videojuegos.
¿Es posible cambiar todo lo que se hizo bien en una franquicia y aún así seguir manteniendo la esencia? Definitivamente Paper Mario: The Origami King tiene un contundente sí cómo respuesta a esta pregunta.
Antes de empezar, recapitulemos un poco. La franquicia de Paper Mario da a luz de pura casualidad. Planeado como secuela del exitoso Super Mario RPG (año) de SNES, el juego nunca se desarrolló cómo estaba previsto ya que Square Enix decidió irse con Final Fantasy VII a la primera PlayStation y Nintendo le termina dando el desarrollo a Intelligients System.
Así y todo, el trabajo terminó siendo impecable, tanto Paper Mario (2000, Nintendo 64) como su secuela Paper Mario: The Thousand Year-Door (2004, Nintendo GameCube) fueron éxitos absolutos que se guardaron en lo más profundo del corazón de muchos gamers de aquellos tiempos.
Sin embargo, al creador de Mario algo le hacía ruido. La franquicia era muy compleja, aparecían personajes nuevos que ocupaban espacio en la trama y cada vez lo sentía más lejos de la esencia de Super Mario Bros. Por eso, Shigeru Miyamoto le pidió al estudio que de ahora en más no usaran personajes nuevos y que las tramas no se fueran por las ramas.
Por este motivo, la franquicia de Paper Mario cayó en un pozo del que le costó un montón salir. Primero resbalaron con Super Paper Mario (2007), que cumplía pero era muy distinto, después se cayó con Paper Mario: Sticker Star (2012), y Paper Mario: Color Splash (2016) no logró remontar. Así, paradójicamente, la franquicia que tan exitosa fue en las consolas menos exitosas de Nintendo, empezó a desarrollar juegos no tan buenos para las mejores consolas (siempre saquemos a la Wii U del mapa, claro).
Desde el trailer, The Origami King nos mostró que el estudio aprendió de sus errores y no iba a seguir más la bajada que había dado Miyamoto (NdE: ¿estás cuestionando al señor videojuegos?). King Olly debuta en el universo del fontanero dispuesto a convertir todo en un Origami. Sin embargo Olivia, su hermana, se pondrá de nuestro lado y será la compañera de aventuras necesaria para poder detener al maligno niño mimado (ese flequillo lo dice todo).
Nintendo, vaya uno a saber por qué, quiso que la franquicia no sea más un RPG como los primeros, y es desde ese momento que a los desarrolladores les cuesta explicar a qué genero pertenece el juego, aunque todos terminan coincidiendo en una palabra: aventura.
Sin ser un open world, el mundo tiene una amplitud y libertad que a muchos open world les falta. Se siente una aventura completamente, sumergiéndonos en una historia calurosa en pleno desierto y al rato en un océano eterno. Y después, cuando te querés dar cuenta estás metido en una jungla. Nada está forzado y las transiciones no se diferencian bien, porque la aventura te lleva de la mano en todo momento.
Esa llevada de mano tiene características muy visibles, como el personaje de Olivia, uno de los personajes más carismáticos que me tocó encontrar en un juego de Mario. La historia es exquisita, en varios puntos me dejó al borde del llanto y mentiría si al final del juego no se me escapó un lagrimón. Vale la pena cada segundo y las escenas en los cafés son majestuosas.
El juego tiene una fuerte construcción de guión con humor puro y sano como pilar fundamental. Y algo que viene haciendo Nintendo y acá se nota mucho, es que sus textos están armados para fomentar la inclusión, con un mensaje hermoso y super natural.
Quizás el talón de Aquiles de The Origami King sea el cuestionado sistema de combate, con criticas más subjetivas que objetivas y con fantasmas provenientes de sus primeras entregas RPG. La idea es, básicamente, resolver un puzzle circular y acomodar en diferentes patrones a los enemigos. En caso de resolver bien el puzzle, Mario ataca y gana el combate. En caso de resolverlo mal, el oponente tiene su turno de atacar y hacernos daño. Una buena manera de transformar el combate tradicional de los RPG en un rompecabezas. Maravilloso.
El problema es que no evoluciona en ningún momento. Es exactamente el mismo puzzle desde la pelea con el primer Goomba hasta que nos enfrentamos al último enemigo del juego. Volviendo una gran idea en una mecánica que cae en la monotonía.
Si, es cierto, hay mecánicas que pusieron para evitar esto. Mario va ganando más capacidad de vida a lo largo del juego y eso le da fortaleza, haciendo que si le pegas a un enemigo menos fuerte que vos directamente lo matas y no tenes que entrar en combate. Pero siento que ese truco no está bien aplicado y sólo se utiliza para los Goombas que dejan de ser un enemigo importante después de las tres o cuatro horas de juego.
No obstante, uno de los puntos más fuertes del juego son lo difíciles y exquisitas que son los enfrentamientos con los bosses. Es increíble como cada uno tiene su propia mecánica y sus distintos puzzles a resolver, a tal punto que algunas peleas las tuve que repetir varias veces. Ni hablar del boss final, dónde casi dejo los brazos. Sin dudas, uno de los puntos más altos de la aventura.
Ahora bien, ¿si no hay puntos de experiencia, cómo puede ser un RPG? ¿Qué es lo que te impulsa a pelear? En The Origami King todo se maneja con las monedas. Si necesitas más tiempo para resolver un puzzle, hay que pagar. Si necesitas ayuda, hay que pagar. Si necesitas items, hay que pagar. Para desbloquear ciertos coleccionables, hay que pagar. Así que sí, si querés completar el juego al 100% y que no te sea imposible pelear con algunos bosses, vas a tener que grindear, aunque con las peleas de la historia seguramente te alcance.
El juego tiene un alto contenido jugable como Nintendo nos acostumbró en los últimos años. Sin detenerse más que para hacer la historia principal, el juego me llevó entre 26 y 30 hs para terminarlo. No obstante, en cada mapa hay agujeros a reparar, toads que rescatar y bloques secretos a descubrir. Cuando cumplís esos tres objetivos, te marca el 100% del mapa y así podes hacer todos los del juego.
También hay unos tesoros coleccionables (más de 120 seguro) que están perdidos en cofres alrededor del mundo y si querés podes encontrarlos. Estimo que completar el juego al 100% lleva entre 50 y 60 hs, que es una buena duración que no se siente forzada en absoluto para un juego Triple AAA.
Así que sí, Paper Mario: The Origami King es la reinvención final de la saga, una de las mejores aventuras del fontanero. Nintendo, por algún motivo, no quiere que la franquicia sea un RPG. No vamos a volver a juntar las Seven Stars ni encontrarnos con The Thousand-Year Door. Paper Mario está decidido a cambiar todo lo que hizo bien de entrada pero, aún así, seguir siendo Paper Mario.