Ningún hombre está deconstruido.
Con ésta máxima comienzo una serie de párrafos por la cual espero no menos de un insulto a mi hombría, cuatro acusaciones de aliade y quizás seis o siete señalamientos por “las ganas de ponerla”. Menos que eso me defraudaría en mi capacidad de armar controversia.
Continúo: ningún hombre esta deconstruido e intuyo, que nadie lo está ni lo estará nunca.
¿Significa esto que estamos condenados? Es probable. Pero no tienen idea de lo que era hace 30 años. Y mucho menos lo que era hace 50.
«Esto sólo pasa por marketing»
Pues bien, todo es un camino. No se milita para ver los resultados en tanto muchos de estos son contemporáneos a la lucha en sí. Hace 20 años jugábamos al Counter Strike en el cyber a dos cuadras del colegio y el chat era un muestrario de todos los lugares comunes del racismo, la misoginia y la discriminación. Uno tendería a imaginar que la evolución nos hace personas mejores, más empáticas. Sin embargo, abrir un chat in-game de cualquier videojuego online significa exponerse a exactamente lo mismo porque ser así no tiene que ver con una cuestión etaria.
Con el paso del tiempo y la tendencia mundial a movernos a lugares menos horribles y potencialmente menos discriminativos, las grandes empresas de videojuegos han incorporado amplias reglas de moderación para prohibir esa clase de comportamiento online en orden de generar una experiencia inclusiva. Lo deseable sería que fuera por auténticas ganas de MEJORAR. Lo que existe es una legítima posición de marketing.
Si son “leales” con el fandom original, se tienen que conformar con cinco hombres adolescentes blancos cis.
Si en cambio adoptan medidas para ser inclusivos y copados, van a contar con tres de esos pibes blancos que van a fumarse las nuevas regulaciones porque aman el juego, pero aparte van a potencialmente sumar a cinco hombres gamers de otras etnias, dos chicas gamers que están buscando un lugar donde jugar tranquilas libres de acoso y bullying, y capaz los stremea en Twitch una persona no binaria y se ganan un par de videos expositivos en Youtube sobre “Videojuegos del Bien”.
A esto apuntan las empresas. La inclusión les sirve.
Pero claro que la inclusión les funcione y que la inclusión sea lo que está BIEN no son proposiciones que van de la mano.
La empatía con todes se muere al momento de que los balances digan otra cosa. Y es exactamente por eso que no podemos dejarle a las corporaciones la responsabilidad de hacer que todes se sientan incluides.
Los tiempos cambian
Ahí es donde entramos nosotros, los gamers hombres hetero cis que nunca vamos a estar deconstruidos pero al menos tenemos la intención de ser mejores de lo que somos.
La decisión bastante unánime de que los cambios individuales suman es evidentemente una acción de esas mismas corporaciones en rechazo de las acciones colectivas y a la idea de que un “Puño cerrado” es mucho mas fuerte que las partes que lo componen. Por supuesto que en principio, el cambio personal es importante, pero no invitas a Michael Phelps a nadar en tu piscina olímpica de mierda porque echaste dos gotas de cloro.
Estamos en presencia de “La Filosofía Capitalista de la Bolsa de Tela”. La bolsa de tela es mejor que la bolsa de Nylon. Sin embargo, la decisión de que todos tengamos bolsa de tela implica que los supermercados pueden eliminar las bolsas de nylon de su planilla de costos y sumar ENCIMA la bolsa de tela a sus productos a la venta. Es algo que está “bien” (marginalmente, dado que desconocemos el impacto de las nuevas bolsas, que industrias afecta, y etcétera…) pero por las razones equivocadas. Es también aplicable a los sorbetes y otras políticas adoptadas por el sector empresarial que indudablemente son más un beneficio para esas mismas empresas que una ganancia para la humanidad en pleno.
Somos muches les que llamamos a la concientización desde las redes sociales y los medios especializados. Se han escrito miles de páginas mucho mejores que estas al respecto. Sin embargo, hay una resistencia a la mejora. Incluso más que una resistencia o defensa. Hay un ataque.
El mundo está bien provisto de personas que piensan que hay castas y que éstas no se superponen. Que hay mejores y peores. Que los videojuegos fueron, son y serán una “cueva de hombres” (blancos, cis) y que hay una conspiración internacional para que eso se termine porque “está de moda” ser inclusivo.
Estas personas, o gamers con déficit de cariño, opinan que el universo de los videojuegos no existiría si no fuera por su esfuerzo mancomunado durante décadas. Se los puede encontrar casi en cualquier fandom nerdo: los comics, Star Wars, Game of Thrones, el rol de mesa. En lo que se les antoje. El problema es que todo está bien afirmado sobre la amplia espalda del patriarcado.
¿Qué tan deconstruido es RIOT si bannea a loleros tóxicos de su videojuego mientras permite, avala y hasta promueve prácticas laborales del medioevo en sus oficinas? Todavía no cayó la denuncia pero en algún momento va a aparecer una dev diciendo que el mismísimo Brandon “Ryze” Beck quiso reinstaurar el Prima Nocte.
De vuelta, en manos de las corporaciones, no hay avance: hay marketing.
Hace 20 años no había una resistencia a este descontrol, hoy es correcto decir que la resistencia (aunque con ataques coordinados como el GamerGate) está del otro lado. Sin embargo, es con muy poco que se genera esa intransigencia. Casi nada.
Individualismos que dañan
Veámoslo con la mayor chance de honestidad: incluso los menos tóxicos de nosotros hacemos realmente muy poco. Mi caso particular es un caso testigo (¿?): el único videojuego online del cual participo con cierta regularidad es Warframe, cuya comunidad es casi un bastión de lo que es la buena conducta y la inclusión. Los chats están divididos por “Comercio”, “Región”, “Clan”, todos moderados activamente. Ya sea por una actitud noble o por sincero miedo, no hay interacciones negativas, bullying, o acoso. O me corrijo, sin duda debe haber, porque existe en todo ámbito, no obstante, no es presente, ni evidente. A la vez, ¿quizá sea más peligroso? Imposible de determinar.
En cualquier caso, del más tóxico al menos, es indudablemente pasiva la actitud del individuo ante el bullying hacia otres, o del acoso y maltrato hacia la mujer gamer.
El rol nuestro debería ser activo sin ser protagonista (como tal vez, algunes acusarían a estos párrafos); diligente sin hacer un show de eso.
Son más los casos de silencio ante el acoso que las renuncias o denuncias masivas. Y es peor, y es más hipócrita, que estas renuncias solo surgen cuando los casos de abuso salen a la luz, como ese que huye del chat de Whatsapp después de un escrache pero no por repudio, sino por pavor a quedar pegado como cómplice.
El universo del gaming (y de los nerdos) está plagado de esos personajes que le ponen un rostro al mundo que no es el que tienen en la realidad donde ¿el temor a la soledad? hace que sus actitudes sean falsas y viperinas. Donde las amistades se mantienen no por la cercanía ideológica o el rechazo moral a procederes y comportamientos, sino por el grado de exposición al escándalo.
A esos personajes, pretendidamente “aliades” también hay que señalarlos porque en esencia, tal vez no sean peores que los acosadores, abusadores y bullies de las redes y los videojuegos, pero son quienes los ratifican mientras no hay un escrache de por medio. Porque ese individualismo que nos exigen para el cambio total, es el mismo que se transforma en redes de acoso mientras no existe una organización colectiva para denunciarlo. En la teoría liberal papafrita, el individuo se regula solo y esa regulación es todo lo que importa.
En la vereda de enfrente le pusimos un nombre mas simple: conveniencia.
Una lista sencilla
Cada uno ser mejor, ser mas empático y menos tolerante a la discriminación, al acoso, y al maltrato es una respuesta noble. La respuesta necesaria es que todos los hombres blancos cis nos pongamos de acuerdo en varios ítems:
- Hacerles perder plata a las desarrolladoras que no tengan un rol activo en exhortar el trato inclusivo, consecuente y no marketinero en su modelo de negocios, en sus instalaciones y con su comunidad. Los youtubers y streamers famosos que cartelean cada dos por tres su insigne personalidad deberían liderar la cuestión. Como formadores de opinión que son, podrían lograr en un ratito que sus propios espectadores modifiquen sus actitudes online.
- Rechazar participar en clanes, escuadrones, equipos de eSports y organizaciones con personajes con personalidades tóxicas. Promover que esos clanes, escuadrones o equipos fomenten interna y externamente políticas de trato igualitario y no discriminatorio para con minorías, mujeres, personas no binarias, trans y básicamente toda persona que participe de su hobby.
- Denunciar a los equipos que privilegien la competitividad por sobre el trato. No son pocos los equipos que encubren a un abusador porque es “bueno en lo suyo”. Esto pasa en todas las esferas de la sociedad, es por ende lógico que suceda en los planos mínimos de forma mucho mas asidua y de manera aún mas injusta.
- Hacer todo esto sin poner el acento en LA DENUNCIA sino en LO DENUNCIADO. Cuando se hace énfasis en lo primero, las cámaras se enfocan en el hombre blanco con complejo de héroe y se desvía la atención de la situación a solucionar.
Estos, concluyo, que son los primeros y mas sencillos pasos. Los que son simples de dar. El “gateo” de una organización social que milite por la situación de aquellos que no son UNO que nació con todos los privilegios posibles.
En el mundo hay muchísimas situaciones de injusticia, y los que tenemos el privilegio de ver esas situaciones a través de la ventana tenemos la obligación de juntarnos, escuchar a los vulnerados y actuar en consecuencia.
Esta nota por ejemplo, la pidió la editora mujer de Press Over a algún hombre del staff de redacción. Mi complejo de héroe (¿?) me llevó a ofrecerme a hacerla. Sé bastante bien que tras leerla muchos podrían detestarme. Sé muy bien también que –por mis privilegios- eso me va a afectar muchísimo menos que a otres.
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La ilustración de portada por Maru Mendez
Ahora con lo del bleep quizá sea un poco más tolerable jugar online, pero bueno, realmente es muy desagradable saber que la gente en pleno 2021 sigue diciendo semejantes barbaridades.